Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
20 ENERO
“HACEMOS UNA PAUSA… Y PEDIMOS”
A medida que transcurre el día, hacemos una pausa si estamos inquietos o en duda, y pedimos que se nos conceda la idea justa o la debida manera de actuar.
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 87-88
Humildemente le pido hoy a mi Poder Superior que me dé la gracia de encontrar el espacio entre mi impulso y mi acción; que deje correr una brisa refrescante cuando yo respondería acaloradamente; que interrumpa la fiereza con una paz apaciguadora; que posibilite que la crítica se convierta en criterio; que el silencio se anteponga cuando mi lengua se apuraría a atacar o a defender.
Prometo velar por cualquier oportunidad de volverme hacia mi Poder Superior en busca de guía. Yo sé dónde está este poder: reside dentro de mí, tan claro como un arroyo de la montaña, oculto entre las lomas — este es el insospechado Recurso Interior.
Doy gracias a mi Poder Superior por este mundo de luz y de verdad que veo cuando le dejo que dirija mi visión. Hoy confío en Él y espero que Él confíe en que yo voy a hacer todo esfuerzo para encontrar hoy el pensamiento propicio o la acción apropiada.
Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.
He aprendido a agradecer todo, a pedir un minuto de paz para enmendar aquello en que me equivoco, a tener la tranquilidad de espíritu para pedir perdón, a tener humildad para perdonarme y no enojarme con los demás por mis errores
Mi impulsividad guiaba mi vida, dejaba que fluyera libremente la reacción, no controlaba mis palabras y normalmente todo esto se traducía en agresividad, violencia, actos faltos de sano juicio y hasta de sentido común.
Mi reacción normalmente se da porque realizo actos u omisiones van en contra de mis verdaderos deseos e intenciones (egoísmo), y son muy notorios cuando son explosivos; otros intentan pasar desapercibidos con una “muestra pasiva” reflejada en auto-conmiseración
Otros tantos actos, de los cuales después me arrepiento, surgen de ser proclive a dejarme manipular, de que me gana el miedo, de “creer que yo puedo remediar” los problemas de otros.
Hoy tengo que pedirle a Dios un minuto de paz para empezar el día, tengo que solicitarle unos segundos de tranquilidad, tengo que decirle que me guíe, tengo que expresarle la necesidad de que Él entre primero que yo a cada situación y sobre todo pedirle que me dejé tener una pausa en mis emociones y pensamientos para que me permita conocer Su Voluntad y así decidir lo que es mejor para mí.
También he aprendido a agradecer todo, a pedir un minuto de paz para enmendar aquello en que me equivoco, a tener la tranquilidad de espíritu para pedir perdón, a tener humildad para perdonarme y no enojarme con los demás por mis errores a buscar comprender, consolar y amar.
En todo momento recuerdo que Dios es quién está al mando y que si es así todo estará bien, Él es el la gasolina yo soy el motor, así que lo necesito para funcionar, para vivir en paz.
No basta con pedirle a Dios sino realmente estar dispuesto a que Él se encargue de mi cuidado y estar alerta para conocer Su Voluntad y cumplirla, la cual consiste en hacer lo correcto, lo cual siempre mi conciencia,mi voz interior conoce si me pongo en armonía con Dios para tener unicidad de objetivos.
Felices 24 horas.