Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
10 ABRIL
«MADURAR»
La esencia de todo progreso es la buena disposición para hacer los cambios que conducen a lo mejor y luego la resolución de aceptar cualesquier responsabilidades que estos cambios nos entrañen.
— COMO LO VE BILL, p. 115
Algunas veces, cuando yo he llegado a estar dispuesto a hacer lo que debería estar haciendo, quiero alabanzas y reconocimiento.
No me doy cuenta de que cuanto más dispuesto esté a cambiar mi forma de actuar, más emocionante es mi vida. Cuanto más dispuesto esté a ayudar a otros, más recompensas recibo.
Esto es lo que para mí significa practicar los principios.
La diversión y los beneficios están para mí en la disposición a hacer las acciones, no en los resultados inmediatos.
Ser un poco más bondadoso, un poco más paciente, un poco más cariñoso, hace mejorar mi vida día tras día.
Del libro Reflexiones diarias
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Puede parecer reiterativo decir “para que las cosas cambien algo tienen que cambiar”; y es que si yo siguiera haciendo las cosas de la misma manera es imposible que obtenga resultados distintos.
Dejar de consumir es lo que debo de hacer, es lo que me corresponde, de hecho no tiene porque haber una felicitación, ni un agradecimiento de nadie por hacer lo que es correcto, lo que debí haber hecho siempre para evitar dañar y dañarme, para no incurrir en actos inmorales, para no repetir las mismas conductas e ir teniendo cada vez consecuencias más graves para mi y quienes me rodean. Sin embargo, mi personalidad, necesitada de aceptación y reconocimiento, me pide de manera egoísta que me elogien, que los demás se congratulen, que se sientan comprometidos con mi sobriedad, incluso de pronto les cargo la responsabilidad de que mantengan sus actos, sus dichos y sus intenciones a buen resguardo para que no me afecten y puedan hacerme recaer.
Cuando he pensado así y/o cuando siento que así deben ser las cosas, inmediatamente debo hacer un inventario diario e incluso debo recordar el inventario moral del Cuarto Paso para recordar que clase de persona soy y no ser desmemoriado al respecto.
Puede parecer reiterativo decir “para que las cosas cambien algo tienen que cambiar”; y es que si yo siguiera haciendo las cosas de la misma manera es imposible que obtenga resultados distintos; y por tanto mi cambio profundo de personalidad que debe mostrarse en el cambio de lo cotidiano de mi vida, trae modificaciones en mi entorno y debo tener el valor y la fortaleza para sostener este cambio por complicado o adverso que sea mi entorno, por a gusto que sea mi zona de confort, por difícil que se vea enfrentar para mantener mi vida regida por los principios espirituales del Programa.
Es importante que tenga presente que debo haber llegado a una auténtica creencia en un Poder Superior, para que haga lo que yo no pude lograr; debo haber decidido de manera sincera y completa poner mi voluntad y mi vida al cuidado de Dios para que se haya unión entre mi intención y mi fuerza de voluntad para hacer la Voluntad de Dios (unicidad y armonía de objetivos), para estar en posibilidad plena de que el Poder Superior elimine el temor de confrontarme para hacer mi inventario moral. Para mí es sumamente importante formalizar esta decisión con mi Dios, con la oración que me propone el Libro Grande al hablar del Tercer Paso. “Dios, me ofrezco a Ti para que obres en mí y hagas conmigo Tu voluntad. Líbrame de mi propio encadenamiento para que pueda cumplir mejor con Tu voluntad. Líbrame de mis dificultades y que la victoria sobre ellas sea el testimonio para aquellos a quien yo ayude de Tu Poder, Tu Amor y de la manera que Tú quieres que vivamos. Que siempre haga Tu Voluntad.”
Esta oración la fui sintetizando hasta hacerla mía para poder formalizar con Dios y la digo cuando requiero enfrentar mi inventario “¡Hágase en mí y a través de mí Tu Voluntad!”.
Hay dos cosas que me quedan muy claras del Programa y en las cuales es reiterativo: Hacer la Voluntad de Dios; y trabajar con otro; porque se trata de ir reduciendo mi ego, de dejar de pensar solamente en mí, y a través de alimentar mi espiritualidad es que voy a progresar en ese ámbito y tendré las herramientas para la ingobernabilidad de mi vida; pues mi Poder Superior se hace cargo de mi enfermedad y Él es quien removerá mis defectos de carácter.
Dios se encuentra en mí, en ese insospechado recurso interior, ahí ha estado siempre y lo que sucede es que yo lo había sacado de mi vida porque únicamente buscaba sustentar mi vida en mi libre albedrío y mi fuerza de voluntad; no había elegido hacer la Voluntad de Dios y por tanto mi vida se vuelve un caos porque yo solo no puedo con mis emociones negativas; y mucho menos tengo el poder para controlar mi consumo.
Yo soy responsable de dar los Pasos para cambiar de buena voluntad y le pido a Dios me otorgue la fortaleza para sostener estos cambios para que sean para mí mayor bien y el de las demás personas, así es como voy venciendo mi inmadurez.
Felices 24 horas de madurez.