Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
27 MAYO
«SIN CULPA SENSIBLERA»
Día tras día tratamos de acercarnos un poco a la perfección de Dios. De modo que no tenemos que consumirnos con un sentimiento sensiblero de culpa…
— COMO LO VE BILL, p. 15
Cuando descubrí por primera vez que en los Doce Pasos de A.A. no hay un solo “no”, yo me desequilibré porque este descubrimiento abrió un portón gigantesco. Solamente entonces pude darme cuenta de lo que A.A. es para mí:
A.A. no es un programa de “no hagas” sino de “haz”.
A.A. no es ley marcial; es libertad.
A.A. no es lágrimas por nuestros defectos, sino sudor por arreglarlos.
A.A. no es penitencia; es salvación.
A.A. no es “pobre de mí” por mis pecados pasados y presentes.
A.A. es “alaba a Dios” por el progreso que estoy haciendo hoy.
Del libro Reflexiones diarias
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En el Libro Tal Como la Ve Bill W., la cápsula 15 dice textualmente:
“Los Valores Eternos”.
Mucha gente no quiere tener que ver con valores espirituales absolutos. Dicen que los perfeccionistas están llenos de presunción porque se imaginan que han logrado alguna meta imposible, o se hunden en la autocondena por no haberlo hecho.
Creo, sin embargo, que no debemos tener este punto de vista. No es culpa de los grandes ideales el que a veces se abuse de ellos y por lo tanto se conviertan en vanos pretextos para justificar la culpabilidad, la rebeldía y la soberbia. Por el contrario, no podemos desarrollarnos mucho, a menos que nos esforcemos constantemente en imaginar lo que puedan ser los valores espirituales eternos.
“Día tras día, tratamos de acercarnos un poco a la perfección de Dios. Así que no tenemos que consumirnos con un sentimiento sensiblero de culpa si no logramos alcanzar Su imagen y semejanza el jueves que viene. Nuestra meta es el progreso, y Su perfección es el faro, a años luz de distancia, que nos sigue guiando”.
GRAPEVINE, Junio de 1961 – 2. CARTA, 1966”
El Programa no me pide perfección sino progreso espiritual que en una vía y trayecto que empieza con mi recuperación, sigue por el Camino Feliz y que sigue su recorrido en la eternidad podrá llevarme a la perfección, una vez que haya recorrido los mundos y las dimensiones que hoy desconozco.
Por eso he aprendido a tener mucho cuidado con mi ego para no frustrarme por no conseguir en el tiempo y/o en la forma que deseo alguno de los Pasos o por no mantener inmutable un estado de serenidad, ni por fallar a los principios espirituales de la tolerancia, la comprensión, la esperanza, el perdón, la armonía, la verdad, la alegría, el consuelo, el amor e incluso la fe ya que si me permito sentirme víctima, si me permito sentirme fracasado, si me permito en fin la auto-conmiseración estaré actuando de la misma manera que lo hacía durante la actividad del consumo. Tampoco puedo permitirme una postura de “superioridad” porque entonces actuó con una “soberbia espiritual” que no favorece en nada mi recuperación, ni mi despertar espiritual y mucho menos el desarrollo de mi espíritu, además implica ir en contra de uno de los principios espirituales fundamentales para ser sincero, honesto y verdadero en la práctica del Programa, la humildad.
Debo ponerme en acción ya que los Doce Pasos y el Programa siempre son pro-positivos me sugieren la acción y la única regla en que encuentro una sugerencia que empiece con “no” es “no beber la primera copa”, porque a partir de dejar de consumir es que puedo estudiar, analizar y aplicar el Programa como un forma de vida, como una forma de ser.
Si dejo que mi pensamiento nefasto se apodere de mí en el sentido de que el Programa es muy complicado de cumplir, de que sus principios espirituales me exigen la perfección; que los Pasos me piden que sea un santo y que yo sea el “culpable” y que los demás “no tienen nunca la culpa de nada”, y sigo por ese rumbo de pensamientos, es seguro que no he entendido nada y esto es una forma sutil de auto-engañarme para justificar el porque no funciona en mí y porque entonces vivo mal y, en su caso, vuelvo a consumir.
Es muy común que en los grupos de A.A., N.A. y/o Grupos de Doce Pasos se diga “¡nunca quedaremos blancos como la nieve!” como una forma de decir que siempre tendremos errores, una manera de racionalizar nuestras faltas e incluso en ocasiones una manera de justificar el continuo darle paso a los defectos de carácter y a seguir sufriendo aún dentro de la Comunidad.
Y he aprendido a leer completo porque lo que textualmente dice el Sexto Paso es “no nos volveremos blancos como la nieve ni nos mantendremos sin nuestra cooperación”, lo que quiere decir que sí es posible avanzar en el sentido del faro de la perfección y que debemos cooperar, estar dispuestos, decidir y accionar para buscar que se eliminen nuestros defectos de carácter y continuar en el desarrollo espiritual, buscando acercarnos lo mas posible a ese ideal de la perfección espiritual que implica ser a la imagen y semejanza de mi Dios (como yo lo concibo).
Sólo por hoy me mantengo en la disposición de no tener culpa sensiblera y ponerme en acción para que Dios elimine mis defectos de carácter así como ha eliminado mi obsesión por consumir.
Felices 24 horas sin culpa sensiblera ni soberbia espiritual.