Cuidemos de nosotros mismos
Es sano, sabio y amoroso ser considerado y responsable con los sentimientos y necesidades de los demás. Eso es distinto a cuidarlos como nanas. Cuidar en exceso es una conducta contraproducente y, ciertamente, una conducta que deteriora relaciones, una conducta que se revierte y puede hacer que nos sintamos resentidos y victimados porque, en último término, lo que sentimos, lo que queremos y lo que necesitamos aflorará a la superficie.
Algunas personas parecen invitar a que se les cuide excesivamente en lo emocional. Podemos aprender a rehusar la invitación. Podemos mostrar interés; podemos ser cariñosos cuando sea posible; pero podemos darle valor también a nuestras propias necesidades y sentimientos. Parte de la recuperación significa aprender a prestarle atención, y a darle importancia, lo que sentimos, queremos y necesitamos, porque empezamos a ver que hay consecuencias claras, predecibles y por lo general indeseables cuando no lo hacemos.
Se paciente y gentil contigo mismo mientras aprendes esto. Se comprensivo contigo mismo cuando resbales a la vieja conducta de cuidar excesivamente a otros en lo emocional y descuidarte a ti mismo.
Pero detén el ciclo hoy. No tenemos porque sentirnos responsables de los demás.No tenemos porque sentirnos culpables por no sentirnos responsables de los demás. Podemos aprender incluso a sentirnos bien por tomar la responsabilidad de nuestras necesidades y sentimientos.
“Hoy evaluaré si he caído en mi vieja conducta de asumir la responsabilidad por los sentimientos y necesidades de los demás, mientras que descuido los míos. Me adueñaré de mi poder, de mi derecho y de mi responsabilidad de valorarme a mí mismo”.

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