Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
23 ENERO
«¿YA TE ESTÁS DIVIRTIENDO?»
… no somos una partida de malhumorados. Si los recién llegados no pudieran ver la alegría y el gozo que hay en nuestra vida, no la desearían. Tratamos de no caer en el cinismo en lo que se refiere a la situación de las naciones y de no llevar sobre nuestros hombros las dificultades del mundo.
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 132
Cuando mi casa está en orden, los distintos aspectos de mi vida me resultan más manejables. Despojado del manto de culpa y remordimientos que encubría mis años de bebedor, me veo en la libertad de desempeñar el papel que me corresponde en el universo; pero esta condición requiere mantenimiento. Debo parar a preguntarme, ¿Ya me estoy divirtiendo? Si me resulta difícil o penoso responder a esta pregunta, tal vez me tome demasiado en serio— y me resulte difícil admitir que me he desviado de la práctica de trabajar en el programa para mantener mi casa en orden. Me parece que los dolores que experimento son una forma en la que mi Poder Superior me llama la atención, urgiéndome a que evalúe mi actuación. El poco tiempo y esfuerzo que cuesta trabajar en el programa —por ejemplo, hacer un inventario o hacer reparaciones, lo que sea apropiado— te compensa con creces.
Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.
Debo entender que si un problema tiene solución no es problema y que si no tiene solución entonces es un hecho.
Buen día. Tengo muy presente que el Primer Paso antes de terminar la primera hoja me promete un vida útil y feliz. Entonces la alegría de vivir es algo que experimento cada día, y de manera muy especial en mi grupo, en las juntas, al convivir con mis compañeros porque entienden el verdadero concepto de la felicidad.
Recuerdo que cuando comencé a ir a las juntas no entendía como era posible que se rieran de las experiencias y consecuencias del orador que pasaba a tribuna; cómo podían bromear con situaciones relacionadas con la bebida; acaso se habían vuelto insensibles; ¿dónde estaba la “seriedad” del programa?
Con el paso del tiempo comprendí que dentro de las Doce Promesas dice que no tendré temor de abrir la puerta a mi pasado; que conoceré una felicidad nueva; en fin tendré una vida nueva cimentada en la espiritualidad; por esto es que ahora yo también me divierto de mis experiencias porque reconozco la locura con que me comportaba y porque hago un puente de comprensión con las experiencias y consecuencias de mis compañeros, además porque al trascender estás experiencias y consecuencias a través de reconocer mis resentimientos y mis temores, puedo aliviar mi espíritu y reírme.
Las cosas serias se dicen en broma, es una manera de reconocer mi inconsciencia, de aceptar mi enfermedad, porque no hay duda que ante la elección de ser un enfermo de adicción y ser un verdadero hijo de “mi reverenda y gloriosa progenitora”, no cabe duda que escojo ser un enfermo.
Cuando practico el programa y voy cambiando mi manera de vivir y de ser el resultado se muestra en tranquilidad, armonía y alegría que transmito, de esta forma paso el mensaje por atracción al adicto y al enfermo de sus emociones negativas; porque permito ser un instrumento de Dios para que donde haya tristeza pueda llevar alegría.
No soy cínico cuando dejo de preocuparme por las cuestiones que normalmente son grandes problemas; no soy un aprehensivo para querer resolver todo; en realidad debo entender que si un problema tiene solución no es problema y que si no tiene solución entonces es un hecho; y siendo así debo orar para discernir la diferencia entre lo que puedo y no puedo cambiar, aceptando con serenidad y actuando con valor.
Si realmente vivo con fe el Tercer Paso y pongo mi vida y mi voluntad al cuidado de Dios, también aprendo a poner en su cuidado a quienes amo; y al permitirme estar dispuesto para conocer la Voluntad de Dios y cumplirla, entonces tengo una base importante para poder dar cada uno de los pasos y tener las herramientas espirituales para lograr un cambio profundo de personalidad y con ello un nuevo estado de conciencia.
Hoy estoy al pendiente de mí mismo para reconocer mis defectos de carácter y pedirle a Dios que me libere de ellos por veinticuatro horas y orar porque sé que temer y dudar es una deslealtad mía hacia mi Dios.
Cómo dice Alberto: ?qué parte no he entendido?, para aceptar la diversión que da la alegría de vivir en sobriedad.
Felices 24 horas.