para que emprenda el vuelo de su propia libertad. Amar a una persona esayudarle a descubrir su propio camino y darle ánimo y apoyo para que lo recorracon autenticidad. Esta es la misión del verdadero maestro: alumbrar caminos y darla mano para que sean recorridos con libertad. Es también la misión de losgenuinos padres:Y una mujer que llevaba un niño en los brazos dijo: Háblanos de los hijos.Y dijo él:Sus hijos no son de ustedes.Son los hijos y las hijas del ansia de la Vida por sí misma.Vienen a través de ustedes, pero no son suyos.Y aunque vivan con ustedes, no les pertenecen.Podrán darles su amor, pero no sus pensamientos.Podrán abrigar sus cuerpos, pero no sus almas,pues sus almas habitan en la mansión del mañana,que ustedes no pueden visitar, ni siquiera en sueños.Podrán esforzarse en ser como ellos,pero no intenten hacerlos a ellos como ustedes.Ya que la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer.Ustedes son los arcos con los que sus niños , cual flechas vivas,son lanzados.El arquero ve el blanco en el camino del infinito, y él,con su poder, les tensará para que sus flechas puedan volarrápido y lejos .Que la tensión que les causa la mano del arquero sea su gozo,ya que así como él ama la flecha que vuela,ama también el arco que permanece inmóvil.(Gibran Khalil Gibran: El Profeta)Enseña a tus alumnos a apreciar la verdadera belleza que se manifiesta enuna puesta de sol, una noche estrellada, el canto transparente de los pájaros, elrumor del agua entre las piedras, la caricia callada de una flor que se ofrecehumilde en la orilla del camino. La cultura moderna nos enseña a apreciarúnicamente las cosas materiales y nos vuelve incapaces de abrirnos al misterio dela creación y de la vida. Por ello, vivimos hundidos en la trivialidad, con el corazónatrapado por montones de cosas que nos fascinan, con las que intentamos llenarnuestro vacío y arroparnos para aliviar el frío de nuestros corazones.. Hemosperdido la capacidad de admiración y de asombro y, en consecuencia, no somoscapaces de abrirnos a lo transcendente. Cuentan que una tarde San Francisco deAsís empezó a tocar las campanas como si hubiera un incendio. La gente salióasustada de sus casas y cuando le preguntaron a Francisco qué estaba pasando,el santo les dijo con sus ojos atrapados por la fascinación: “Vean ese atardecertan increíble y alaben en él la presencia de Dios”.La obsesión por lo material no nos deja descubrir el valor real de cada uno.La tragedia mayor de nuestros tiempos es que valoramos mucho más a las cosas
32que a las personas. Valoramos a las personas sólo por las cosas que tienen y alos que no tienen nada o tienen muy poco no los valoramos. Olvidamos que cadaser humano tiene un valor absoluto, es modelo único e irrepetible, nació con lamisión de vivir y realizarse a plenitud. En el relato anterior, el ruiseñor es el mássensato de todos. Valora los sentimientos por encima de todo: aprecia las lágrimasdel rey, languidece cuando lo encierran y cuando siente que prefieren al falsoruiseñor, pero es capaz de ignorar el olvido anterior y vuelve a cantar para el reycuando enferma. El rey se cura al encontrarse con alguien (el ruiseñor) que lehace recuperar sus sentimientos. Por ello, vuelve a la vida. A todos nos vitaliza elcontacto con nuestros sentimientos. De ahí el deber de ser ruiseñores para losdemás, ayudarles a descubrir sus sentimientos, a valorar más el ser y el sentir queel tener o el hacer.El ruiseñor prefiere su libertad al amor posesivo del rey, a la seguridad deuna jaula de oro. Un pájaro enjaulado es un pájaro sin horizontes, sin capacidadde volar, lleno de falsas seguridades. Tiene miedo a ser libre. En la jaula hayseguridad, comida, calor… Afuera hay cazadores, frío, ventiscas…Enjaulados ennuestras comodidades, tenemos miedo a vivir, a encontrarnos en el espacioabierto, a ser libres. Nos llenamos de cadenas, construimos barrotes al alma ydesde nuestras doradas jaulas nos llamamos libres. El deseo de seguridad noshace añorar las cárceles. Para vivir en una jaula, no hacen falta alas. Para instruir,para repetir canciones, para enseñar a vivir en jaulas, por doradas que sean, nohacen falta alas. Más bien, estorban. Necesitamos una educación que combata elmiedo a vivir, el miedo a volar, que abra las puertas de las jaulas y estimule en losalumnos la pasión por el riesgo y la libertad, por los vuelos de altura, que combatalos peros de los que tienen miedo al compromiso y a la entrega. Si no enseñamosa los alumnos a volar, pronto se les morirán las alas:* * *
El pájaro manso vivía en la jaula, y el pájaro libre en el bosque. Pero su destino era encontrarse y había llegado la hora.El pájaro libre cantaba: “Amor, volemos al bosque”. El pájaro preso decía bajito: “Ven tú aquí; vivamos los dos en la jaula”. Decía el pájaro libre: “Entre rejas no pueden abrirse mis alas”. “¡Ay!”, suspiraba el pájaro preso, “¿sabré yo posarme en el cielo?”.El pájaro libre cantaba: “Amor mío, canta canciones del campo”. El pájaro preso decía: “Estate a mi lado, te enseñaré la canción de los sabios”. El pájaro libre cantaba: “No, no, no; nadie puede enseñar las canciones”. El pájaro preso decía: “¡Ay!, yo no sé las canciones del campo”.Su amor es un anhelo infinito, mas no pueden volar ala con ala. Se miran y se miran a través de los hierros de la jaula, pero resulta vano su deseo. Y aletean nostálgicos y cantan: “Acércate más, acércate más”. El pájaro libre grita: “¡No
33puedo! ¡Qué miedo tu jaula cerrada!.” El pájaro preso canta bajito: “¡Ay, no puedo! ¡Mis alas se han muerto!” (R. Tagore)
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