Suele ser muy facil para mi resolver los problemas de los demas,cuando los mios no los se resolver, dando consejos faciles, dando pequeñas soluciones a problemas muy complejos donde hay que desenredar mucho pero que mucho, por ejemplo el tema de las adicciones.
Nosotros buscamos la solucion a nuestros males en un lugar comodo llamado consciente. Alli encontramos las explicaciones que nos interesan. En el consciente podemos justificar, razonar, explicar lo sucedido. Pero la solucion esta en el inconsciente, aquel lugar oscuro donde no queremos ir porque en el se encuentran las autenticas razones que no queremos ver ni escuchar. Enric Corbera
a veces podria parecer que no hay salida a las cosas que te duelen y abruman, pero la realidad es que cuando estes listo para dejar el drama atras, podras ser capaz de darle la vuelta a la manija y abrir la puerta que siempre ha estado frente a ti. Talge Samaha
https://www.ceapa.es/sites/default/files/uploads/ficheros/publicacion/guia_resolucion_positiva_de_conflictos_ceapa.pdf

¿Cómo puedo resolver conflictos con otras personas?

Los conflictos se producen en cualquier relación interpersonal, incluso con aquellos que mejor nos llevamos, con quienes compartimos intereses comunes o con quien más queremos. Esto es algo normal, ya que somos individuos con opiniones, deseos y necesidades diferentes a las de los demás. Por tanto, siempre llega un momento en que esas diferencias en sentimientos e intereses dan lugar a situaciones conflictivas.
Aceptar los conflictos como algo normal y afrontarlos de forma asertiva nos ayuda a sentirnos bien y a mejorar nuestras relaciones. En cambio, si los conflictos no se afrontan o se manejan mal, pueden producir sentimientos de ansiedad, impotencia, confusión, soledad, enfado o resentimiento; también conductas contraproducentes como la inhibición, el aislamiento o la postergación, pérdida o deterioro de las relaciones importantes, reducción de oportunidades e, incluso, problemas de salud debidos al estrés.
¿Cuáles son las actitudes más deseables ante los conflictos?
Evitar o reducir ciertos conflictos: Cuando un conflicto no nos incumbe o no podemos hacer nada para solucionarlo, muchas veces lo mejor es evitarlo o intentar disminuir su intensidad. Por ejemplo, en el trabajo, podemos intentar evitar las reuniones con esa persona o reducir la frecuencia de interacciones con ella.
Dialogar: Cuando las partes implicadas analizan sus diferentes puntos de vista para buscar soluciones. Para ello, tres etapas:

  1. Expresar las diferencias o desacuerdos.
  2. Reconocer las metas comunes, aceptando los aspectos positivos del punto del vista del otro.
  3. Ponerse de acuerdo para emprender las acciones necesarias para resolver el conflicto.

Buscar soluciones “gano-ganas”: Implica buscar y encontrar soluciones con las que todos los implicados salgan ganando y con la que todos puedan sentirse bien. Pensar en términos “gano-ganas” es una forma de considerar las relaciones interpersonales, centrándonos en la búsqueda de la cooperación en vez de basarnos en la competitividad.
Soluciones sinérgicas: Son las que permiten obtener un acuerdo que es más satisfactorio para cada una de las partes, que lo que cada uno proponía inicialmente.
Negociar: Implica la modificación de la demanda inicial hasta llegar a un compromiso o acuerdo aceptable para todos. Suele usarse cuando no puede haber soluciones gano-ganas porque los intereses son mutuamente excluyentes. Por tanto, aquí ambas partes deben ceder para llegar a algún tipo de acuerdo.
¿Qué pasos debo dar para solucionar problemas interpersonales?
PASO 1. Reconocer el problema lo antes posible y adoptar una posición adecuada ante él.
Hay señales que indican que puede existir un conflicto o problema: sentirse tenso, enfadado o incómodo; tener la sensación de que algo va mal, o notar que el otro se comporta de forma hostil, se distancia o malinterpreta tu comportamiento atribuyéndole malas intenciones inexistentes.
Adoptar una posición adecuada ante el problema implica detectar cualquier actitud de exigencia (“esto no debería ocurrir”) o de minimización (“no pasa nada”) y reencuadrar el problema, es decir, verlo de otra forma, por ejemplo que cosas podemos mejorar o aprender gracias a ellos.
PASO 2. Formular el problema de forma clara y concreta.
Hay que definir el problema con precisión, por ejemplo: “mi marido no ayuda en las tareas domésticas y pasa la mayor parte de su tiempo libre con sus amigos”.
Para definir puede ser útil plantearse estas preguntas:

Después intenta comprender cómo ve el problema la otra parte. Para ello, trata de plantearte las mismas preguntas que antes (podemos preguntar a la otra persona o a terceros).
PASO 3. Crear alternativas para solucionar el conflicto.
Al buscar soluciones conviene considerar el mayor número de alternativas posibles, incluso aunque a primera vista parezcan descabelladas (lluvia de ideas), ya que solucionar un conflicto en forma optima precisa del pensamiento creativo en muchas ocasiones, es decir, de la habilidad para pensar de formas diferentes a lo habitual y para considerar nuevas maneras de hacer las cosas.
Entonces, habrá que ver las alternativas posibles desde el punto de vista de ambas partes.
PASO 4. Evaluar la alternativas y elegir la más conveniente.
Para elegir la opción más válida hay que tener en cuenta las necesidades, deseos e intereses de ambas partes.
Buscar soluciones “gano-ganas” y si no es posible una negociación. A veces, conviene evaluar las ventajas e inconvenientes de cada opción o alternativa.
Una vez elegida la mejor opción hay que planificar cómo se va a llevar a cabo, es decir, concretar cómo y cuándo se aplicará y quién se hará cargo de las tareas que requiere.
PASO 5. Puesta en práctica de las decisiones tomadas.
 
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RESOLVER CONFLICTOS
Mantente fresco cuando otros estén furiosos y pierdan la cabeza. Tú tienes el control sobre tus emociones, no lo pierdas. No se trata de no demostrar tu molestia, sino de hacerlo mesuradamente, sin después arrepentirte de una acción cometida en un momento de descontrol.
Recuerda que cada discusión tiene al menos tres puntos de vista: el tuyo, el del otro y los de terceros, los cuales probablemente están más cerca de la objetividad. Siendo más versátil y viendo las cosas desde la perspectiva de los demás enriquecerás tu propio punto de vista.
Espera a calmarte antes de hablar. Ten en cuenta que la relación es más importante que la discusión. Dale más relevancia a las personas que a las opiniones.
Trata a toda persona con la cual tengas contacto como si fuera un pariente rico, de quien esperas ser incluido en su testamento. Nunca te arrepientas de tratar muy bien a la gente. Es el mejor negocio en todos los sentidos.
Busca el lado positivo y agradable, aun de las situaciones más complicadas y dolorosas. Es una disciplina que te ayudará a pasar más fácilmente los momentos difíciles, y a convertir los problemas en oportunidades.
Establece el hábito de hacer preguntas y, sobre todo, de escuchar las respuestas. Pregunta antes de reaccionar. Algunas veces disparamos y después preguntamos. También preguntamos, pero escuchamos para contestar, y no para tratar de entender.
No hagas o digas nada que pueda herir o hacerle daño a otra persona. Aférrate al proverbio que dice que todo lo que uno haga, se devolverá. La gente no recuerda tanto lo que tú dices o haces, sino la intención con la que lo haces.
Sé consciente de la diferencia entre análisis amigable y crítica destructiva. Observa si el propósito de tus palabras es ayudar, desahogarte o hacer daño.
Ten presente que si toleras a los demás, ellos también serán pacientes contigo en los aspectos no muy gratos de tu personalidad.
El verdadero líder sabe reconocer sus errores y aceptar responsabilidad. No olvides que un conflicto bien manejado fortalece la relación, y te ayuda a aprender de las diferencias.
El pensamiento positivo es una disciplina que, ejercitada con constancia, te dará el poder de cambiar tu entorno y por consiguiente, tu vida.
NAPOLEÓN HILL
Libro: «La magia de pensar en grande»
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NINGUN MAR EN CALMA HIZO EXPERTO A UN MARINERO
10 ASPECTOS A CONSIDERAR PARA SUPERAR UN CONFLICTO…..
1. Mantente fresco cuando otros estén furiosos y pierdan la cabeza. Tienes el control sobre tus emociones, no lo pierdas. No se trata de no demostrar tu molestia, sino de hacerlo mesuradamente, sin después arrepentirte de una acción cometida en un momento de descontrol.
2. Recuerda que cada discusión tiene al menos tres puntos de vista: el tuyo, el del otro y los de terceros, los cuales probablemente están más cerca de la objetividad. Siendo más versátil y viendo las cosas desde la perspectiva de los demás enriquecerás tu propio punto de vista.
3. Espera a calmarte antes de hablar. Ten en cuenta que la relación es más importante que la discusión. Dale más relevancia a las personas que a las opiniones.
4. Trata a toda persona con la cual tengas contacto como si fuera un pariente rico, de quien esperas ser incluido en su testamento. Nunca te arrepientas de tratar muy bien a la gente. Es el mejor negocio en todos los sentidos.
5. Busca el lado positivo y agradable, aun de las situaciones más complicadas y dolorosas. Es una disciplina que te ayudará a pasar más fácilmente los momentos difíciles y a convertir los problemas en oportunidades.
6. Establece el hábito de hacer preguntas y, sobre todo, de escuchar las respuestas. Pregunta antes de reaccionar. Algunas veces disparamos y después preguntamos. También preguntamos, pero escuchamos para contestar, y no para entender.
7. No hagas o digas nada que pueda herir o hacerle daño a otra persona. Aférrate al proverbio que dice que todo lo que uno haga, se devolverá.
La gente no recuerda tanto lo que tú dices o haces, sino la intención con la que lo haces.
8. Sé consciente de la diferencia entre análisis amigable y crítica destructiva. Observa si el propósito de tus palabras es ayudar, desahogarte o hacer daño.
9. Ten presente que si toleras a los demás, ellos también serán pacientes contigo en los aspectos no muy gratos de tu personalidad.
10. Reconoce tus errores y acepta tus responsabilidades. No olvides que un conflicto bien manejado fortalece la relación, y te ayuda a aprender de las diferencias. El pensamiento positivo es una disciplina que, ejercitada con constancia, te dará el poder de cambiar tu entorno y, por consiguiente, tu vida

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