Abstinencia, no castigo
Al abstenernos de comer en forma compulsiva, nos estamos haciendo a nosotros mismos el más grande favor que nos podamos imaginar. Literalmente, estamos salvando nuestra vida, física, emocional y espiritualmente. Nunca debemos pensar en la abstinencia en términos de castigo. Comer demasiada comida e ingerir los alimentos incorrectos era el castigo real.
Cada día planeamos tres comidas nutritivas preparadas con alimentos que disfrutamos. No exageramos esfuerzos para hacer disfrutables esas comidas, ya que no deseamos reactivar nuestra antigua obsesión por la comida. Al mismo tiempo, seleccionamos alimentos que nos gustan, y no nos castigamos a nosotros mismos con menús aburridos, poco apetecibles.
Los azúcares refinados y los carbohidratos con los que nos recompensábamos en el pasado, ya no son un premio, sino veneno para nuestro cuerpo. Comer en exceso cualquier alimento es castigarnos, porque perdemos el control y la paz interior. Guardamos la abstinencia de comer en forma compulsiva para cuidar de nosotros mismos y para sentirnos bien.
Por Tu gracia, que mantenga la abstinencia
 
comentario 2014
Todavia hoy sigo pensando que el no comer compulsivamente lo consideraba un castigo. Me ha hecho mucho daño el azucar, estimula centros cerebrales igual que lo hace la cocaina. La comida en exceso ha dejado de ser un premio y pasa a ser un castigo. El premio para mi es la abstinencia

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