Claridad y dirección
A pesar de nuestros mejores esfuerzos por trabajar nuestros programas y apoyarnos en la guía de Dios, a veces no comprendemos lo que está pasando en nuestra vida. Confiamos, esperamos, oramos, escuchamos a la gente, nos escuchamos a nosotros mismos y, aún así, la respuesta no llega.
Durante esos tiempos, necesitamos entender que estamos justamente donde necesitamos estar, aunque ese sitio nos parezca difícil e incómodo. Nuestra vida tiene un propósito y una dirección.
Se nos está cambiando, curando y transformando a un nivel más profundo del que imaginamos. Se nos esta preparando y enviando cosas buenas, mas allá de lo que seamos capaces de imaginar. Se nos esta conduciendo y guiando.
Podemos sentirnos en paz. No tenemos que actuar con prisa o con urgencia solo para aliviar nuestra incomodidad, solo para obtener una respuesta. Podemos esperar hasta que nuestra mente este en paz. Podemos esperar a tener una clara dirección. La claridad vendrá.
Vendrá la respuesta y esta sera buena para nosotros y para quienes nos rodean.
“Hoy, Dios mio, ayúdame a saber que estoy siendo guiado hacia lo bueno que tiene la vida, especialmente cuando me siento confundido y sin dirección. Ayúdame a confiar lo suficiente para esperar hasta que mi mente y mi visión estén claras y sean consistentes. Ayúdame a saber que vendrá la claridad”.