Julio Verne, uno de los escritores favoritos de los jóvenes, ha nutrido con sus novelas las fantasías de millones de adolescentes en todo el mundo.Armando José Sequera nos recuerda que, desde muy niño soñaba con el mar, con emprender largos viajes de aventuras. De hecho, cuando sólo tenía once años de edad, una mañana se escapó de su casa a galope tendido, se fue hasta el puerto de la ciudad más cercana y se embarcó como grumete en “La Coralie”, un navío que partía rumbo a la India.El joven aventurero no pudo llegar muy lejos: En la primera escala que hizo el barco, lo estaba esperando su padre, un exitoso abogado que había decidido,sin importar para nada lo que pensara su hijo, que Julio continuara la tradición familiar y fuera abogado como él y como también lo había sido su padre, el abuelo de Julio.Para cortar por lo sano el afán aventurero del niño y castigar la osadía de haber huido de la casa, Julio fue castigado a una dieta forzada de sólo pan y agua durante diez días y a recibir catorce azotes con un látigo delante de toda la familia.Cuando llegó a la mitad de los azotes, el padre detuvo el castigo y le preguntó: -¿Prometes no viajar más que con la imaginación? El que luego sería uno de los escritores más admirados y leidos en todo el mundo, tuvo que responder que sí, que en adelante sólo viajaría con su imaginación.Y Julio Verne dio rienda suelta a su fantasía y creatividad. Su extraordinaria imaginación fue guiando su pluma y una tras otra fueron naciendo 65 novelas que él mismo bautizaría como “Viajes Extraordinarios”. Desde su escritorio francés, se adentró por las selvas del Orinoco, dio la vuelta al mundo, penetró al centro de la tierra, recorrió el fondo de mares y océanos y hasta se trepó a la luna adelantándose cien años a los viajes espaciales…El buen maestro cultiva la imaginación de sus alumnos, espolea sucreatividad, les suelta las riendas de la fantasía para que galopen interminablesviajes por mundos apasionantes y desconocidos. En este mundo tan materialistay frío, que ha reducido la vida a una mezcla de teleconsumo (televisión ycompras), que reniega de las utopías y asfixia la esperanza, los genuinoseducadores deben ejercitar contínuamente la capacidad de imaginar y soñar desus alumnos. Soñar que es posible un mundo mejor, donde las personasvolvamos a mirarnos a los ojos como hermanos y no nos veamos como rivales,amenazas o enemigos. Soñar una educación alegre y pertinente, llena de sentido,orientada a formar personas autónomas y ciudadados responsables y solidarios.
76Soñar, imaginar mundos nuevos y entregarse con ilusión y tesón a hacerlosposibles. Un sueño soñado por muchos y la decisión de encarnarlo en vida, prontocomenzará a hacerse realidad. Las grandes conquistas de la humanidad,comenzaron siendo meros sueños utópicos de algunos visionarios. Hubo quesoñar la independencia, la libertad de los esclavos…para que luego se convirtieranen hechos, realidades… Soñemos muchos con un mundo de justicia y solidaridady será posible.Los genuinos educadores, los militantes de la esperanza, no podemosrenunciar al derecho de imaginar y de soñar , que es el más importante de todos.Sería terrible si no pudiéramos imaginar un mundo diferente, soñar con él comoproyecto y entregarnos a su construcción con alegría y esperanza. Por ello, frenteal pragmatismo reduccionista y ramplón del “compro, luego existo” que trata deimponerse en estos días, levantemos nuestro “sueño, luego existo”. Recordemos aFernando Savater: “Si soñamos con que vamos a volar, pronto empezarán abrotarnos las alas. Volaremos algún día”. Recordemos también a Facundo Cabral:“Si dejamos morir nuestros sueños, seremos pobres. Si los alimentamos yavivamos, seremos ricos”
error: Content is protected !!