Un nuevo patrón
Cuando ponemos nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios, tal como cada uno de nosotros lo concebimos, tenemos un nuevo patrón. De ahora en adelante trabajaremos primero que nada para nuestro Poder Superior.
Antes, quizá estábamos motivados por el egoísmo, por el deseo de poder personal, de prestigio y de superioridad. Como éramos el número uno, usábamos nuestro apetito para servirnos, con el inevitable resultado de que ninguna cantidad de comida, de sexo o de riquezas materiales era suficiente. Dios no nos creó para que nos satisficiéramos; nos creó para servirlo a Él.
El recobrar ese sentido de servidores puede llevarle tiempo a aquellos que han pasado muchos años tratando de gratificar sus propios deseos. Necesitamos hacer con frecuencia una pausa todos los días para pedirle a Dios su guía, de modo que el trabajo que hagamos, las actividades que disfrutemos y los pensamientos que tengamos lo sirvan a Él. Bajo Su dirección se desarrollan nuestros talentos y habilidades, y nuestros apetitos sirven a Su propósito.
Que mis pensamientos, apetitos y actividades, te sirvan a Ti

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