Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
12 JUNIO
«FORMAR AUTÉNTICAS RELACIONES»
Pero nuestras relaciones retorcidas con nuestra familia, nuestros amigos y la sociedad en general son las que nos han causado el mayor sufrimiento a muchos de nosotros. Hemos sido especialmente estúpidos y tercos en este aspecto. El hecho fundamental que nos hemos negado a reconocer es nuestra incapacidad para sostener una relación equilibrada con otro ser humano.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 50
¿Se me pueden aplicar a mí estas palabras? ¿Soy todavía incapaz de tener una auténtica relación con otro ser humano? ¡Qué terrible desventaja sería para mí llevar esto a mi vida sobria! Meditaré y oraré en mi sobriedad para descubrir cómo puedo ser un amigo y compañero de confianza.
Del libro Reflexiones diarias
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Nuestra egomanía construye dos abismos muy peligrosos; o bien insistimos en dominar a las personas que conocemos o llegamos a depender exageradamente de ellas.
El Cuarto Paso dice: “Pero el mayor sufrimiento que hemos padecido se ha originado en la deformada relación que hemos tenido con la familia, los amigos y la sociedad en general.
Hemos sido especialmente torpes y porfiados con esto. Hemos. sido incapaces de reconocer un factor primordial que es nuestra total insuficiencia para establecer una verdadera comunicación con los demás. Nuestra egomanía construye dos abismos muy peligrosos; o bien insistimos en dominar a las personas que conocemos o llegamos a depender exageradamente de ellas.”
Cuando leí esta parte del Cuarto Paso, y que ahora recuerdo con la Reflexión del día, viene a mi memoria algo que muchas personas me decían, entre ellas mi padre, mis hermanos e incluso mi esposa e hijos, “cantinfleas”, “cortas las palabras”, “no se te entiende”, “mejor escríbelo”, porque invariablemente mi comunicación verbal con los demás era muy mala, a veces lo sigue siendo, y esto hacía que mi relación con las demás personas tuviera una gran deficiencia.
Mi justificación era que yo me expreso mejor escribiendo, mas no sabía reconocer y detectar que mi mala comunicación verbal, mi lenguaje corporal mostraban una inseguridad constante, una baja autoestima, un temor de manifestar lo que considero correcto y justo, una muestra constante de no ser merecedor de nada; que en mi persona obviamente precedió a la actividad del consumo, puesto que este problema de entablar relaciones buenas y sanas siempre se vio deformado; a veces tengo que reconocer que beber me permitía perder todos esos miedos, inseguridad, faltas de valor y me permitían decir lo que pensaba de una mejor manera hasta que el alcohol me hizo presa y dejó a mi lengua muy suelta y sin freno para gritar, ofender, exigir, imponer, lastimar, humillar y al fin de cuentas demostrar mi total incapacidad para comunicarme con los demás y por tanto tener una relación adecuada, de respeto, inteligente, asertiva y con acierto.
Al hacer mi inventario personal, al admitirlo ante mí, ante Dios y ante otro ser humano, he podido darme cuenta de que no he tenido la capacidad de afirmar, y defender mis ideas, creencias y convicciones, así como no he tenido la solución correcta, ni he tenido cordura, conciencia y tino para manejar mis relaciones interpersonales, sea con amigos, parejas, familia y la sociedad en general. Para mí una clara demostración de la falta de sano juicio y de mi total ingobernabilidad.
Esta falta de manejar mi vida con acierto y asertividad me impidió ir logrando ser autónomo y autosuficiente por lo que favoreció mis defectos de carácter para ser impotente a la dependencia química y proclive e ingobernable a la dependencia de las personas, sea queriendo dominarlas o contralarlas (como al alcohol) o estando en manos de los demás y obedeciendo sus exigencia (como en la compulsión por consumir).
Mi torpeza, ineptitud, incapacidad, ineficacia, ignorancia, nulidad, necedad, desconocimiento son muestra de mi impotencia, son prueba contundente de que mi enfermedad es falta de poder y por tanto requiero de un Poder Superior para que se haga cargo, un día a la vez, de toda mi enfermedad mental y emocionalmente negativa que me lanza por un precipicio de sufrimiento donde el panorama es tan engañoso que me proporciona una vista irreal de que voy volando al cielo cuando en realidad voy cayendo en picada al infierno.
Siempre he oído, me han comprobado y he experimentado las dificultades para comunicarme con otra persona, y el medio me exige tener relaciones perfectas (lo cual no existe ni el en plano profesional) al pasar de los días me he dado cuenta que tal perfección no puede ser una meta sino un camino en el que se progresa con base en la práctica de los principios espirituales que me dan fortaleza, valor y por ende seguridad para ir adquiriendo esa capacidad de ser asertivo, lo que significa poder expresarme sin dañar, sin ofender, sin manotear, sin imponer, sin prepotencia, en fin sin soberbia y sin auto-conmiseración.
Al ir avanzando en mi equilibrio emocional (en mi sobriedad) he podido llegar a comprender que las relaciones deben ser de acuerdo a mi rol, a mi capacidad y a mi auténtico interés de servicio a mí mismo y a los demás, y hacer un esfuerzo sincero por establecer relaciones leales y confiables, que no se sustenten en buscar mi único y personal beneficio o que busque simplemente tener amigos por lo que puedan otorgarme o beneficiarme. He ido aprendiendo a tener una mano amiga responsablemente sustentada en mi práctica de los Doce Pasos, con la finalidad de aplicar el principio de atracción y no de promoción para no afectar la credibilidad de lo que realmente es el Programa de recuperación.
Sólo por hoy al vivir la práctica de cada uno de los Pasos y tener la buena voluntad de aplicar los principios espirituales de tolerancia, humildad, comprensión, consuelo, perdón, armonía, verdad, esperanza, alegría, fe y amor las relaciones con mi esposa, con mis hijos y con mi familia en general son sanas, la convivencia es afable, tengo paciencia y tolerancia con muchas cosas. Las rabietas y caprichos de mis hijos y las exigencias de mi esposa generalmente no son desaforadas ni abusivas, y cuando lo son hoy tengo la herramienta de poder pedirle a Dios serenidad para que no nos levantemos las voces y no nos pasemos a lado de la violencia. Hoy llego a mi casa y sé que es un refugio, de hecho es un hogar, donde tengo la sensación de seguridad, confort, pertenencia y calma, algo muy distinto a lo que se vivía en mi actividad.
Con mis compañeros y amigos, trato de ser leal, complaciente, sincero y honesto. Esto hace que tenga pocos amigos, pero me complace saber que aunque pocos, los tengo.
El Programa de recuperación me ha ido entrenando para poder entablar mejores relaciones interpersonales puesto que al servir a mis compañeros, hacer unidad con mi grupo y mantenerme en recuperación al trabajar con otros enfermos de adicción como yo, he podido aprender a tener fe en Dios y confiar en sus conductos que son los demás, y como resultado paradójico ser fiable para los demás.
Sólo por Hoy, pido se elimine mu insuficiencia para establecer verdadera comunicación con los demás y así formar auténticas relaciones.
Felices 24 horas siendo un amigo y compañero de confianza.