Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

23 MARZO

«… NO DEBE HABER MÁS RESERVAS»

Hemos visto esta verdad demostrada una y otra vez, “Una vez alcohólico, alcohólico para siempre”… Si estamos haciendo planes para dejar de beber no debe haber reserva de ninguna clase, ni ninguna idea oculta de que algún día seremos inmunes al alcohol… Para estar gravemente afectado no es necesario que uno haya estado bebiendo durante mucho tiempo, ni que beba tanto como lo hicimos algunos de nosotros. Esto es particularmente cierto en las mujeres. Las alcohólicas en potencia a menudo se convierten en tales, y en pocos años su caso está muy avanzado.

— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 33

Estas palabras las tengo subrayadas en mi libro. Son ciertas para hombres y mujeres alcohólicos. En muchas ocasiones yo he abierto mi libro en esta página y he reflexionado sobre este pasaje.

Nunca tengo que engañarme a mí misma recordando mis a veces diferentes maneras de beber, o creyéndome “curada”. Prefiero pensar que, si la sobriedad es un regalo de Dios para mí, entonces mi vida sobria es mi regalo para Dios.

Espero que Dios esté tan feliz con Su regalo como yo lo estoy con el mío.

Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

Mi experiencia ha sido importante para poder transmitir que sin importar el tiempo, si no hay un apego a los principios espirituales y si no tengo la humildad de dejarle mi enfermedad a Dios caeré en la locura “hacer lo mismo y esperar diferentes resultados”.

Cuando ingresé a la clínica yo tenía la idea de que existiría alguna forma en que podría ser curado, quizá seguramente “podrían enseñarme a beber con moderación”; “me darían las recomendaciones para comprender cuáles eran los traumas que a veces salían a flote”; “me darían algún tipo de alimentación que ayudará a la desintoxicación”; “la terapia psicológica sería la forma en que podrían resolver mis grandes problemas”; “habría alguna rutina de ejercicios físicos y de relajación”, y “de todo esto derivaría si podía beber o abstenerme por un tiempo”.

Así comencé mi tratamiento, y en este primer acercamiento descubrí que se trataba de “una cuestión espiritual” y que para poder siquiera empezar a leer y escuchar “no debía tomar la primera copa” (el primer consumo), entonces se hablaba de abstinencia total y pensé, “eso está bien, porque seguramente es temporal en lo que me ayudan a tener control y me enseñan a beber”, aquí sé nota que realmente estaba muy apegado a mi adicción en el aspecto de la obsesión de llegar a beber un día disfrutando impunemente como los no alcohólicos.

Mi impotencia, a través de mi obsesión, mantenía muchas reservas que con el tiempo fueron desapareciendo, lo malo es que mi soberbia de pensar “yo puedo controlar consumir y regresar al Programa” fue la más grande porque aunque aceptaba que no podía controlar mis copas tuve la osadía de pensar que “sí podía controlar consumir e inmediatamente decidir cómo y cuándo volver al Programa”, fue total y absolutamente mi debacle personal, pagué muy caro el reto a Dios de decirle “hazte a un lado”, pues a diferencia de cuando estaba en la inconsciencia total y desconocía mi enfermedad,  también retiré el cuidado de Dios sobre mi voluntad y mi persona en    el consumo y sin consumo.

No había  entendido el verdadero sentido de las palabras “exbebedores” y “curados” a que se refiere el Libro Azul, puesto que siendo los inicios se referían a la abstinencia y al trabajo de los Doce Pasos para aceptar un Poder Superior y que Éste es quién se hace cargo de la obsesión de la adicción.

No me cabe duda “una vez alcohólico, alcohólico para siempre” (pag. 31, primer párrafo, segundo renglón), porque se mostró lo progresivo, incurable y mortalmente espiritual de mi enfermedad, y me ayudaron a resurgir de mis cenizas, al llegar a un lugar dónde renacer.
He trabajado, sólo por hoy, en habilitarme a hacer la voluntad de Dios y encauzar mi intención a armonizar mi vida a ello, a través de la práctica por veinticuatro horas de los principios espirituales del Programa de recuperación y tengo una base firme al hacerlo con buena voluntad, sinceridad (honestidad) y mente abierta.

Me digo “en recuperación hoy, recuperado nunca”, lo cual dista mucho de mis pensamientos en los cuales pensaba que si “estaba en programa debía decir “me llamo…, y soy ex alcohólico”.

Mi experiencia ha sido importante para poder transmitir que sin importar el tiempo, si no hay un apego a los principios espirituales y si no tengo la humildad de dejarle mi enfermedad a Dios caeré en la locura “hacer lo mismo y esperar diferentes resultados”.

Me la hago fácil, un día a la vez, para practicar poco a poco y vivir haciendo primero lo primero, con una base de vivir y dejar vivir.

Felices 24 horas sin reservas mentales.

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