Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

18 MARZO

«LA VERDADERA INDEPENDENCIA»

Cuanto más dispuestos estamos a depender de un Poder Superior, más independientes somos en realidad.

— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 34

Al principio, empiezo algo dispuesto a confiar en Dios y Él hace que esa disposición crezca. Cuanto más disposición tengo, más confianza gano, y cuanto más confianza gano, tengo más disposición. Mi dependencia de Dios crece de acuerdo al crecimiento de mi confianza en Él.

Antes de que estuviera dispuesto, yo dependía de mí mismo para todas mis necesidades y estaba limitado por lo incompleto de mi ser. Por mi disposición a depender de mi Poder Superior, a quien yo he escogido llamar Dios, todas mis necesidades son provistas por Alguien que me conoce mejor de lo que yo me conozco — aún las necesidades de las que no me doy cuenta, así como las que están todavía por venir.

Sólo Alguien que me conoce tan bien, podría hacer que sea yo quien soy y ayudarme a satisfacer la necesidad de alguien que solamente yo podría satisfacer. Nunca habrá otro exactamente igual que yo. Y esto es la verdadera independencia.

Del libro Reflexiones diarias
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Poco a poco fui cediendo ya que acepté que “yo había dependido del alcohol”; “yo había dependido de otras personas, buscando afecto, amor, sexo, dinero, poder, prestigio, etcétera”; “yo había dependido de mi egoísmo, mi egocentrismo, mi egolatría y de mi consumo para sobrevivir”.

En el principio cuando tuve contacto con el Programa y escuché que mientras más dependiera de Dios más independiente sería, la verdad no entendí nada, porque eso me sonaba totalmente paradójico.

Hoy, en mi experiencia puedo decir que muchísimas sugerencias y sus resultados son paradójicos, empezando por trabajar con otro para yo no consumir y ponerme bien, pues “mi lógica” me diría que “trabajara en mí”.

Después, cuando comencé a ir a juntas me dijeron que “debía depender del grupo”, “que era una dependencia sana”, de plano me dije a mí mismo: “están mal si creen que voy a depender de esta bola de locos que están peor que yo”, “ninguna dependencia es sana”, “desde que me hice cargo de mi vida no he dependido de nadie y he tenido logros”. No cabe duda que mi soberbia estaba defendiéndose pues me hacia compararme con mis compañeros; no me permitía acabar de entender que sólo no puedo y curiosamente me daba la respuesta de mi fracaso: “haberme hecho cargo y no depender de nada ni nadie”, tanto que mi impotencia siempre ganó y por eso no hubo éxito en lograr ningún control sobre mi consumo ni sobre mi vida.

Entonces, poco a poco fui cediendo ya que acepté que “yo había dependido del alcohol”; “yo había dependido de otras personas, buscando afecto, amor, sexo, dinero, poder, prestigio, etcétera”; “yo había dependido de mi egoísmo, mi egocentrismo, mi egolatría y de mi consumo para sobrevivir”.

Avancé en el estudio, trabajo, práctica y vida de los Doce Pasos para decidir mi dependencia de Dios, puesto que comprendí que esa misma “fe y dependencia malsana en el alcohol y en mí mismo” podía ser corregida y enfocada de manera correcta para  depender de un Dios, como yo lo concibo. Esto es una maravilla porque concebir es formar en la mente una idea, una opinión o un proyecto de Dios; empezar a sentir un afecto, un deseo o una emoción por mi Dios; y comprender o tener una idea clara de mi Dios. Por lo tanto esto me permite darle los atributos superiores que yo no tengo, posteriormente me han sido revelados su amor y cuidado.

Yo tengo fe en que Dios a mí, como a millones de enfermos de adicción, me regaló el Programa espiritual, a través de los Doce Pasos, para poder llegar a la sobriedad auténtica (abstinencia y equilibrio emocional); me permitió saber que es un trabajo de veinticuatro horas que debo dejarle a Él y que yo de buena voluntad me pongo en acción viviendo los principios espirituales para que Él se lleve mis obsesiones y emociones negativas. De esta forma me vuelvo más independiente porque no tengo que cargar mi enfermedad sino que lo hace Dios.

Felices 24 horas de verdadera independencia.

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