Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
31 MAYO
«DISPOSICIÓN PARA SERVIR A OTROS»
… nuestra Sociedad [ha] llegado a la conclusión de que tiene una sola y alta misión — la de llevar el mensaje de A.A. a aquellos que no saben que hay una salida.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 146
La “luz” hacia la libertad resplandece en mis compañeros alcohólicos mientras unos a otros nos animamos a desarrollarnos. Los “Pasos” hacia el mejoramiento personal tienen pequeños comienzos, pero cada Paso es un escalón más de la “escalera” que va desde el abismo de la desesperación hacia una nueva esperanza. La honestidad se convierte en mi “herramienta” para soltar las “cadenas” que me atan. Un padrino, que es una persona que sabe escuchar, me puede ayudar a oír verdaderamente el mensaje que me guía a la libertad.
Le pido a Dios valor para vivir de tal manera que la Comunidad pueda ser un testimonio de sus favores. Esta misión me libera para compartir mis regalos de bienestar por medio de una disposición de espíritu para servir a otros.
Del libro Reflexiones diarias
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Yo he sido benefactor de la transmisión y de la recepción del mensaje de que hay una solución, gracias a ello he podido irme recuperando a mí mismo y suspender la sentencia diaria de vivir mal por mi enfermedad de las emociones negativas que me llevaba a consumir.
La Quinta Tradición dice en su enunciado: “Cada grupo tiene un solo objetivo primordial – llevar el mensaje al alcohólico [adicto] que aún está sufriendo”, y esto aplica para todas las formas en que se muestra la Comunidad de la recuperación, sean clínicas, quintas, grupos, tratamiento continuo y reuniones entre quienes padecemos la enfermedad de la adicción en cualquiera de sus formas, y por eso trabajamos unidos, así como nos asistimos entre nosotros sin importar que papel juguemos dentro de la Fraternidad de la recuperación porque con toda sapiencia la glosa de la Quinta Tradición dice: “Lo único que cuenta es que [somos] un alcohólico que ha encontrado la clave de la sobriedad. Estos legados de sufrimiento y recuperación se pasan fácilmente entre los alcohólicos [adictos], de uno a otro. Esto es nuestro don de Dios, y regalarlo a otros como nosotros es el único objetivo que hoy anima a A.A. [N.A. y/o Grupos de Doce Pasos] … La gran paradoja … es que sabemos que raras veces podemos conservar el precioso don de la sobriedad a menos que lo pasemos a otros … por eso nuestra Sociedad [ha] llegado a la conclusión de que tiene una sola y alta misión — la de llevar el mensaje de A.A. [N.A. y/o Grupos de Doce Pasos] a aquellos que no saben que hay una salida.”
Yo he sido benefactor de la transmisión y de la recepción del mensaje de que hay una solución, gracias a ello he podido irme recuperando a mí mismo y suspender la sentencia diaria de vivir mal por mi enfermedad de las emociones negativas que me llevaba a consumir; hoy cada vez que asisto a una junta de A.A., que me apadrino, que converso con un compañero, en fin que convivo dentro del mundo de la recuperación he encontrado la fortaleza necesaria para entregarme confiadamente a mi Poder Superior y encargarle mi impotencia y mi ingobernabilidad, he adoptado las sugerencias que me da el Programa y que por experiencia me proporcionan mis compañeros para poder ir detectando, admitiendo y corrigiendo aquello que ellos observan y que yo no veo o me niego a mirar. Soy tan afortunado que he recibido la dádiva con el auténtico interés de que recuperara mi sobriedad, de que resurgiera de mi fracaso y que renaciera en el espíritu.
Yo gustaba de decir que cuando llegué al inicio y al reinicio de mi recuperación lo había hecho por propia convicción y por mi propio pie, sin que mediara ninguna coacción en contra de mi voluntad; lo que es parcialmente cierto mas no era consciente que esas decisiones no eran tan voluntarias como yo pensaba, puesto que el enemigo sutil, astuto, poderoso y desconcertante me había dado tal golpiza en mi vida, me había hecho sufrir tanto, me había denigrado y me había quitado tantas cosas y personas que de alguna manera me había orillado a una circunstancia muy desoladora que solamente con el milagro que me otorga el Poder Superior al ofrecerme el Programa podía salvar mi vida integralmente. Así que en mí estaba la decisión de adquirir la venta de “la idea de la sobriedad … [cuando] no podría haber comprado ninguna otra cosa.”
Ahora toman para mí una fuerza y un vigor renovados los Tres Legados de Recuperación, Unidad y Servicio porque comienzo, un día a la vez, por mantenerme sin consumir para ir adquiriendo recuperación; mas para hacerlo es necesario que lo haga de manera conjunta y en unidad con otros enfermos de adicción como yo; y una forma indispensable de hacerlo es con el servicio a mis compañeros, a mi grupo y ante todo al ser humano que esté sufriendo y que desconozca que sí hay una solución o que la haya olvidado, como fue mi caso.
En mi confesión religiosa recuerdo haber leído “donde dos o más se reúnan en Mi Nombre ahí Estoy Yo en medio de ellos” y en mi caso personal aplica cuando hago unidad con otro compañero, cuando asisto a la junta diaria, cuando voy a tratamiento continuo, cuando transmito el mensaje e incluso cuando aplico el Programa con los demás en todos los asuntos de mi vida, ya que he aprendido a intentar que esté y pase primero que yo mi Poder Superior, porque cuando yo acudo a una situación primero sin encomendarme a Dios, sin ponerme a Su cuidado normalmente ganan mis emociones negativas, mi egoísmo y la paso mal; así que por propia conveniencia he aprendido a tener mis meditaciones en la mañana, mis momentos de oración en el día y a decir con convicción la Oración de la Serenidad cuando siento que me hace falta, así como la Oración de San Francisco para recordarme que yo pienso que en ella se encuentra la dirección correcta y completa de la recuperación.
Recordando el Paso Once puedo repetir con convicción ferviente: “Todos tenemos necesidad de la luz de la realidad de Dios, del alimento de su fuerza y del ambiente de Su Gracia. Las realidades de la vida de A.A. [N.A. y/o Grupos de Doce Pasos] confirman esta verdad eterna…. Sabemos que Dios nos cuida amorosamente. Sabemos que cuando acudimos a Él, todo irá bien con nosotros, aquí y en el más allá.”
Si he recibido este regalo de mi Dios, entonces debo tener siempre una auténtica disposición de servir a otros, porque el que no vive para servir no sirve para vivir.
Felices 24 horas de disposición de servir a otros y transmitirles la luz de la sobriedad.