Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

24 FEBRERO

«UN CORAZÓN AGRADECIDO»

Me esfuerzo por aferrarme a la verdad de que un corazón lleno y agradecido no puede abrigar grandes presunciones. Rebosante de gratitud, el corazón tiene que latir con un amor que fluye hacia todo lo que nos rodea, la emoción más elevada que jamás podamos experimentar.

— COMO LO VE BILL, p. 37

Mi padrino me dijo que yo debía ser un alcohólico agradecido y siempre tener “una actitud de gratitud” — que la gratitud es el ingrediente básico de la humildad, que la humildad es el ingrediente básico del anonimato y que “el anonimato es la base espiritual de todas nuestras tradiciones, recordándonos siempre anteponer los principios a las personalidades”.

Como resultado de este consejo que me dio, yo empiezo todas las mañanas de rodillas, dándole gracias a Dios por tres cosas: estar vivo, estar sobrio y ser miembro de Alcohólicos Anónimos. Entonces trato de vivir una “actitud de gratitud” y de disfrutar completamente de otras veinticuatro horas de la manera de vivir de A.A. Alcohólicos Anónimos no es meramente algo a lo que me uní; es algo que yo vivo.

Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

Voy dándome cuenta de mi verdadera situación en el mundo, donde no soy nadie especial, excepto por tener la enfermedad de la adicción.

La gratitud es el reconocimiento interno de que otro u otros me han ayudado, que Dios ha concedido lo que es mejor para mi vida y cómo consecuencia la aceptación de que yo no puedo sólo, que mis buenas ideas vienen de mi Poder a Superior, obviamente precedidas de horas de estudio, de análisis, de aprender conocimientos heredados, en fin de la forma en que cumplo con utilizar, adecuadamente, los dones y capacidades que me Ha Otorgado.

En la medida que voy haciendo del agradecimiento, un hábito de mi  existencia, voy dándome cuenta de mi verdadera situación en el mundo, donde no soy nadie especial, excepto por tener la enfermedad de la adicción. Soy uno más que está en la búsqueda del verdadero sentido de mi vida y curiosamente ese sentido de pertenencia a la Fraternidad me ha otorgado la fe, de la cual doy gracias, para estar dispuesto a que se haga la Voluntad de Dios y que yo esté dispuesto a dejar de querer e intentar controlar mi enfermedad, mis circunstancias y la vida de lis demás.

Gratitud por haber encontrado a mi Poder Superior; Humildad para que se haga en mí y a través de mi (así como de otros) la Voluntad de Dios; y Anonimato para reconocer que no se trata de méritos personales sino del trabajo y dedicación para vivir conforme a los principios espirituales del Programa, y dejar de lado la presunción, evitando el alabo propio y de terceros.

Hoy practico el reconocimiento de la dádiva que he recibido de mis compañeros y a través  de ellos y de otros medios, la he recibido de Dios porque Él siempre me ha tenido el regalo de vivir bien pero mi autosuficiencia me impidió aceptarlo, “porque no haya nada que no me proponga y lo logre”.

Antes sentía, como una lápida mi enfermedad adictiva, hoy mi recuperación, al tener preferencia en mi día, me aligera la carga de todo aquello que me ha impedido seguir los deseos de mi Dios, y me deja maniobrar sólo con aquellas cuestiones para las que me ha dado y me da guía Dios.

¡Gracias a Dios, por todo lo que me da y me ha dado!

Felices 24 horas de gratitud.

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