Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

20 JUNIO

«LIBERACIÓN DEL TEMOR»

El problema de superar el miedo tiene dos aspectos. Trataremos de lograr liberarnos del miedo tanto como nos sea posible. Después, tendremos que buscar el valor y la gracia para enfrentarnos de una forma constructiva con los temores que nos queden.

— COMO LO VE BILL, p. 61

La mayoría de mis decisiones estaban basadas en el temor. El alcohol me hacía más fácil enfrentarme a la vida, pero llegó la hora en que el alcohol ya no era una alternativa del temor. Uno de los más grandes regalos de A.A. para mí ha sido el valor para ponerme en acción, lo cual puedo hacer con la ayuda de Dios. Después de cinco años de sobriedad yo tenía que contender con una fuerte dosis de temor. Dios puso en mi camino a la gente que me pudiera ayudar a hacer eso y, practicando los Doce Pasos, me estoy convirtiendo en la persona íntegra que deseo ser y, por esto, estoy profundamente agradecido.

Del libro Reflexiones diarias
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El temor surge en mi imaginación, se sostiene en cosas que no han sucedido y que probablemente no sucedan e incluso que cuando acontecen no son del grado y magnitud que yo hubiera fantaseado.

¡Hola!, muy buen fin de semana. Al leer la Reflexión del Día de hoy que me refiere al Libro Grande, Capítulo Quinto, Cómo Funciona, en el libro Tal Como la Ve Bill, en la cápsula 61, “Superar el Miedo”, donde refiere: “El temor tocaba de un modo u otro casi todos los aspectos de nuestra vida. Era una hebra maligna y corrosiva; la trama de nuestra existencia la llevaba entrecruzada. Ponía en movimiento una sucesión de circunstancias que nos acarreaban desgracias que no creíamos merecernos. Pero ¿no fuimos nosotros mismos los que echamos a rodar la pelota?” ; y de la Revista Grapevine de Enero de 1962 se lee: “El problema de superar el miedo tiene dos aspectos. Trataremos de lograr liberarnos del miedo tanto como nos sea posible. Después, tendremos que buscar el valor y la gracia para enfrentarnos de una forma constructiva con los temores que nos queden.”

En el temor existen, en mi caso personal, diversos grados que van desde la timidez, la inseguridad, el espanto, fobia, pavor, terror, pánico y en todos estos grados mi experiencia es que siempre me paralizaba y curiosamente atraía aquello que más temía o temo.

El temor surge en mi imaginación, se sostiene en cosas que no han sucedido y que probablemente no sucedan e incluso que cuando acontecen no son del grado y magnitud que yo hubiera fantaseado.

Hoy ubico en mí al temor como mi inseguridad emocional que me causaba, y todavía en ocasiones me genera, un efecto de molestia, incomodidad incluso fastidio, nerviosismo en mi interior y que en el exterior me hace mostrarme vulnerable porque yo mismo me siento así y lo reflejo.

Mi sensación de ser endeble me amenaza a mí mismo y entonces viene mi auto-devaluación, mi auto-sabotaje, mi baja auto-estima y requería de beber para “tomar valor”, pues además tenía un concepto de valor relacionado con ser prepotente, peleonero, ofensivo en fin sin el mínimo viso de temor, cuando en realidad el valor implica que a pesar del temor actúe en consecuencia.

Al estar gobernado por mis emociones negativas y mis pensamientos nefastos y auto-conmiserados mi temor hacía que no tuviera ninguna confianza en mi propia valía como persona y que dudara de mis capacidades, así dependía de la aprobación de los demás para no defraudarlos y que no me fallaran, y aún cuando las cosas iban bien tenía dudas y desconfiaba de que las cosas no estuvieran mal, de que no hubiera problemas y consecuencias graves, porque cualquier circunstancia positiva, aunque fuera temporal, me causaba suspicacia, recelo, incredulidad y miedo.

Podía presumir de “realista” porque según yo “reconocía mis propios defectos” y aún esto era un autoengaño lleno de soberbia porque este razonamiento no estaba sustentando en la honestidad y humildad que me ubican en la sinceridad de saber cuáles son mis defectos de carácter y aún así tener confianza en Dios y en mí mismo para ahuyentar el temor.
En mi caso lo curioso es que una manera de contrarrestar mi temor era dejar surgir la ira para defenderme, de mí mismo y del “peligro” que implican los demás, y con ello tratar de disfrazar mis estados emocionales de timidez, paranoia, aislamiento social, arrogancia y narcisismo.

Por eso al ir estudiando y dando cada uno de los Pasos, para vivirlos por ciclos de veinticuatro horas, me permite tener el tiempo, la paciencia, el auto-conocimiento y la comprensión de mí mismo respecto de que el valor que requiero es una cuestión que yo puedo intentar de buena voluntad cada día, pidiéndole a Dios que elimine mi temor, sólo por hoy, ya que al ir cambiando mis juicios y mis actitudes va cambiando la percepción de mí mismo en mí lo que me da la oportunidad de ver una realidad más objetiva y me permite reconocer que con nuevo estado de conciencia me es más fácil lograr estar en armonía, tranquilidad y solicitar el valor para aceptar las cosas que sí puedo cambiar.

Felices 24 horas de liberación del temor.

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