ENTRE LO QUE PIENSO
LO QUE QUIERO DECIR
LO QUE CREO DECIR
LO QUE DIGO
LO QUE QUIERES OIR
LO QUE OYES
LO QUE CREES ENTENDER
LO QUE QUIERES ENTENDER
LO QUE ENTIENDES
EXISTEN 9 POSIBILIDADES
DE NO ENTENDERSE
———————————————————————————————————————-
vive sin aparentar
ama sin depender
escucha sin atacar
habla sin ofender
————————————————————————————————————————–
- Quedarse callado o gritar. Como mencionaba anteriormente es muy importante tener una buena inteligencia emocional. ¿Cuántas veces dentro de una conversación no te has quedado callado o haz empezado a gritar? Muchas veces hacemos esto por impulso, pero debemos ser capaces de mantenernos en el punto medio en el cual puedes ser capaz de decir tus ideas sin tratar de imponerlas.
- No estar preparado para lo que pueda pasar. Siempre al momento de empezar una conversación debemos estar preparados a la manera en la cual va a reaccionar la otra persona cuando empecemos a realizar nuestros argumentos, esto debido a que dentro de las conversaciones debes estar preparado para actuar de la manera adecuado dependiendo la reacción de la otra persona, ya que para poder llegar a un acuerdo hay que entender las necesidades de la otra persona.
- Hacer suposiciones. Muchas veces durante las conversaciones damos argumentos basados en lo que creemos que piensa la otra persona y esto está mal porque sólo estás tratando de obtener los resultados que a ti te convienen, para tener una buena comunicación es necesario dar la oportunidad de que la otra persona exprese lo que piense y lo que sienta de tal manera que haya retroalimentación de las dos partes.
- Perder el objetivo de vista. Cuando se mantiene una conversación suele suceder que por dejarse llevar por los sentimientos, como el enojo, se pierda el objetivo de la conversación que puede ser “resolver un problema” y se empiecen a realizar comentarios malintencionados con el deseo de ofender o denigrar la otra persona, esto ocasiona que quedes mal enfrente de tus demás compañeros de trabajo y que simplemente no logren resolver nada.
Como recomendación general nos hemos dado cuenta que para mantener una buena comunicación existen tres elementos muy importantes, lo cuales son: dar un mensaje claro, tener un buen tono de voz y tener una buena actitud, si logras mantener estos tres atributos lograras emitir un buen mensaje y tener conversaciones productivas en lugar de sólo estar teniendo discusiones. ¿Cuáles errores sueles cometer más?
El desempeño de un buen liderazgo es indisociable de la capacidad del líder para construir una estrategia de comunicación eficiente, tanto dentro como fuera de la organización. Si a través de la misma no se llega a resultados satisfactorios, el futuro de la empresa y de tu carrera puede verse comprometido. Para que aprendas a manejarte con soltura en el mundo de los negocios te presentamos los 10 errores de comunicación que pueden acabar con tu carrera, publicados por el portal mba.americaeconomia.com
1. Haces comentarios racistas
Al hacer comentarios de esta índole no sólo pones en riesgo tu carrera sino también tu reputación como profesional.
2. Haces chistes inapropiados
Si bien es importante saber conservar el sentido del humor, hacer bromas inadecuadas puede provocar que tus colegas se sientan incómodos, además de demostrar una clara falta de habilidad para encajar en el ambiente de trabajo.
3. Incursionas en llantos
Aunque todos tengamos necesidad de expresar nuestras emociones, llorar en el lugar de trabajo muestra una debilidad no digna de los grandes líderes.
4. Demuestras ignorancia
Todos los altos ejecutivos saben que es importante que los líderes se muestren serios e intelectuales. La falta de educación o ignorancia pueden coartar tus posibilidades de conseguir un ascenso.
5. Maldices y hablas a espaldas de los demás
Además de una costumbre bastante maleducada, murmurar o maldecir mostrará una gran falta de profesionalismo de tu parte.
6. Coqueteas con tus compañeros
Aunque algunos creen que coquetear es algo común en las oficinas, la verdad es que no es adecuado y puede afectar severamente tu imagen profesional.
7. Tienes demasiados tics nerviosos
Aprende a controlar tus nervios y no dejes que éstos te jueguen una mala pasada, manifestándose en tics nerviosos como jugar con el pelo, ropa o celular durante las reuniones.
NADIE DA LO QUE NO TIENE. SI NO TENGO UNA IDEA CLARA NO PUEDO TRASMITIRLA BIEN
Errores habituales en las comunicaciones a cualquier nivel dentro de las empresas de cualquier rincón del mundo:
1.- Dar las cosas por sabidas sin estar seguros de ello.
2.- Improvisar sin preparación algunos comunicados de cualquier tipo que generen que muchas veces se comunique un mensaje diferente al que se quiere enviar.
3.- Caer una y otra vez en el mismo error a pesar de ser conscientes de que nuestros comunicados no son claros.
4.- Ser reticentes a los cambios en la forma de hacer la comunicación por la inseguridad que esto produce.
5.- Abusar de la comunicación escrita sin motivo entre departamentos erradicados al lado tuyo. Cuando por todos es sabido que la comunicación directa cara a cara es mucho más fructífera todos los niveles.
6.- Tomar con una ofensa personal aquellas críticas constructivas que puedan hacer al desempeño de tu trabajo.
7.- Hacer que escuchamos al otro interlocutor cuando realmente simplemente estas oyendo su voz pensando en nuestra cosas personales sin prestarle la más mínima atención.
8.- Interrumpir de forma habitual a la persona que está hablando sin dejarle terminar su argumentación.
9.- Cuando no conseguimos llamar la atención de nuestros interlocutores alzamos la voz pensando que eso lo va a conseguir.
10.- Ponernos a realizar otras tareas cuando estamos manteniendo una conversación con otros compañeros.
11.- Juzgar al emisor del mensaje sin ningún tipo de piedad.
12.- Elegir al azar sin estudiarlo previamente los canales de comunicación a utilizar para diferentes tipos de mensaje.
13.- Comunicar el mensaje a los receptores equivocados por no parar a pensar quién es necesario que reciba y quién no esa información.
14.- Entrometernos en el trabajo de otros compañeros por pensar que esto era competencia tuya sin dialogar previamente sobre ello.
15.- Realizar comunicaciones innecesarias sobre temas sin sustancia y omitir comunicaciones de vital importancia.
16.- Hacer del rumor el medio de comunicación oficial.
17.- Desdecirse de lo dicho por no contrastar la información a transmitir.
18.- Dar información no veraz a los receptores para quitártelos de encima o conseguir contar con ellos. Es preferible decir que no tienes esa información antes que mentir porque, al fin y al cabo, cuando comunicamos, estamos transmitiendo al receptor una imagen de empresa positiva o negativa.
19.- No prestar atención con posterioridad a realizar la oportuna comunicación para verificar que se percibió el mensaje de forma correcta por las personas precisas
—-
Las asunciones son la madre de todos los malentendidos “Es que yo creía… Es que yo pensaba…Es que yo me imaginaba… Es que yo supuse,…”
La comunicación juega un papel fundamental en el desarrollo de cualquier interacción humana, máxime cuando su campo de acción se circunscribe a la actividad laboral, en donde es preciso que los mensajes sean leídos con un mínimo de distorsión para alcanzar un desempeño eficiente. Una comunicación es efectiva cuando lo que quiero que el otro entienda, es lo que el otro entiende. Y, a su vez, el otro tiene que verificar si lo que ha comprendido es lo que yo le he intentado decir. Y todo, sin suponer y dar por hecho que así sea.
Uno de los aspectos más retadores de la comunicación es poder identificar y separar “hechos” de “suposiciones”.
En la comunicación es mejor pasar por modesto que por soberbio, creer que uno sabe lo que piensa el otro, o que el otro crea que sabe lo que uno piensa, siente o necesita. El “A buen
entendedor pocas palabras” es uno de los errores graves para la comunicación.
Es preferible: A buen entendedor muchas preguntas.
¿Para qué hacer preguntas?Para saber si he entendido lo que el otro intenta
decirme. Para conocer cómo piensa la otra persona. Para comprender cómo
se siente el otro. Y, sobre todo, para averiguar si lo que yo supongo es verdad o
no. Muchas veces estoy equivocado, muchas veces he entendido mal, pero
preguntando puedo aclararme y le permito al otro saber que estoy haciendo
un esfuerzo por comprenderlo… y que tarde o temprano voy a lograr descifrarlo…
porque quiero hacerlo.
¿Hablar o decir?
“¿Hablar por hablar?”
Hablar o decir no son términos sinó-
nimos. Hay personas que hablan mucho
y poco dicen y, al contrario, son escasas
las personas que con pocas palabras
dicen mucho. El famoso discurso de Lincoln
en Gettysburg no pasa de un corto
párrafo. De Gaulle, en la famosa huelga
de estudiantes y obreros en mayo de
1968, sólo necesitó de dos minutos para
poner a la nación francesa en orden. Julio
Cesar, después de una memorable
campaña, sólo se sirvió de tres palabras
para dar parte de su victoria: «Vine, vi y
vencí». Tres palabras que configuran un
famoso discurso.
Ahí tenemos ejemplos elocuentes de
mensajes profundos y de inmensa ri-
queza, sintetizados en pocas palabras.
Luego lo importante no es hablar mucho
sino, con brevedad y precisión, decir
mucho. Esta idea la expresaba muy
bien el aforismo latino: «Non multa sed
multum», no se trata de muchas palabras
sino de intensidad, de profundidad,
de comunicar algo interesante.
Discursos largos y buenos los ha habido,
pero son muy excepcionales.
¿Hablar o decir?. ¿Son iguales dos
negociadores ante una transacción,
aunque ambos conozcan perfectamente
el argumento de venta y hayan tenido
la misma capacitación?. ¿Todos los
gerentes tienen la misma capacidad de
persuasión?. ¿Es igual el público de una
presentación persuasiva que el de una
informativa?.
¿Comunicar o informar?
“Yo ya te lo dije y, sin embargo,…”
Los hombres -tal como afirma el semió-
logo italiano Umberto Eco- son seres que
navegan por las aguas abiertas del sentido,
no simples máquinas que transmiten
información. La complejidad de la comunicación
humana es la que nos impide
sostener la mirada ingenua en un mundo
de “comunicaciones perfectamente
transparentes”. Hay que superar, por lo
tanto, la estrecha analogía comunicación
= transmisión de información.
Nadie, por el hecho de haber emitido
un mensaje –oral o escrito-, puede estar
satisfecho de haberse comunicado.
Comunicar no es sólo decir o escribir,
es también que alguien haya comprendido
lo dicho o escrito. Y esto último es
mucho más difícil. Además, aunque
parezca paradójico, “las palabras no
significan; las personas, sí”; esto quiere
decir, entre otras cosas, que el significado
puede ser subjetivo. Sorprende la
facilidad con que hacemos de las palabras
obstáculos insalvables. Lo dice el
saber popular, con una sentencia poco
imaginativa, pero de nítida contundencia:
“hablando se entiende la gente”.
Queremos tener confianza casi ciega
en la capacidad del lenguaje, en esa
acción que llamamos diálogo, de discernir
verdad e intereses, de tender
puentes, de transformar con su sola fuerza
las cosas. Y qué duda cabe que ello
es posible. Entonces, ¿por qué nos entendemos
tan poco?
Si el entendimiento es una finalidad
propia del lenguaje, no deja de sorprender
que cada día nos entendamos menos:
¿será que se calla mucho y que se
habla poco? ¿O más bien que se hace un
pobre uso del lenguaje? Fijémonos en
las palabras clave que nos han acompa
ñado en estos últimos confusos meses.
Se puede pensar que el hecho de
manejar el mismo código garantiza una
comunicación exitosa; pero esto no es
suficiente, ya que hay muchos ingredientes
que contribuyen a acercar las
personas y a estrechar vínculos: vivir
experiencias comunes, compartir significados,
participar de la vida institucional,
ser uno pero a la vez equipo.
Desconocer esta realidad lleva a unas
relaciones interpersonales que se desarrollan
sobre rumores y suposiciones
que desvirtúan y/o bloquean todo intento
de comunicación.
¿Hablamos para entendernos? Sorprende,
entonces, con qué facilidad
hacemos de las palabras obstáculos
insalvables que aíslan hasta imposibilitar
la comunicación en lugar de ser su
vehículo. Es fácil constatar que hablando
la gente no se entiende, sino que a
menudo empieza a desentenderse. Y
es que se precisa hablar con voluntad y
buena fe para construir un diccionario
común sobre el cual sea posible el entendimiento.
La clave debe estar, como
con verso certero afirmó Machado, en
la capacidad de conversar primero con
uno mismo y saberse parar a distinguir
las voces de los ecos. ¿Dónde, si no ahí,
empieza el diálogo?
Comunicar no es decirlo todo
“Yo no tengo pelos en la lengua.”
Comunicarse bien no es decir todo
lo que a uno le viene a la cabeza. Comunicarse
efectivamente es expresar
y comprender todo aquello que mejora
una relación humana y permite alcanzar
mejor los objetivos compartidos,
es decir aquello que agrega valor
a tal relación. Habrá cosas que no vale
la pena decir. Cosas con las cuales no
se va a ganar nada, ni uno mismo ni la
persona con la que nos comunicamos.
Peor aún, hay cosas que dañarán la
relación si se comunican.
Toda comunicación genera consecuencias
en los demás. Nosotros afectamos
a los demás con nuestra comunicación
y de eso tenemos que hacernos
cargo. No hay palabras inocentes.
Todas las personas son responsables
de lo que sienten, piensan, dicen o hacen
y del efecto que esto tiene sobre
los demás. Y si el efecto que estoy produciendo
no es el que quiero, tengo
que revisar con detalle cómo me estoy
comunicando.
“Tocar el alma de otro ser humano es
caminar en tierra santa.” (Covey: Los 7
hábitos de la gente altamente efectiva).
La comunicación va de la mano de
la autorrealización. Mejorar nuestra comunicación
requiere que mejoremos
“lo que comunicamos”: que está totalmente
“impregnado” de nuestro estado
interno de conciencia. Para mejorar
nuestra comunicación tenemos que
convertirnos en “mejores personas”:
más maduros, considerados, flexibles,
alegres, compasivos, disciplinados,
creativos. Mientras mejor nos sintamos
internamente, mejor se “sentirá” nuestra
comunicación.
Cuando la cultura de la organización
no funciona como pilar, se terminan enfrentando
fatalmente tres dimensiones
la de identidad (lo que la empresa es),
la de comunicación (lo que la empresa
dice que es), y la de imagen (lo que
el cliente interno o externo cree que la
empresa es). La globalización no significa
decir lo mismo a todos, sino conservar
el sentido adaptando la forma a
la idiosincrasia de los destinatarios,
que son siempre activos y que descodifican
consciente e inconscientemente
los mensajes siguiendo patrones
culturales, ideológicos y psicológicos
propios.
Oír no es escuchar
“¡Ya te oí!”
Pero oír no es escuchar. Oír es la sensación
de un sonido, sea tu voz o un
vaso que se cayó en la habitación de al
lado. Escuchar es interpretar y darle significado
a lo que oigo. Es percibirlo,
entenderlo y comprenderlo. Puedo oírte
sin escucharte. Puedo repetir tus
palabras como un loro y no entender su
significado. “Si tú quieres interactuar y
comunicarte conmigo de manera efectiva,
para producir algún tipo de influencia,
tienes que entenderme. Sólo cuando
hayas sido influido por mi individualidad
podrás influir en mí con tus consejos.”
(Covey).
¿Diálogo de sordos? Diálogo significa
poner a disposición un significado
compartido. Si no te escucho no hay
diálogo. Si no te escucho no hay entendimiento.
Sin entendimiento no hay comunicación
efectiva. Sin comunicación
efectiva no hay relación de calidad. Y
sin relaciones de calidad no se puede
tener éxito ni en la familia ni en el trabajo
ni en la sociedad. Mucha gente no
escucha con la intención de entender,
sino con la intención de replicar: o están
hablando o preparándose para hablar.
“No puedo entender a mi hijo, él no
me escucha”, dice un padre de su hijo
adolescente. Pareciera, más bien, que
para entender a alguien debiéramos escuchar,
no hablar. Estamos tan “llenos”
de nuestra realidad, de nuestra autobiografía,
que no le damos crédito a
otras “realidades”. El ser humano necesita
ser entendido. Escuchar con
empatía nos permite interiorizar otro
punto de vista, otro marco de referencia,
otra realidad. Desde allí vemos al
mundo desde otro ángulo, desde el interior
psiquoemocional de la otra persona,
desde donde podremos saber
cómo se siente.
“¿Que por qué no te escucho? ¡Porque
si te escucho me convences!” Sin
embargo, escuchar no es estar de
acuerdo con alguien: se trata más bien
de entender profunda y ampliamente a
otro. Para lograrlo se precisa de madurez
que es el balance entre coraje y consideración.
Buscar entender a los demás
requiere consideración; buscar ser
entendido requiere coraje. Quien escucha
bien no juzga lo que escucha, trata
más bien de entenderlo y comprenderlo
detalladamente. Quien escucha bien
está explorando, buscando y tomando
información. No criticando y juzgando
al otro. Si lo que escuchas no te gusta,
puedes decidir qué hacer con ello.
Siempre podremos aprender a comunicarnos
mejor.
La comunicación es cosa de dos
“¡La culpa de que tú y yo no nos entendamos
es tuya y sólo tuya!”
Entender la comunicación como una
“oportunidad de encuentro con el otro”
plantea una amplia gama de posibilidades
de interacción en el ámbito social,
porque es allí donde tiene su razón
de ser, ya que a través de ella las personas
logran el entendimiento, la coordinación
y la cooperación que posibilitan
el crecimiento y desarrollo de las organizaciones.
La responsabilidad de la comunicación
efectiva es (al menos) de dos personas.
Quizás no me estoy expresando
bien, quizás no estoy pendiente de qué
estás entendiendo, quizás no estoy utilizando
las palabras que puedes comprender,
quizás con la boca digo algo y
con mis gestos o mis acciones digo otra
cosa muy diferente o incluso contraria
a mis palabras. O quizás eres tú quien
no escucha adecuadamente, quizás no
me dejas terminar de hablar, quizás no
estás verificando si estás en lo correcto.
Quizás no te estás poniendo en mi
lugar, no estás tratando de entender mi
posición, lo que estoy experimentando
o lo que estoy sintiendo. La responsabilidad
de la comunicación efectiva es
(al menos) de dos personas y eso es
bueno si queremos mejorarla, pues en
tre los dos podemos hacerlo si identificamos
qué estamos haciendo mal y lo
corregimos, y si identificamos lo que estamos
haciendo bien y lo fortalecemos
y mantenemos.
Un directivo preocupado por su capacidad
para generar confianza, por su
capacidad para ejercer un liderazgo
efectivo, por su capacidad para establecer
climas emocionales adecuados
para su gente, deberá comprender que
la herramienta de trabajo más utilizada
y tal vez poco entendida es el lenguaje.
Una gran parte del trabajo directivo es
conversacional. Entender el trabajo
conversacional significa comprender
profundamente la relación directa entre
conversaciones y resultados.
La carencia de estrategias comunicativas
en el interior de la organización,
la falta de canales o la infrautilización
de los mismos, genera lentitud en los
procesos y en las acciones, retardo en
las respuestas y desinformación acerca
de las políticas, todo lo cual imposibilita
la verdadera interacción a nivel
interno. Por otra parte, son indispensables
para que no se pierda la coherencia
entre las acciones que se realizan
dentro de la institución con la realidad
del entorno.
¿Hay que comunicarse más?
“En el entorno laboral, una de las quejas
que más hemos oído es que no hay
suficiente comunicación en las instituciones.
Los directivos se quejan de que
rara vez oyen a los mandos intermedios;
los ejecutivos más altos se quejan de
que están aislados y alejados de los
que están, de hecho, haciendo el trabajo,
y los departamentos de las organizaciones
complejas a veces discuten
sobre la falta de canales de comunicación
entre ellos.” (Scott y Powers).
Una de las muchas encuestas recientes
sobre comunicaciones internas enumeraba
cuáles serían los beneficios,
según sus empleados, de contar con
una buena comunicación dentro de sus
empresas:
El 25% hizo mención a una mayor eficiencia
en las tareas.
Un 18% dijo que permitiría alinear a
toda la organización.
El 17% contestó que agilizaría los procesos
internos.
Un 14% que crearía sentimientos de
pertenencia y motivación.
Y una idéntica proporción afirmó que
mejoraría el clima laboral, tal vez como
consecuencia directa de todo lo anterior.
A juzgar por ello, los beneficios de
contar con una buena comunicación
interna son beneficios monetarios concretos
y no una extravagancia que se
permiten las grandes empresas multinacionales.
Y son beneficios concretos
porque sus riesgos son reales y porque
una mala comunicación afecta el trabajo:
se demoran, se duplican o se pierde
calidad en las tareas, baja la productividad,
hay desmotivación, incertidumbre.
Y perder eficiencia significa
siempre perder dinero
Sin embargo, el problema no es la
cantidad de comunicación, sino su calidad.
Incluso las nuevas tecnologías
que facilitan las comunicaciones pueden
ser un elemento distorsionador en
este tema. El problema radica en reflexionar
si la forma de comunicarnos
es la más eficaz con relación a las metas
personales y a las de las organizaciones.
La comunicación eficaz constituye
una de las dimensiones más relevantes,
porque vincula a la empresa
con los medios externos, difunde sus
realizaciones, su cultura e identidad
para lograr en ellos una imagen favorable.
A los públicos internos les permite
coordinar tareas, evitando esfuerzos y
perdidas innecesarias de tiempo. Además,
motiva a la participación cuya
consecuencia directa es el compromiso
con las metas fijadas.
Si consideramos a una organización
como un sistema de redes comunicativas,
debemos entender que la comunicación
no es sólo un instrumento, sino
una parte constitutiva de la misma. Por
tal razón, es imprescindible que consideremos
a la comunicación efectiva
como una competencia crítica, tanto
para el desarrollo profesional, como
para optimizar el funcionamiento de las
organizaciones. A pesar de todo, la
comunicación no elimina problemas.
La comunicación no es la panacea o
una especie de parche milagroso que
todo lo cura; más bien es un medio,
una herramienta para resolver ciertos
problemas; pero también conviene
saber que los puede aumentar y aun
crear.
Las comunicaciones internas son
una construcción diaria: en las reuniones,
en el intercambio permanente, en
los espacios de análisis y reflexión, en
la difusión de mensajes, en los encuen
tros casuales, en el reconocimiento y
respeto por las expresiones del otro.
¿Pero realmente nos (in)comunicamos?
“El problema es que no nos estamos
comunicando.”
Todo lo que nos hace “humanos” está
de alguna forma relacionado con la comunicación.
Ahora bien, ¿la comunicación
es una decisión? Es decir, ¿las
empresas pueden decidir si “hacen” o
“no hacen” comunicación interna o externa?
Para responder a este interrogante
repetiré una frase que figura hasta el
cansancio en cualquier manual: el no
comunicar también comunica. Hay que
distinguir entre interpretaciones erró-
neas, deficiencias en la comunicación
e interrupción de la comunicación. Ninguna
de esas tres situaciones se equipara
a la no-comunicación. Los conocidos
“no te hablo” o “no te escucho” son
una muestra palpable -aunque resulte
paradójico- de comunicación. Parafraseando
a Watzlawick, si todo comportamiento
humano con relación a los
otros tiene un valor de comunicación,
se deduce que, por mucho que se intente,
no se puede dejar de comunicar.
Podemos estar comunicándonos aun
con personas con quienes no tenemos
intención de hacerlo.
Si hablamos nos comunicamos. Y, si
no hablamos, también. Si miramos por
la ventana mientras alguien nos habla
le estamos enviando un mensaje: no me
importa lo que dices. Y si me escuchas
con atención me dices: valoro, me importa,
aprecio lo que me dices, y también
te valoro y te aprecio. El silencio
comunica. El no devolver la llamada
comunica. El no responder un e-mail
comunica. Los gestos comunican. La
mirada comunica. El tono de voz dice
algo. Las acciones gritan más fuerte
que las palabras.
Un hecho paradójico en la comunicación
humana es que a menudo se
pueden transmitir dos mensajes simultáneamente:
uno verbal y otro no verbal.
Su contenido, sin embargo, puede
ser diferente. Tras las vacaciones, al
encontrarnos con un conocido, podemos
decirle: “Por supuesto que queremos
ver tus diapositivas de Islandia”, y
a la vez mirar el reloj y disimular escasamente
un bostezo. En casos semejantes
es muy probable que un receptor
medianamente atento halle más
creíble el segundo mensaje que el primero.
Por eso, ¿dónde queda a veces
la expresión –y no sólo ella, sino también
la credibilidad y educación- de
que “la puerta de mi despacho está
siempre abierta”? Un buen test para
cualquier directivo es analizar si se está
más pendiente del teléfono y los papeles
que del interlocutor que, haciendo
uso de la invitación, ha traspasado el
umbral del despacho. En casos así,
siempre creerá más lo que “haces” que
lo que “dices”.
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Estaba una señora sentada sola en la mesa de un restaurante, y tras leer la carta decidió pedir una apetitosa sopa en la que se había fijado. El camarero, muy amable le sirvió el plato a la mujer y siguió haciendo su trabajo. Cuando éste volvió a pasar cerca de la señora ésta le hizo un gesto y rápidamente el camarero fue hacia la mesa.
– ¿Qué desea, señora?
– Quiero que pruebe la sopa.
El camarero, sorprendido, reaccionó rápidamente con amabilidad, preguntando a la señora si la sopa no estaba rica o no le gustaba.
– No es eso, quiero que pruebe la sopa.
Tras pensarlo un poco más, en cuestión de segundos el camarero imaginó que posiblemente el problema era que la sopa estaría algo fría y no dudó en decirlo a la mujer, en parte disculpándose y en parte preguntando.
– Quizás es que esté fría señora. No se preocupe, que le cambio la sopa sin ningún problema…
– La sopa no está fría. ¿Podría probarla, por favor?
El camarero, desconcertado, dejó atrás la amabilidad y se concentró en resolver la situación. No era de recibo probar la comida de los clientes, pero la mujer insistía y a él ya no se le ocurrían más opciones. ¿Qué le pasaba a la sopa? Lanzó su último cartucho:
– Señora, dígame qué ocurre. Si la sopa no está mala y no está fría, dígame qué pasa y si es necesario, le cambio el plato.
– Por favor, discúlpeme pero he de insistir en que si quiere saber qué le pasa a la sopa, sólo tiene que probarla.
Finalmente, ante la petición tan rotunda de la señora, el camarero accedió a probar la sopa. Se sentó por un momento junto a ella en la mesa y alcanzó el plato el plato de sopa. Al ir a coger una cuchara, echó la vista a un lado y otro de la mesa, pero… no había cucharas. Antes de que pudiera reaccionar, la mujer sentenció:
– ¿Lo ve? Falta la cuchara. Eso es lo que le pasa a la sopa, que no me la puedo comer.
Si has leído esta historia, extraída de un libro de cuentos de Jorge Bucay, podrás darte cuenta de que muchas personas se empeñan en que las entiendan con indirectas, sin ir al grano, dando rodeos, pretenden que otros adivinen por qué dicen, hacen o piensan de determinada manera. Lo cual hace que la comunicación se torne muy dificultosa, cuando todo puede ser mucho más sencillo. Las demás personas no son iguales que nosotros, ni están en nuestra mente y muchas veces no entienden, por muy aparente que así sea, por qué actuamos de determinada manera.
Y tú, ¿te comunicas con indirectas o siempre usas un lenguaje claro y directo? ¿Conoces a personas como la señora que pidió la sopa?
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ERRORES EN LA COMUNICACION
Una buena comunicación nos acerca a las personas que nos importan, nos ayuda a solucionar los problemas y nos enriquece la vida.
bases para expresarte adecuadamente.
2.- Conocer los obstáculos de una buena comunicación.
3.- Saber qué hacer.
¿Qué es lo que realmente quiero decir?
- ¿Para qué lo quiero decir?
- ¿Cómo lo estoy diciendo?
- ¿Lo estoy diciendo en el momento y lugar adecuado?
1.- ¿Qué es lo que realmente quiero decir?
En ocasiones nos es difícil hablar de ciertos temas, porque nos provocan malestar, tristeza, vergüenza, enojo, etc.
En estos casos tendemos a insinuar, a brincar de un tema a otro o a hablar en forma poco clara, esperando que el otro interprete nuestras palabras, con el significado que nosotros queremos.
La otra persona no es adivina.
Si nosotros no lo decimos con claridad, ella puede interpretar equivocadamente.
2.- ¿Para qué lo quiero decir?
Es diferente compartir algo importante para mí, que expresar una molestia.
No es igual pedir algo que atacar al otro.
Es distinto utilizar la comunicación para conocer a la otra persona, que simplemente para llenar un espacio vació.
Es importante tener claro que espero de la otra persona y saber si ella me lo puede dar.
No todos tenemos la misma capacidad para escuchar, ayudar, comprender, etc.
Si nos dirigimos a la persona equivocada, el error es nuestro, no de ella.
Nadie puede dar lo que en ese momento no tiene.
3.- ¿Cómo lo estoy diciendo?
Si hablamos en primera persona, expresando lo que sentimos y deseamos, tenemos mayores probabilidades de ser escuchados.
Si atacamos, empezando nuestras oraciones con «TU…», muy probablemente la otra persona se sienta atacada y busque como contraatacar.
4.- ¿Lo estoy diciendo en el momento y lugar adecuado?
Una comunicación importante y personal, necesita de tiempo y de un espacio adecuado. Generalmente en privado.
¿Harías el amor con tu pareja en mitad de una cena, camino de una reunión o antes de entrar al cine?
Entonces por qué hablar de cosas importantes en esos lugares o en otras ocasiones similares.
Pero tampoco permitas que pase tanto tiempo, que ya no se hable de ello y que «se olvide».
- Falta de respeto por la otra persona.
- Etiquetar a la persona.
- Problemas anteriores, no resueltos.
- Demasiada tensión o enojo.
- Experiencias pasadas, dolorosas, relacionadas con el intento de comunicarse.
- Miedo a exponerse.
- Pensar que el esfuerzo no va a servir de nada.
- Falta de claridad para detectar nuestros sentimientos, pensamientos y deseos.
- Falso orgullo.
No saber escuchar.
Comunicarse adecuadamente es una responsabilidad de dos:
el que habla y el que escucha.
Más que oír las palabras o sonidos, saber escuchar significa:
- Entender lo que la persona me quiere decir.
- Ayudarle a expresar sus sentimientos e ideas.
- Mostrar el respeto y aceptación por lo que dice, aún si no estamos de acuerdo.
Aceptamos a la persona y sus diferencias, pero expresamos con respeto, nuestro desacuerdo.
Cuando sabemos escuchar, podemos:
Resolver conflictos y diferencias.
Evitar malas interpretaciones.
Demostrar nuestro respeto por la persona que habla.
Aprender de lo que escuchamos.
Evitar perder el tiempo.
Para escuchar bien, es necesario:
- Poner atención, mirar a los ojos de la persona que habla y mostrarle con nuestros gestos y expresión que lo estamos escuchando.
- No pensar en otras cosas o en lo que queremos responder.
- No interrumpir.
- Preguntar siempre que tengamos alguna duda, respecto a lo que nos están diciendo.
- No reaccionar ante los desacuerdos. Esperar a que la otra persona acabe de hablar, para contestar.
Falta de respeto por la otra persona.
Cuando no respetamos o aceptamos al otro, no le damos importancia a sus opiniones y sentimientos.
Nos burlamos, lo ignoramos, platicamos lo que nos cuenta, etc.
Esta actitud trae consecuencias que quizás nos molesten. Pero nosotros lo estamos propiciando.
Recuerda que cada persona es diferente y tenemos que aceptar y respetar esas diferencias.
La otra persona tiene el mismo derecho que nosotros a pensar y sentir de manera diferente.
Sin embargo respetar no quiere decir estar de acuerdo.
Etiquetar a la persona.
Cuando calificamos a alguien de determinada manera y nos formamos una imagen de acuerdo a esa calificación (la etiquetamos), ya no la vemos, ni la escuchamos.
Actuamos de acuerdo a la etiqueta.
Problemas anteriores, no resueltos.
Si estamos enojados, resentidos, etc., con una persona, por situaciones del pasado, estos sentimientos impiden que le prestemos atención a lo que nos quiere decir en el presente.
Cualquier palabra o gesto sirve como detonador de nuestras emociones y perdemos de vista el tema que queremos tratar.
Demasiada tensión o enojo.
No importa si nuestras emociones negativas son resultado del tema que se está tratando o no.
Si son demasiado intensas nos impiden hablar con claridad y escuchar con atención y respeto.
Experiencias pasadas, dolorosas, relacionadas con el intento de comunicarse.
Cuando hemos sido criticados, rechazados o ignorados o si, en el pasado, nuestros esfuerzos por aclarar los problemas fueron inútiles, no es difícil tener una actitud abierta ante una comunicación importante.
Recuerda que es necesario hacer el esfuerzo y estar conscientes de que es otro tiempo y que en este momento tenemos más herramientas y experiencia.
Además siempre podemos aprender.
El pasado no tiene porque ser determinante de nuestro futuro.
Miedo a exponerse.
El temor al rechazo, la burla o a sentirnos vulnerables, puede impedir que nos comuniquemos con los demás.
Si nos dejamos vencer por este temor, dejamos los problemas sin resolver o nos alejamos emocionalmente de la gente que nos importa.
Pensar que el esfuerzo no va a servir de nada.
Esta actitud pesimista, puede servirnos de excusa para evitar el esfuerzo y disfrazar el temor a fallar.
Pero, a largo plazo, la pérdida es mucho mayor.
Falta de claridad para detectar nuestros sentimientos, pensamientos y deseos.
En ocasiones es difícil o doloroso mirar hacia nuestro interior, pero mientras más nos conocemos más probabilidades tenemos de lograr nuestras metas y deseos y obtener mayor bienestar y felicidad.
Falso orgullo.
El falso orgullo busca dar la impresión de una seguridad, confianza, fuerza y reconocimiento de uno mismo, que en realidad no existe.
Está basado en el deseo de demostrarle al otro y a uno mismo que uno es mejor que los demás y que por lo tanto no podemos «perder nuestra dignidad».
Es un orgullo infantil basado en la creencia de que si cedo, reconozco mi error, pierdo, etc. significa que soy incapaz o menos valioso que los demás.
Generalmente el falso orgullo esta basado en una imagen equivocada de uno mismo, construida para evitar sentirse inferior o inseguro.
ideas y creencias y estilos de pensamiento, en donde encontrarás algunos hábitos de pensamiento que pueden estar influyendo en tu comunicación.
La guía para una mejor comunicación y problemas en la comunicación te proporcionan pautas importantes a seguir, para tener éxito.
Recuerda que la práctica y la paciencia son muy importantes.
No podemos cambiar algo que hemos hecho durante muchos años, en un momento.
El deseo de hacerlo es básico, pero para establecer un nuevo hábito necesitamos practicarlo muchas veces.
No te regañes cuando falles, simplemente reconoce que fue un error y sigue adelante.
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Independientemente de la industria a la que nos dediquemos, contar con habilidades de comunicación nos abre puertas, nos permite relacionarnos mejor con la gente a nuestro alrededor y nos da acceso a mejores empleos. También ayuda a que resolvamos problemas, demos a conocer nuestras ideas y proyectemos una buena imagen profesional.
Si piensas que la comunicación es una de las áreas en las que tienes que trabajar para alcanzar el éxito, sigue leyendo y descubre cómo mejorar.
1. Haz contacto visual. Mirar a los ojos a una persona es la manera más segura y eficaz de transmitir confianza. Sin palabras, seremos capaces de decirle a nuestro interlocutor que nos interesa lo que nos dice y que estamos escuchando de manera atenta.
2. Gesticula. De acuerdo con especialistas el 90% de la comunicación que transmitimos no es verbal, sino gestual. Nuestros movimientos corporales comunican mucho más de lo que pensamos, incluso de manera inconsciente.
En ocasiones un gesto puede persuadir, convencer y crear confianza mucho más que un discurso elaborado. Obsérvate y practica.
3. Ve al grano. Dominar la comunicación no significa hablar mucho, hacer presentaciones interminables o mandar largos mensajes por correo. Enfócate en ser claro en tus ideas y elimina el relleno para transmitir mensajes precisos.
4. Escucha antes de hablar. Un buen comunicador es siempre un buen escucha. Quien sabe escuchar no pierde información, hace preguntas oportunas y comprende a su interlocutor. Aprende a escuchar atentamente al reclutador en la entrevista, a tu equipo de trabajo y a tus colegas.
5. Atrévete a preguntar. Una gran barrera de la comunicación es el malentendido. La mayoría de la gente evita hacer preguntas por miedo al ridículo, sin embargo, ser capaz de expresar abiertamente tus dudas y admitir cuando no comprendimos una idea nos permite lograr un mejor entendimiento.
6. Lee. Leer de manera regular mejora nuestra comunicación oral y escrita. Ayuda a tener una mejor ortografía y amplía nuestro vocabulario. Lee diariamente noticias e información relevante en tu industria y además tendrás temas de conversación para establecer contactos y conocer gente nueva.
7. Confía en ti. Cuando fortaleces la seguridad en ti mismo se nota. Para ser convincentes y generar confianza en otros primero necesitas creer en tu capacidad y habilidades. Trabaja en ello.
8. Elige el medio correcto. ¿Tu medio de comunicación siempre es el correo electrónico? Quizá obtendrías mucho más de algunas personas si te acercaras a platicar de manera personal. Utiliza tu percepción para acercarte a la gente de la manera correcta, en ocasiones una llamada puede ser más personal y efectiva que un correo. Usa tu percepción para identificar cuál es el canal más conveniente para cada individuo.
9. Sé profesional. Utilizar un lenguaje casual durante la hora de comida, en compañía de tus colegas, no es ningún crimen. Sin embargo, es importante que identifiques los momentos en los que tu lenguaje debe ser claro y formal.
10. Actúa como un espejo. Vickie Austin, fundadora de la empresa de asesoría profesional CHOICES Worldwide, recomienda utilizar una técnica de comunicación denominada ‘mirroring’:
Consiste en observar el lenguaje corporal de nuestro interlocutor e imitarlo de manera sutil. Por ejemplo, si la otra persona afirma con la cabeza, hacer lo mismo segundos después. Con esta práctica es posible hacer sentir más cómoda y abierta a la otra persona y podemos obtener mayor empatía de su parte.
11. Grábate. Es una excelente alternativa antes de una entrevista o presentación. Al escuchar tu propio discurso podrás identificar si éste es fluido y claro. También puedes pedir a otros que lo escuchen y que te den su punto de vista.
12. No interrumpas. Evita completar el discurso de otros con tus propias ideas o desviar el tema de una conversación. Permite que las otras personas comuniquen sus ideas sin interrumpir y después expresa tus dudas o comentarios.
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Saber comunicarse correctamente es fundamental para el éxito en muchos aspectos de la vida.
Muchos trabajos requieren gran capacidad de comunicación, las personas que cuentan con habilidades de comunicación suelen tener mejores relaciones interpersonales.
La comunicación efectiva es una habilidad interpersonal clave. Aprender a mejorar nuestra comunicación nos traerá muchos beneficios.
La comunicación es un proceso de dos vías, mejorar la comunicación implica poner mucha atención en los procesos de enviar y recibir mensajes.10 consejos para mejorar la comunicación con los demás
1) Ser empático
2) Es una cuestión de actitud
3) Aprendiendo a Escuchar
4) Aplicando la Inteligencia Emocional
5) Tratando a todos por igual
6) Resolviendo los conflictos
7) Comunicándose con eficacia
8) Utilizando el Humor
9) Ser positivo
10) Sólo quejarse cuando sea absolutamente necesario
1- Ser empático
La empatía se trata de ver las cosas desde el punto de vista de los demás.
Cuando se recibe un mensaje de otra persona, tratar de no juzgar ni filtrar el mensaje por ideas o creencias preconcebidas. Jugar a ver las situaciones y las respuestas desde la perspectiva de la otra persona. “ponerse en los zapatos del otro”
Mantenerse en sintonía y entender sus emociones.
2- Es una cuestión de actitud
Hacer que la otra persona se sienta bienvenida, querida, valorada y apreciadas en sus comentarios. Brindar palabras y acciones que la motiven a comunicarse con nosotros. Si los demás perciben que son valorados, son mucho más propensos a dar su mejor esfuerzo.
Tratar de asegurarse de que todos los involucrados en una interacción o comunicación estén incluidos, esto se logra a través del lenguaje corporal efectivo y el uso de preguntas abiertas.
3- Aprendiendo a Escuchar
Escuchar no es lo mismo que oír, aprender a escuchar no sólo las palabras que se hablan, sino también la forma en que se hablan y los mensajes no verbales que se emiten. Utilizar las técnicas de aclarar y confirmar para estar seguros de lo que la otra persona ha dicho, de esta manera evitar cualquier confusión.
Tratar de no pensar en qué se va a decir a continuación, despejar nuestra mente y concentrarnos en el mensaje que se está recibiendo. Nuestros amigos, colegas y conocidos podrán apreciar nuestras buenas habilidades para escuchar .
4- Aplicando la Inteligencia Emocional
Ser consciente de lo que está pasando en la vida de la otra persona. Tratar de percibir cómo se siente.
Mantener contacto visual.
No tener miedo de pedir que nos brinden su opinión ya que esto ayudará a hacer que la otra persona se sienta valorada.
Considerar el efecto emocional de lo que está diciendo. Comunicarse dentro de las normas de comportamiento aceptables para la otra persona. Pensar antes de hablar.
5- Tratando a todos por igual
Siempre tratar de comunicarse con los otros en igualdad de condiciones y evitar condescencías personales. No hablar de los demás a sus espaldas.
No desarrollar favoritismo
Comprobar que el mensaje emitido ha llegado y ha sido comprendido correctamente. De esta manera se evitan confusiones y sentimientos negativos.
Fomentar la retroalimentación abierta y honesta del receptor
Si la confidencialidad es un tema, conocer sus límites y asegurar su cumplimiento.
Tratar a las personas teniendo en cuenta estos puntos ayudará a generar confianza y el respeto.
6- Resolviendo los conflictos
Aprender a solucionar y resolver los problemas y conflictos que puedan surgir.
Aprender a ser mediador y un eficaz negociador .
Usar las habilidades de escucha para entender ambos lados de un argumento – alentar y facilitar el diálogo de las personas entre sí.
Tratar de no ser parcial y allanar el camino para la resolución de conflictos.
7- Comunicándose con eficacia
No decir lo primero que viene a la mente, tomar un momento y prestar mucha atención a lo que dices y cómo lo dices. Centrarse en el significado de lo que quiere comunicar.
Tener especial cuidado en considerar cómo su mensaje puede ser recibido por la otra persona.
Presentar la información en forma clara para que su significado pueda ser entendido.
Al comunicar con claridad, se puede ayudar a evitar malentendidos y conflictos potenciales.
Ser conscientes de los mensajes que se envían a través de los canales no verbales: hacer contacto visual y evitar el lenguaje corporal defensivo.
Prestar especial atención a las diferencias culturales, experiencias pasadas, actitudes y habilidades antes de transmitir un mensaje.
Evitar la jerga y el lenguaje excesivamente complicado, explicar las cosas lo más simple posible.
Siempre evitar términos o cualquier lenguaje que pueda resultar ofensivo, racistas o sexistas.
8- Utilizando el Humor
La risa libera endorfinas, estas pueden ayudar a aliviar el estrés y la ansiedad, la mayoría de la gente le gusta reírse y se sentirán atraídos a alguien que los pueda hacer reír. El humor debe ser apropiado para la situación. Usar el sentido del humor para romper el hielo, para reducir las barreras y ganar el afecto de los demás.
9- Ser positivo
Pocas personas quieren estar cerca de alguien que está con una frecuencianegativa.Ser amable, optimista y positivo con otras personas.
Sonreír a menudo y tener una buena actitud, trae como respuesta que la gente responda positivamente.
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Para entenderse con los demás, primero hay que saber escucharse uno mismo.
Es muy importante saber manejar la comunicación, expresarse con eficacia a fin de alcanzar resultado favorable cuando hacemos uso de ella. La comunicación eficaz entre dos personas se produce cuando el receptor interpreta el mensaje en el sentido que pretende el emisor.
Por tanto, no nos sorprende que se señale, que comunicar no significa hablar mucho, sino expresarnos como quienes somos, con un lenguaje entendible, sencillo, respetando nuestra personalidad, autenticidad sin imitar a nadie, saber utilizar técnicas de persuasión, entonación de la voz, gesticulación. Cuando nos comunicamos, escuchamos y emitimos una respuesta acorde a nuestros propios sentimientos y pensamientos. Esta conducta responde a nuestros estados internos.
En este escrito, hemos seleccionado algunas notas que se resugieren considere en pro de lograr una buena comunicación a saber:
• Las posturas y los gestos cobran gran importancia para reforzar la persuasión. Hay que tomar muy en cuenta y descifrar los movimientos del interlocutor y el control de los propios.
• Un buen comunicador jamás se encuentra sin palabras. Trate de evitar los silencios, de rellenar cada pausa con un incesante bla-bla.
• Las conversaciones que no crean realidad, no generan acción.
• Quien pierde el tiempo con charlas vacías queda fuera del juego y no se entera de nada.
• Evite usar palabras inútiles, aprovechar bien su energía. Utilizada con cuidado y atención la conserva y refuerza. Use entonaciones adecuadas y pausas como instrumentos de bienestar.
• Saber manejar el silencio. Sin silencio no hay comunicación. Entre dos palabras hay siempre un intervalo, que a menudo expresa más que los mensajes orales. Entrénese en modular y escuchar estas pausas para que las palabras que salgan de su boca sean muestras vibrantes, elocuentes, en sintonía con la realidad del momento que se está viviendo.
• Obsérvese. Significa centrarse en uno mismo, no en lo que pueda pensar la persona que tiene enfrente. Es un verdadero de fuera hacia dentro, una situación a la vez de distancia emocional y de presencia consiente: estar sin juzgar.
• Libérese de las tensiones, relájese, El cerebro se atormenta para encontrar las palabras justas y el cuerpo se carga de tensión, cuando está estresado.
• No haga uso de palabras inútiles.
• Cuando se habla mucho no se dice nada.
• Sepa escuchar La falta de comunicación que se sufre hoy día se debe en gran parte a que no se sabe escuchar a los demás. Se está más tiempo pendiente de las propias emisiones, y en esta necesidad propia de comunicar se pierde la esencia de la comunicación, es decir, poner en común, compartir con los demás. Existe la creencia errónea de que se escucha de forma automática, pero no es así. Escuchar requiere un esfuerzo superior al que se hace al hablar y también del que se ejerce al escuchar sin interpretar lo que se oye.
• Maneje exitosamente la escucha activa. Esta, significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que habla.
• Tenga bien claro la diferencia entre oír y escuchar. El oír es simplemente percibir vibraciones de sonido. Mientras que escuchar es entender, comprender o dar sentido a lo que se oye. La escucha efectiva tiene que ser necesariamente activa por encima de lo pasivo. La escucha activa se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo. Para llegar a entender a alguien se precisa asimismo cierta empatía, es decir, saber ponerse en el lugar de la otra persona.
• Escuchar activamente las emociones de los demás es tratar de «meternos en su pellejo» y entender sus motivos. Es escuchar sus sentimientos y hacerle saber que «nos hacemos cargo», intentar entender lo que siente esa persona. No se trata de mostrar alegría, si siquiera de ser simpáticos. Simplemente, que somos capaces de ponernos en su lugar. Sin embargo, no significa aceptar ni estar de acuerdo con la posición del otro.(psicología on-line.com).
• La curva de la atención se inicia en un punto muy alto, disminuye a medida que el mensaje continúa y vuelve a ascender hacia el final del mensaje, Hay que tratar de combatir esta tendencia haciendo un esfuerzo especial hacia la mitad del mensaje con objeto de que nuestra atención no decaiga.
– No interrumpir al que habla.
– No juzgar.
– No ofrecer ayuda o soluciones prematuras.
– No rechazar lo que el otro esté sintiendo, por ejemplo: «no te preocupes, eso no es nada».
– No contar «tu historia» cuando el otro necesita hablarte.
– No contraargumentar. Por ejemplo: el otro dice «me siento mal» y tú respondes «y yo también».
– Evitar el «síndrome del experto»: ya tienes las respuestas al problema de la otra persona, antes incluso de que te haya contado la mitad.(psicología-on-line.com).
• Saber Parafrasear. Este concepto significa verificar o decir con las propias palabras lo que parece que el emisor acaba de decir. Es muy importante en el proceso de escucha ya que ayuda a comprender lo que el otro está diciendo y permite verificar si realmente se está entendiendo y no malinterpretando lo que se dice. Un ejemplo de parafrasear puede ser: “Entonces, según veo, lo que pasaba era que…”, “¿Quieres decir que te sentiste…?”.
• Emitir palabras de refuerzo o cumplidos. Pueden definirse como verbalizaciones que suponen un halago para la otra persona o refuerzan su discurso al transmitir que uno aprueba, está de acuerdo o comprende lo que se acaba de decir. Algunos ejemplos serían: «Esto es muy divertido»; «Me encanta hablar contigo» o «Debes ser muy bueno jugando al tenis». Otro tipo de frases menos directas sirven también para transmitir el interés por la conversación: «Bien», «umm» o «¡Estupendo!».
• Saber resumir
• No hablar del pasado
• Evitar las generalizaciones
• Ser específico.
• Cuidar la comunicación no verbal. Para ello, tendremos en cuenta lo siguiente:
– La comunicación no verbal debe de ir acorde con la verbal. Decir » ya sabes que te quiero» con cara de fastidio dejará a la otra persona peor que si no se hubiera dicho nada.
– Contacto visual. Es el porcentaje de tiempo que se está mirando a los ojos de la otra persona. El contacto visual debe ser frecuente, pero no exagerado.
– Afecto. Es el tono emocional adecuado para la situación en la que se está interactuando. Se basa en índices como el tono de voz, la expresión facial y el volumen de voz (ni muy alto ni muy bajo).
Tenga presente como se comenta, que no todos los seres humanos somos iguales, por lo tanto no respondemos de igual manera a los mismos estímulos, eso implica que no podemos tratar a todas las personas del mismo modo. Sólo si estamos atentos a las respuestas que generamos y somos lo suficientemente flexibles para modificar nuestro comportamiento cada vez que nos alejamos de la meta podremos aumentar las posibilidades de alcanzarla.
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CLAVES PARA UNA BUENA Y EFICAZ COMUNICACIÓN
¿Haz sentido que los demás no te escuchan, que no te toman tan en serio como quisieras? o ¿Permaneces tan ocupado que a menudo no sabes lo que recién hablaste con tu compañero(a)?
Comunicar no significa hablar mucho, sino expresarnos como quienes somos, con un lenguaje entendible, sencillo, respetando nuestra personalidad, autenticidad sin imitar a nadie, saber utilizar técnicas de persuasión, entonación de la voz, gesticulación. Cuando nos comunicamos, escuchamos y emitimos una respuesta acorde a nuestros propios sentimientos y pensamientos. Esta conducta responde a nuestros estados internos
La expresión no es sólo una cuestión de palabras, cuando nos relacionamos con los demás hay otros factores que influyen globalmente en cómo percibimos y cómo somos percibidos.
En el mundo profesional, académico y en la vida misma se habla de la Comunicación Verbal (lo que decimos) y la Comunicación No Verbal (lo que se transmite más allá de las palabras), en la que influyen aspectos como la postura corporal, los gestos, el tono de nuestra voz, la distancia a la que estamos del interlocutor, etc.
La entrevista de trabajo es una situación de intercambio de información que busca evaluar una serie de aspectos de uno de los interlocutores. Los profesionales de la selección son expertos en obtener esta información y saben que se puede decir tantas cosas hablando como a través de la Comunicación No Verbal.
Para aparecer a los ojos del entrevistador como el candidato ideal, debemos cuidar ambos aspectos de nuestra comunicación. Aquí le mostramos algunos consejos para que tenga en cuenta en las entrevistas de trabajo:
COMUNICACIÓN VERBAL
Nos relacionamos con la gente a través de la palabra, a lo largo de un día cualquiera emitimos y recibimos miles de mensajes, de modo que una buena capacidad de expresión oral resulta uno de los mejores instrumentos que poseemos para persuadir e influir en los demás.
El vocabulario es un valor añadido imprescindible, es necesario aumentar constantemente nuestro vocabulario si queremos dar nuestra mejor imagen y aumentar las probabilidades de éxito en una entrevista. Si usamos palabras equivocadas, inapropiadas o confusas, el entrevistador puede pensar que no sabemos hacernos entender o que divagamos porque no conocemos suficiente sobre lo que nos está preguntando.
COMUNICACIÓN NO VERBAL
Como ya hemos dicho, el comportamiento no verbal dice tanto de nosotros como las propias palabras. Es un indicador claro de nuestro pensamiento y de nuestro estado de ánimo y, en muchas ocasiones debemos saber controlar este lenguaje, ya que si no lo hacemos, nuestro cuerpo puede contradecir nuestro discurso.
Mover rítmicamente los pies, tamborilear los dedos de la mano sobre la mesa, mirar fugazmente el reloj, removerse en la silla o carraspear indican impaciencia o nerviosismo.
Mantener los brazos cruzados indican una actitud defensiva.
Mirar de reojo, sin sonreír puede señalar reserva, lejanía o duda.
Unir los pulgares indica confianza en uno mismo.
Acariciarse la barbilla significa evaluación, actitud crítica
Mostrar las palmas de las manos expresa sinceridad
La cabeza inclinada a un lado, y los ojos muy atentos en el interlocutor señalan una escucha activa y atenta
Como se ve en estos ejemplos, algunos de los cuales seguramente conocemos, existen un gran número de elementos que influyen en una situación de comunicación, y aunque éstas se perciben de forma global, es posible desglosarlas en factores que pueden controlarse y practicar en nuestro beneficio.
A EVITAR…
Mover continuamente los pies, frotarse las manos, o jugar con los dedos, cambiar de postura sin parar, no mirar a los ojos del interlocutor o gesticular de forma exagerada.
A POTENCIAR…
Adoptar una postura corporal relajada, sentarse cómodamente, mirar a tu interlocutor de frente, sonreír de forma franca, utilizar las manos para acompañar su discurso. Hablar con voz clara y audible, sin vacilaciones ni estridencias y procurar usar un tono cálido y sincero.
En definitiva, debe transmitir al entrevistador que realmente está interesado por el puesto, pero no sólo desde las palabras, sino desde su actitud; piense que ya es el nuevo colaborador de la empresa, no un candidato más.
CLAVES PARA DESARROLLAR UNA BUENA COMUNICACIÓN
Desarrolle interés
En la gente, en los hechos, en las cosas que nos rodean.
Desarrolle fascinación
Ser curioso, prestar atención, ser más cercanos de lo que la gente es, interesarse por los demás, por el bien de la gente.
Desarrolle sensibilidad
Que las cosas nos lleguen, aprenda a combatir lo negativo con lo positivo. Nuestras intenciones se interpretan mejor con acciones que con palabras.
Desarrolle conocimientos
Formar una biblioteca relacionada con libros relacionados con crecimiento personal, lo que informe respecto a la vida pero sacar conclusiones teniendo en cuenta todos los hechos, escuchando todas las campanas. Nos nutrimos con comida y con palabras, y estas vienen en charlas, lecturas, conversaciones con nosotros mismos, de experiencias.
Establezca relaciones entre vocabulario y comunicación
A mejor vocabulario, más fácil comunicarse. A mejor comunicación, mejor receptividad y mejores resultados.
PASOS PARA LOGRAR UNA BUENA COMUNICACIÓN
Tenga algo bueno que decir y esté preparado para decirlo bien.
Dígalo bien (requiere práctica). Decirlo con sinceridad, pensar y querer lo que se dice. Ser breves y decirlo con estilo.
Intensidad al decirlo, sentimientos fuertes, es la gran diferencia. Las palabras por sí solas producen un cierto efecto, las palabras dichas con convicción logran todo el efecto. «No lo diga si no lo siente».
Persuasión cuando se comunica.
Especialmente:
Serenidad y entusiasmo, pausas, inflexiones de la voz y ritmo.
Conocimientos y credibilidad.
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¿COMO MEJORAR LA COMUNICACION CON LOS DEMAS?
A veces cuesta comunicarse con los demás de manera respetuosa. Es importante recordar que todos somos distintos, pensamos distinto, y que aun así, puede darse un entendimiento. Veamos algunas pautas para mejorar la comunicación con los demás.
El estrés, las preocupaciones, las obligaciones y los inevitables temores y frustraciones, a menudo hacen que no logremos conectarnos en forma efectiva con los demás. Esto se hace particularmente evidente en nuestras comunicaciones: sentimos como si hablásemos en idiomas diferentes con nuestros hijos, nuestra pareja, incluso con nuestros amigos cercanos o compañeros de trabajo.
respetar su punto de vista y no debatir. Claro, tampoco debemos ceder ni dejarnos convencer. Simplemente debemos hacerle saber que no estamos de acuerdo, explicando nuestros motivos e ideales, en forma respetuosa y amable. De este modo, no iniciaremos un debate sino un verdadero diálogo.
- Una buena técnica para lograr una comunicación efectiva es formular nuestras palabras desde un formato positivo. Debemos, asimismo, procurar mantenernos apacibles y tranquilos, sin dejar que nuestras emociones se entremezclen con el mensaje. Para ello, y especialmente en una charla conflictiva, debemos recordarnos en nuestras mentes que el otro tiene derecho a tener su propia opinión, y que nosotros tenemos -de igual modo- el derecho de opinar por nuestra cuenta, siempre respetándonos.
- Para una buena comunicación no es bueno ser demasiado empático. Es decir: aceptar y asumir todo lo que nos digan nos hará carecer de opiniones propias, mejor dicho: nos hará parecer como si no tuviésemos una mente propia. Pensemos en que tampoco nos gustaría que la otra persona dijera un gran «sí» a todo lo que decimos, ya que nos parecería que ni siquiera nos estuviera prestando atención.
- También es necesario que, en la búsqueda de lograr una comunicación efectiva, prestemos atención a lo que nos dicen. Si mientras la otra persona formula sus ideas nosotros pensamos en qué le vamos a responder, no estaremos haciendo un diálogo, sino un mero intercambio de frases inconexas.El secreto de una buena comunicación está, casi siempre, en saber escuchar, interpretar, y responder sólo si el caso lo amerita.
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La comunicación puede ser verbal o no verbal. Las acciones de comunicación varían y pueden suponer el envío de señales obvias, además de otras sutiles. Estas acciones por lo general no son difíciles de practicar, y a menudo las utilizas inconscientemente a diario. La comunicación efectiva puede llegar a ser más difícil cuando una situación es nueva o está cargada emocionalmente. Esta lista de 10 acciones pueden ayudarte a ser un comunicador más eficaz.
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comunicacion superficial
-dar por hecho que los demas saben lo que quiero decir, los demas adivinan lo que yo pienso, exijo que los demas lo sepan sin yo haberlo expresado, exijo que me entiendan y me comprendan sin darme yo a comprender,minimo esfuerzo
SUPONER
Cuando el cuerpo grita lo que la boca calla…
Nuestro cuerpo es sabio y habla.
Solemos pensar una cosa y decir otra, sentir una cosa y hacer otra, no somos coherentes con nosotros mismos por miedo al rechazo, al abandono, a la crítica, a perder el prestigio, al juicio, etc… y entonces enfermamos.
El cuerpo grita lo que el alma calla.
INTRODUCCION
La palabra, el habla es una de las formas mas antiguas que tiene el ser humano para comunicarse, al hablar expresamos nuestos sentimientos, opiniones, ideas, conocimientos, etc. Tambien al hablar interactuamos con las demas personas, exhibimos diferentes puntos de vista.
Es imposible decir que el hombre carece de inteligencia cuando por sus propios medios, y esto por la necesidad de sobrevivir en el medio en el que se encuentra logra adaptarse y mediante mecanismos ideados por el, permanece activo en un grupo social.
Howard Gardner, psicologo estadounidense, estudia si de verdad son inteligencias o capacidades, y si el ser inteligente, solo lo indica tener un coeficiente intelectual elevado o destacarse en diversas areas a la vez, sobre todo si son areas de la ciencia o las matematicas, sin dificultad alguna. Gardner se dio cuenta de que las personas estan acostumbradas a escuchar expresiones como : «no es muy inteligente, pero tiene una maravillosa aptitud para la musica» pero para el en realidad son inteligencias.
Para el, la inteligencia como la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que son valiosos en uno o mas culturas. Al definir la inteligencia como una capacidad, Gardner la convierte en una destreza que se puede desarrollar. Todos nacemos con unas potencialidades marcadas por la genetica. Pero estas potencialidades se van a desarrollar de una manera o de otra dependiendo del medio ambiente, nuestras experiencias, la educacion recibida…
Desenvolvernos en diferentes contextos y por ello es necesario que poseamos habilidades para lograr insertarnos o permanecer en el y sino las poseemos, podemos desarrollarlas no todos tenemos las mismas capacidades de realizar cosas ni para aprender, ni para adaptarnos, puede ser que alguno tengamos la capacidad de movernos y bailar con facilidad, puede ser que a otros se les facilite tocar instrumentos pero puede ser que por el contrario se nos dificulte expresarnos verbalmente.