Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

16 SEPTIEMBRE

«UNIDOS VENCEREMOS O PERECEREMOS«

. . . ninguna otra asociación de hombres y mujeres ha tenido nunca una necesidad más urgente de eficacia continua y unión permanente.
Nosotros los alcohólicos vemos que tenemos que trabajar juntos y conservarnos unidos o de lo contrario la mayoría de nosotros pereceremos.

-ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 262

Así como los Doce Pasos están escritos en secuencia específica por una razón, también lo están las Doce Tradiciones.

reflexiones diarias 10 enero

El Primer Paso y la Primera Tradición intentan inculcar en mí la suficiente humildad como para darme una oportunidad de sobrevivir. Juntos son la base sobre la que los siguientes Pasos y Tradiciones se construyen.

Es un proceso de desinflamiento del ego que me permite crecer, como individuo a través de los Pasos, y como miembro contribuyente de un grupo a través de las Tradiciones.
La total aceptación de la Primera Tradición me hace posible poner a un lado las ambiciones personales, los temores y la ira cuando éstas están en conflicto con el bienestar común.
Sin la Primera Tradición, yo tengo muy poca oportunidad de mantener la unidad requerida para trabajar eficazmente con otros y también corro el riesgo de perder las demás Tradiciones, la Comunidad y mi propia vida.

Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

260-106

En el Apéndice I del Libro Grande, “La Tradición de A.A.”, se describe con toda claridad la importancia que para mí, como para tantos otros, tiene la Comunidad de la recuperación cuando expresa: “A.A. ha hecho que la desgracia se convierta en sobriedad, y frecuentemente ha significado la diferencia entre la vida y la muerte… Por lo tanto ninguna otra asociación de hombres y mujeres ha tenido nunca una necesidad más urgente de eficacia continua y unión permanente. Nosotros los alcohólicos vemos que tenemos que trabajar juntos y conservarnos unidos o de lo contrario la mayoría de nosotros pereceremos.”

Viene a mi recuerdo que en las primeras juntas a las que asistí, cuando intentaba dejar de consumir una vez que me había desligado totalmente de la clínica donde había tenido mi internamiento y mi tratamiento, me dijeron que era sumamente importante asistir a las reuniones, me repitieron el axioma “¡si faltas a tus juntas, no preguntes porque recaes!” y agregaron que en lo que me decidía a creer y encontrar un Poder Superior me diera cuenta que el grupo lo sería y que debía cambiar mis dependencias malsanas a la sustancia así como de las personas para cambiarla por la dependencia del grupo y de A.A., así lo primero que me vino a la mente fue que realmente “eran unos fanáticos” puesto que si me sugerían y me enseñaban que no debía depender de nadie que no fuera un Poder Superior, Dios para mí, entonces el grupo y A.A. que al fin y al cabo eran otras personas iguales o “peores” que yo no podían conformar ningún Poder Superior y mucho menos me iba a supeditar a ellos.

Hoy me doy cuenta que no había entendido que el grupo y la Comunidad de la recuperación son indispensable para mí porque ¡no puedo solo!, y que compartir y trabajar con otros enfermos de adicción, como yo, es la piedra fundamental que me ayuda a alcanzar el estado de sobriedad y mantenerlo; puesto que así es cómo se descubrió que funcionaba el poner en práctica el remedio espiritual que requiero, porque va encaminado a que reduzca a mi egoísmo, mi egocentrismo, mi egolatría y mi egotismo para transitar hacia la humildad, la generosidad, el altruismo, el amor a mis semejantes y sobre todo el amor a Dios que puede materializarse en mis buenos actos hacia los demás.

Al percatarme que requiero de otro enfermo de adicción para tener el puente de comprensión que me permita compartir mutuamente experiencias, fortalezas y esperanzas, voy reconociendo lo imperioso de dar prioridad al bienestar común del grupo y de la Fraternidad porque de otra forma estaría actuando con las mismas pautas de conducta egoístas de solamente buscar mi propio beneficio sin que me importe el de los demás; y el Programa de recuperación se sostiene en una paradoja, si quiero mantener mi sobriedad debo regalar y compartir la dádiva que otros me han dado, no puedo quedármela. Esta dádiva es en principio conocer los Doce Pasos y el Programa a través no sólo de la literatura sino del compartimiento personal de mis compañeros, de mi padrino en fin de quienes conforman la Comunidad de la recuperación.

En mi experiencia cuando quise solamente acudir al grupo, pensando que con esto bastaba, cuando el servicio que daba lo hacía sin convicción, incluso cuando según yo pasaba el mensaje el resultado fue bastante desastroso porque no tenía la genuina sobriedad, ya que no lograba acceder al equilibrio emocional y mucho menos tenía un auténtico Poder Superior. Sin embargo, el Programa y Dios es tan maravilloso que existieron personas a las que les transmití el mensaje y que lograran quedarse en recuperación, ahora sé que nunca fui yo sino que Dios, a pesar de no estar bien yo mismo, me utilizó como conducto para que otros dejaran de sufrir.

Ahora y por estas veinticuatro horas, con la gracia de mi Poder Superior, he podido tener una experiencia espiritual dejando de pensar en mí, olvidándome de mí mismo para poder encontrarme y despertar a la vida en Dios, y este desarrollo espiritual lo he podido ir experimentando en la medida que hago unidad con mis compañeros, con mi grupo, con la Comunidad; en la proporción en que doy servicio a la Fraternidad, a mi grupo habitual, a mis compañeros, a mi esposa, a mis hijos, a mi familia y quienes me es posible en general; al practicar regresar lo que me ha sido dado, no cuando esto me satisface y me gusta, sino en los momentos en que me es difícil, molesto, que me disgusta y que va contra mis propias reacciones, en fin aprender a “dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más”, como expresó la Madre Teresa de Calcuta.

La eficacia de la unidad entre enfermos de adicción es algo irrefutable porque cuando comparto, cuando trabajo con otro alcohólico y/o adicto, con otro enfermo de emociones negativas me doy cuenta de que siempre funciona, incluso cuando todo lo demás falla, como expresa el Capítulo VII, “Trabajando con los Demás”, del Libro Grande y por eso es parte de mi responsabilidad el mantener esta unidad para que el enfermo de adicción que aún está sufriendo pueda encontrar un lugar, una Comunidad y una Fraternidad que le pueden transmitir el sencillo juego de herramientas espirituales para que logre su recuperación, para mostrarle que hay una solución y ejemplificarle que ¡sí funciona!.

Transmitir el mensaje, el trabajo del Paso Doce, no es otra cosa que dar lo que tengo para merecer recibir lo que me falta.

Felices 24 horas de unidad.

comentario 2015

Personas totalmente deshauciadas y dadas por perdidas han sido reencontradas gracias a AA y con una calidad de vida. No son personas malas son personas enfermas, cambia el concepto. Cada vez, cuanto mas tiempo pasa mas que convezco de que el programa funciona, si lo trabajas. Porque cuando leo los pasos, la obsesion desaparece, aunque sigo siendo desafiante y quiero tratar de demostrar que no funciona, no haciendo caso a Salvador que para el si funciono y otras tantas personas.
 

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