Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

11 OCTUBRE

«AUTODISCIPLINA»

Nuestro primer objetivo será el desarrollo de la autodisciplina.

DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 98

Conducir mi coche a mi trabajo me da la oportunidad de autoexaminarme. Un día, mientras hacía este viaje, empecé a revisar mi progreso en sobriedad, y no me gustó mucho lo que vi. Esperaba que a medida que el día progresaba, yo olvidaría esos pensamientos molestos, pero según se sucedían los desengaños, mi descontento solamente crecía y las presiones internas seguían aumentando.

Me retiré a una mesa aislada en el salón de recreo y me pregunté a mí mismo cómo podía sacar el mejor provecho del resto del día. Cuando las cosas iban mal en el pasado, instintivamente yo quería combatirlas. Pero durante el corto tiempo que había estado tratando de vivir el programa de A.A., aprendí a retroceder un paso y mirarme a mí mismo. Reconocí que, aunque yo no era la persona que quería ser, ya no reaccionaba como hacía antes. Aquellos viejos moldes de comportamiento solamente trajeron dolor y tristeza para mí y para otros. Regresé a mi puesto de trabajo, resuelto a hacer de este día un día productivo, agradeciéndole a Dios la oportunidad de hacer progresos ese día.

Del libro Reflexiones diarias
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El dominio sobre mí mismo lo voy adquiriendo al momento en que mi Poder Superior me libra de la esclavitud del consumo, de la sujeción a mi obsesión, de la dependencia de la sustancia, de la sumisión a mi ego, del sometimiento a la aprobación de otros, de la opresión de mis emociones negativas y a la servidumbre de mi falta de sano juicio.

El Décimo Paso me muestra lo importante de irme creando el hábito de hacer una pausa y no ser reactivo, porque esto nunca me ha funcionado en la vida, cuando me dice: “Nuestro primer objetivo será adquirir el dominio sobre nosotros mismos. Esto tiene la más alta prioridad”, lo que quiere decir desarrollar mi autodisciplina, fomentar mi moderación porque primero es procurar mi estabilidad emocional y primero es la meta de mi progreso espiritual a través de adquirir un nuevo estado de conciencia, de mi cambio profundo de personalidad y la transformación positiva de mis juicios y actitudes.

El dominio sobre mí mismo lo voy adquiriendo al momento en que mi Poder Superior me libra de la esclavitud del consumo, de la sujeción a mi obsesión, de la dependencia de la sustancia, de la sumisión a mi ego, del sometimiento a la aprobación de otros, de la opresión de mis emociones negativas y a la servidumbre de mi falta de sano juicio. De esta manera fomento la moderación de mis actos y no de la reacción explosiva, eufórica o depresiva ante los hechos que se me presentan y voy adquiriendo la disciplina de detectar, admitir y corregir para seguir avanzando en mi estabilidad emocional y en mi crecimiento espiritual.

He aprendido que yo puedo decidir entre modificar mi actitud y retomar positivamente o preferir seguir enojado, seguir molesto, seguir triste, seguir decepcionado, seguir frustrado, seguir envidiando, seguir quejándome y echarme a perder un momento, unas horas, un día, un año o mucha parte de mi vida.

Cuando hago conciencia de que yo soy quien toma la elección de cómo responder ante cualquier tipo y tamaño de contrariedad me hago responsable de mí mismo, lo que se contrapone a mi forma de ser en la actividad de culpar a otros, justificar, ser irresponsable, minimizar, en fin evadir y no mirar dentro de mí, ¡ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio!

El inventario diario precisamente me sirve para ir aprendiendo a tener la humildad de reconocer mis fallas lo más pronto posible, sugiriéndome que lo haga instantáneamente y corrija inmediatamente, hacerlo de manera continua para mi propio beneficio y así pueda ser benéfico para mis relaciones interpersonales y como consecuencia pueda ser favorecedor para los demás, sobre todo para otros enfermos de adicción que al ver mi cambio de manera de vivir y de ser se vean atraídos a formar parte de la Comunidad de la recuperación.

Un día a la vez me he puesto en acción para aligerar mi carga y hacer más sencillo mi día al no engancharme con mis emociones negativas y al no ser prisionero de las personas con las que tengo alguna desavenencia, discrepancia y hasta oposición, sino hacerme responsable de lo que pienso y siento con la finalidad de guiarme hacia cualidades que me permitan contrarrestar a mi egoísmo, mi egocentrismo, mi egolatría y mi egotismo, ya que tener actos de generosidad, comprensión, altruismo, consuelo, perdón, tolerancia, honestidad, humildad y amor me permiten formarme un hábito de disciplina para actuar correctamente y buscar el mayor bien para el mayor número de personas cuando estoy bien conmigo mismo.

No hay manera de estar en sintonía, empatía y simpatía con los demás si yo no estoy en equilibrio y estabilidad emocional conmigo mismo, si pretendo establecer como parámetro de mi bienestar el hecho de no tener problemas con nada ni con nadie, ya que dejarme llevar por la fantasía de que la felicidad es la ausencia total de dificultades en la vida solamente demuestra mi falta de sano juicio, pues si se trata de progreso espiritual y la piedra angular del mismo es el sufrimiento, pretender no tener ningún tipo de contrariedades en mi vida significa que quiero estar de vacaciones espirituales y de eso no se trata la existencia, según he entendido.

Hacer un inventario en un momento o circunstancia concreta me ha sido útil para romper el ciclo insano de alimentar a mis emociones negativas y fastidiarme yo mismo la vida, so pretexto de lo que me hacen los demás.

Soy responsable de mantener o abandonar mi tranquilidad espiritual, la elección es mía, por eso en momentos conflictivos me ha servido pedir ayuda a través de la Oración de la Serenidad.

Felices 24 horas de autodisciplina de revisar mi progreso en sobriedad.

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