Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
24 AGOSTO
«UN ENIGMA QUE DA RESULTADOS»
Puede que sea posible explicar las experiencias espirituales, tales como nosotros las hemos conocido, pero yo a menudo he tratado de explicar la mía propia y sólo he logrado contar la historia de la experiencia. Yo sé cómo me hizo sentir y los resultados que ha conllevado, pero me doy cuenta de que nunca lograré entender su más profundo cómo y porqué.
— COMO LO VE BILL, p. 313
Yo tuve una profunda experiencia espiritual durante una reunión abierta de A.A., la cual me hizo decir abruptamente, “¡soy alcohólico!” No he tomado un solo trago desde ese día. Yo podría decirles las palabras que oí justo antes de mi admisión y cómo me afectaban, pero el porqué sucedió esto, no lo sé. Creo que un poder superior a mí mismo me eligió para recuperarme, sin embargo no sé por qué. Trato de no preocuparme ni elucubrar sobre lo que todavía no sé; en cambio, confío en que si continúo practicando los Pasos y los principios de A.A. en mi vida, compartiendo mi experiencia, seré amorosamente guiado hacia una profunda y madura espiritualidad en la cual se me irá revelando más y más. Por el momento, es para mí un regalo confiar en Dios, practicar los Pasos y ayudar a otros.
Del libro Reflexiones diarias
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¡Qué tonto he sido cuando he dejado de lado que el simple hecho de estar vivo, completo, sano y sobrio es el más grande milagro porque la sentencia de mi enfermedad era la muerte y más que perder la vida mi condena era la muerte espiritual!
En el libro “Tal Como la Ve Bill W.”, al referirse a los temas: “Despertar o Experiencia Espiritual”, “Mentalidad Abierta”, “Poder Superior”, “Agnósticos y Ateos” se alude al párrafo 313, “Por fin a la Luz del Sol”, que dice: “Cuando se expresaba la idea de que podía haber un Dios que para mí fuese personal, ésta no me agradaba. Entonces mi amigo Ebby hizo lo que entonces parecía una sugerencia original. Me dijo: “¿Por qué no escoges tu propio concepto de Dios?”.
Esto me llegó muy hondo; derritió la montaña de hielo intelectual a cuya sombra había vivido y tiritado muchos años. Por fin me daba la luz del sol.” [ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, pág. 11]
“Puede ser posible encontrar explicaciones de experiencias espirituales similares a las nuestras, pero yo he tratado frecuentemente de explicar la mía propia y sólo ha sido posible narrar la historia de ella. Conozco la sensación que me dio y los resultados que me ha traído, pero me doy cuenta de que nunca podré entender completamente su más profundo cómo y porqué.” [A.A. LLEGA A SU MAYORÍA DE EDAD, pág. 48]
Decidir cuál es mi concepto de Dios parece algo sencillo por mi confesión religiosa y mi aprendizaje en esa materia; sin embargo me doy cuenta que busqué siempre una definición y atributos muy elevados de Dios, partiendo del hecho de que es un ser sobrenatural, inexplicable, misterioso, mirífico, al que me someto y le rindo adoración o veneración, que tiene el poder respecto de la realidad y muy especialmente sobre mi destino y mi misión como ser humano, que fue quien creó el universo y es el responsable del nacimiento de toda la existencia, que es omnipotente, omnipresente y omnisciente.
Dios es un espíritu que no cambia, que siempre ha estado, que no tiene principio ni fin y que en sí mismo es verdad, justicia, poder, sabiduría, santidad, bondad; Dios es perfecto principio y fin de todo lo que existe; Es la primera y última origen, raíz y causa de todo lo que existe. También recurro a imágenes para intentar comprenderlo: Dios el Luz, Dios es Espíritu, Dios es Amor … de esta manera busco racionalizar, justificar y encerrar un concepto infinito en mi mente finita pero no intento ponerlo al frente de mi vida, porque yo puedo, porque yo tengo la capacidad y el conocimiento necesarios para salir adelante, en fin porque lo dejo fuera de mi vida.
Así las cosas, me pierdo en las elucubraciones de ¿qué es Dios? y entonces no utilizo para nada su característica principal, en sí mismo es Amor y Él tiene el Poder que yo no tengo para muchas cosas y situaciones de mi vida, empezando por mi enfermedad de la adicción.
Si lo puede todo, si está en todas partes y si lo sabe todo ¿por qué no me ayuda?, ¿por qué no me da lo que pido?, ¿por qué no me escucha?, ¿por qué me castiga?, y así una serie de cuestionamientos que en los que me pierdo indagando, racionalizando, justificando para realmente no creer, no tener fe e incluso intentar encerrar un concepto infinito en mi mente finita.
Al llegar al Programa de recuperación la idea de tener mi propio concepto de Dios y simplemente sentirlo y vivir lo benéfico de dejarlo actuar en mi vida me ha llevado a poder practicar los principios espirituales sabiendo que forman parte del instructivo que me regalan los Doce Pasos para poder corregir mi vida y dirigirla de este modo, un día a la vez, porque comienzo a desprenderme de la dependencia de las sustancias, de la dependencia de las personas, de la dependencia de lo material, en fin de la dependencia de mis instintos naturales para aprender a depender de un Poder Superior que toma la carga de mi vida por veinticuatro horas y de esta manera me permite actuar conforme a lo positivo, o sea conforme a la bondad, la tolerancia, la humildad, la alegría, la armonía y que me enseña que la felicidad es un camino y no la meta.
En la medida que he podido ir concibiendo a mi Dios, que voy unificando mi fuerza de voluntad a cumplir la Suya, a tener la intención seria y auténtica de vivir con los principios morales positivos voy logrando un despertar y una experiencia espiritual que transforma radicalmente mi personalidad de manera profunda, voy adquiriendo un conciencia real, voy modificando mis pensamientos y mis conductas, en fin mi vida va llegando a la tranquilidad, a la paz y a la serenidad que me hacen ser útil y feliz.
No me es fácil decir en qué momento o cómo sucede la experiencia espiritual, yo creo que a mí como a cualquiera puede iluminársele el cuarto si me paro y prendo el apagador (ponerme en acción) porque el error de mi vida fue estar esperando siempre “un milagro” que en realidad era un acto de magia que mostrara materialmente la presencia de Dios.
¡Qué tonto he sido cuando he dejado de lado que el simple hecho de estar vivo, completo, sano y sobrio es el más grande milagro porque la sentencia de mi enfermedad era la muerte y más que perder la vida mi condena era la muerte espiritual.
Puedo querer conducirme por la vida peleando, resistiendo y disputando para que todo suceda y resulte conforme a mis caprichos, a mis fantasías, a mis deseos, a mis atropellos y a mis ocurrencias, como cuando estaba en la actividad, o puedo decidir, por estas veinticuatro horas, acatar, entregarme y rendirme a la Voluntad de Dios y de esta manera encontrar la tranquilidad y la serenidad y la pacificación en mi vida reconociendo, tolerando y admitiendo las adversidades y los zarandeos de mi vida. Esta manera de vivir es una de las formas en que siento mi experiencia espiritual.
Sólo por hoy busco que mi diario despertar se espiritual y mantener esa experiencia vivificadora a través del día, orando agradecidamente por todo lo que tengo y por todo lo que Dios me ha dado; y meditando con la finalidad de conocer cuál es el rumbo correcto que debo tomar en cada situación que se me presente a lo largo del día.
Sólo por hoy, ¡soy feliz! y es una gran experiencia espiritual.
Felices 24 horas, confiando en Dios.