BAJAR LA SUSCEPTIBILIDAD  (EVITARE TOMARME DEMASIADO EN SERIO HOY)
Cuando entré al programa, uno de los primeros regalos que recibí fue comprender que yo mismo estaba alimentando mi neurosis. Me di cuenta de que mi susceptibilidad me hacía reaccionar y sentirme mal.
Empecé a aceptar que los acontecimientos en sí no eran lo que me afectaban, sino la manera en que me los tomaba. En ese momento supe que si hacía un cambio dentro de mí, podría estar muy tranquilo independientemente de lo que sucediera en el exterior. En pocas palabras, dejé de ser tan delicado. Supe que la gente no me veía feo, ni murmuraba en mi contra, ni estaba pensando mal de mí. Todo estaba en mi cabeza. Y aunque así fuera, también supe que no debía ser susceptible a la opinión de los demás. Si no estaba actuando mal, ¿para qué prestarles oído?
Recuerdo que una vez mandé a traer del extranjero una camiseta con una imagen estampada que me gustó mucho. La esperé con gran ilusión. Al fin llegó y la estrené al poco tiempo. Pero mientras estaba en el espejo pensé «Otras personas podrían interpretar esta imagen como infantil». Me puse a imaginar las caras de la gente en la calle, principalmente los hombres, viéndome con una mezcla de extrañeza y burla. Sentí deseos de quitármela pero al final me la dejé. En el camino empecé inconscientemente a tratar de tapar la imagen, ya fuera cruzando los brazos o volteándome. Dos hombres sí se refirieron a mi camiseta… ¡Pero para decirme que les encantaba! Mucho tiempo después me pidieron entregar un arreglo floral y eso significaba llevarlo en la mano por la calle. Otra vez me invadió el miedo a la burla. Para empeorar el asunto, el trayecto era largo. Sin embargo pensé que eso sería un buen ejercicio para bajar mi susceptibilidad. Admito que me ruboricé un par de veces, pero pude cumplir el encargo.
 
Ahora trato de vivir más relajado, más libre de la opinión de los demás y sin tomarme tan en serio.

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