Se acercaba Nochebuena y todos en el ancianato andaban nerviosos preparando algunos sencillos regalos con que retribuir los que, sin duda alguna,les traerían los familiares en la hora de visita. A la viejita Filomena nadie le vendría a visitar pero, sin embargo, ella también quería regalarle algo a su único hijo que estaba en la cárcel.

El invierno era extremadamente frío y ella sabía muy bien que, contra el frío, lo principal era tener siempre los pies bien abrigados y calientes. “Si pudiera regalarle a su hijo unas buenas medias de lana como las que había tejido la Sra. Rosaura”. Ella estaba dispuesta a venderlas, pero de dónde iba a sacar la viejita Filomena la plata para comprarlas.

Si quieres, las medias son tuyas –le dijo un día Rosaura.-Pero no tengo con qué pagarte.-Sí que tienes.-¿Qué? -Tus lentes. Cada día veo peor y ya casi no puedo tejer.La viejita Filomena no dudó un momento: -Aquí los tienes –le dijo- y abrazó contra su pecho las medias de lana que le entregó la Sra. Rosaura. Sabía que, con esa decisión, estaba renunciando a su única distracción en el ancianato. Ya no podría leer las revistas de la sala, ni los libros religiosos que le regalaban las hermanitas. No importaba. Su hijo tendría medias de lana y, sobre todo, una prueba de su recuerdo y de su amor.

Amar es estar dispuesto a abrazar las tinieblas para dar luz. Navidad esdar vida, darse, compartir el pan y la alegría. Sembrar a nuestro alrededor signosde esperanza. Jesús hoy sigue naciendo en los corazones solidarios, serviciales,capaces de entregarse a los demás.

Hoy, como ayer, Jesús sigue tocando laspuertas de muchos corazones, pero la mayoría no lo reconoce y por ello no leabre. Con frecuencia, atrapados en los preparativos y jolgorio navideños,ignoramos el verdadero sentido de la Navidad, negamos su esencia, convertimosesos días en una antinavidad, como lo expresa maravillosamente el siguientecuento de Frei Betto:

Era la noche de navidad. Un ángel se apareció a la señora de una familia adinerada y le dijo:

-Te traigo una buena noticia: esta noche el Señor Jesús vendrá a tu casa.La señora quedó entusiasmada. Nunca había imaginado que fuera posible un milagro tan extraordinario.

Mandó preparar una excelente cena para recibir a Jesús: hallacas, pavos, perniles horneados, langosta, turrones, dulces deliciosos,vinos exquisitos y licores importados.Estando muy afanada en sus preparativos, sonó el timbre. Era una mujer mal vestida, de manos y rostro ajados por el trabajo y el frío, con el vientre hinchado por un embarazo muy adelantado.-Señora, ¿no podría ayudarme de alguna manera? No le pido limosna, sino trabajo, muy pronto daré a luz y necesito con urgencia el trabajo.-Estas no son horas para venir a molestar en busca de trabajo. Es Noche Buena, ¿acaso no lo sabe? Vuelva otro día y veremos qué puedo hacer por usted.Ahora, disculpe, estoy muy ocupada preparando la cena para un visitante muy ilustre.Poco después, llamó a la puerta un hombre con sus ropas sucias de grasa.-

Disculpe, señora, mi camión se ha accidentado frente a su casa. ¿No tendría acaso unas herramientas que me preste? La señora, atareada como estaba limpiando la vajilla especial de muy fina porcelana y ordenando las copas de cristal de bohemia, se irritó muchísimo: -¿Acaso piensa usted que mi casa es un taller mecánico? ¡Cómo puede haber personas tan inoportunas y tan descaradas! No, no tengo ningunas herramientas que prestarle. Y mejor se va pronto pues con esos pies tan sucios me está manchando el frente de mi casa.La señora siguió preparando la cena. Puso a enfriar la champaña, y alistó los más suculentos pasapalos.

Sin duda no tardaría en llegar el buen Jesús. Por eso, cuando volvió a oír el timbre, su corazón saltó de emoción.Pero no era Jesús. Era un niño de la calle pidiéndole con descaro un plato de comida.-¿Cómo te voy a dar comida si todavía no hemos cenado? Vuelve mañana y te daré lo que haya sobrado, si es que sobra algo, pues todo lo que he preparado está exquisito y tengo una visita muy especial esta noche.Por fin, todo quedó listo. La mesa brillaba con los más exquisitos manjares.Todos en la familia esperaban nerviosos la llegada de Jesús.

Sin embargo, fueron pasando las horas y Jesús no aparecía. Cansados de esperar, decepcionados y pensando, pero sin atreverse a decirlo, que todo había sido una simple chaladura de esa señora que de tanto rezar andaba inventando visiones de ángeles y cosas absurdas, empezaron a comer los pasapalos,descorcharon las botellas, devoraron los manjares, los postres, los licores…Después, con el peso de la comida y la bebida les llegó el sueño y se fueron yendo a la cama tras despedirse de la señora con una palmadita que podía expresar cualquier cosa. La señora quedó sola, llorando de desilusión.

Había sorprendido algunos cruces de miradas y sonrisas que querían expresar que estaba medio loca. Pero ella estaba segura de haber visto el ángel y de haber escuchado sus palabras. No podía imaginar qué habría pasado. Como sabía bien que los ángeles no mienten, algo muy serio le habría sucedido a Jesús para no presentarse en la casa como lo había anunciado su mensajero el ángel. Tras llorar un buen rato y convencerse de que ella no había fallado en nada, la madrugada le trajo un sueño apacible y quedó dormida sobre el sofá de la sala.Cuando despertó, vio al ángel junto a ella.-¿Por qué me engañaste? –le gritó con dolor y con rabia-. Preparé todo con esmero, aguardé toda la noche, pero Jesús no apareció.

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