Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
5 ABRIL
«VERDADERA HERMANDAD»
Nunca hemos intentado ser un miembro de la familia, un amigo entre amigos, un trabajador entre otros trabajadores, y un miembro útil de la sociedad. Siempre hemos luchado por destacarnos del montón o por escondernos. Este comportamiento egoísta nos impedía tener una relación equilibrada con cualquier persona a nuestro alrededor. No teníamos la menor comprensión de lo que es la auténtica hermandad.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 50
Este mensaje que aparece en el Paso Cuatro fue el primero que yo oí con toda claridad; ¡yo no me había visto antes descrito en letras de imprenta! Antes de llegar a A.A. no sabía de ningún lugar donde se me pudiera enseñar a ser una persona entre otras personas.
Desde mi primera reunión veía a la gente haciendo eso y yo quería lo que ellos tenían. Una de las razones por la que hoy soy un alcohólico feliz y sobrio es que estoy aprendiendo esta importantísima lección.
Del libro Reflexiones diarias
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La recuperación me ha enseñado a ir aprendiendo que puedo convivir muchas cosas en mi vida, disfrutarlas, tener momentos de esparcimiento, ser feliz y gozar de la tranquilidad que da estar sobrio, estar limpio, estar libre de obsesiones, estar libre de ataduras emocionales y aprender que el equilibrio viene de mi abstinencia y de ese equilibrio emocional.
A mí se me enseñó a destacar en el colegio, a buscar sobresalir en cualquier actividad con lo relacionado a lo académico y escolar; y siendo el mayor de mis hermanos se me inculcó que debía “abrir el camino para ellos”. En este aspecto las cosas no se me complicaron mucho y pude ser un estudiante “modelo”, bastante bueno en el aspecto académico lo que a su vez me ayudaba que me buscaran algunos compañeros por las tareas, exámenes, trabajos; sin embargo no socializaba tanto y tuve pocos “amigos”; en realidad siempre se me inculcó dar un lugar preponderante a la “lealtad” y la “unión” con mis hermanos (aunque fuera y sea aparente). Sabía que muchos condiscípulos me conocían, yo no tuve una actitud de conocer a muchos ni muchos ya que además éramos demasiados alumnos por salón y multiplicados era muy difícil que conociera a todos los de mi generación.
Con esta enseñanza restringí mi mundo y si bien buscaba descollar en todo lo académico, por otra parte buscaba escabullirme de los demás, incluso me refugiaba en la música porque aprendí a tocar varios instrumentos y quizá la actividad en que realmente me permitía interactuar fue a través de los deportes, como practicante y cómo espectador, porque incluso las actividades que tenían que ver con mi práctica religiosa fueron siempre utilizadas para ensimismarme (con pretexto de ser reflexivo y contemplativo).
Con esta manera de ser, hoy entiendo que se mostraba mi defecto de carácter de la soberbia, una apreciación desproporcionada de mí mismo, puesto que por un lado me llegaba la grandiosidad, la prepotencia, la vanidad; y por otro lado venía este sentimiento de inferioridad, de temor, de inseguridad, de no merecer. Se mostraba mi ambición porque siempre quería superar mi posición en una búsqueda implacable de “ser el mejor”, “ser el número uno”, y lamentablemente enfrentar, que de alguna forma, en alguna actividad, siempre encontraba alguien que era superior, que lo calificaban mejor, que era más apreciado, que tenía mejor suerte, en fin vivir en una competencia constante, lo cual facilitaba esta parte de la auto conmiseración y mi proclividad a ser víctima.
Ya teniendo en mí estos defectos de carácter me queda claro como la bebida fue el lubricante para comenzar a socializar y para dar rienda suelta a mis pensamientos de grandiosidad, prepotencia y dejar correr sin freno a mis fantasías, de tal suerte que mi egoísmo comenzó a mostrarse con todo su esplendor, y fui perdiendo el verdadero sentido de ser un miembro comprometido con mi familia, ser un auténtico amigo, ser un profesionista que viera el trabajo como servicio, en fin ser verdaderamente útil; y lo que comenzó a suceder fue considerarme un miembro incomprendido por mi familia por tanto fui perdiendo mi lugar como hijo, como hermano, incluso perdí mi figura como padre; también pensaba que no hay amigos sinceros, que solamente son interesados y empecé a aislarme y por tanto a buscar otro tipo de compañía (amigos de ocasión, relaciones pasajeras, buscar amores imposibles); el trabajo solamente lo veía como un medio para enriquecerme, tener lo que deseaba y que me fuera conveniente para mí, en fin fui perdiendo cualquier actitud en que pensara que debía ser realmente útil, si previamente no era a mi entera conveniencia.
Cuando llegó por primera vez a clínica, voy conociendo una forma de relacionarme en la que, paradójicamente para mi forma de pensar, lo que hace que me consideren es el hecho de ser un enfermo de adicción, aunque no hice vínculo con nadie y seguí mi camino solo al salir; así llegué a grupo y aunque mis primeras experiencias no fueron las mejores al fin llegué a un grupo en el cual pude sentirme cómodo; pude darme cuenta de mi sentido de pertenencia, de cómo mis compañeros me saludan afablemente, se preocupan porque esté bien, me han dado sus teléfonos, nos tomamos de las manos al terminar cada junta, me regalan un abrazo cálido y con sus mejores deseos para mí, en fin me bendicen simple y sencillamente porque somos iguales, porque somos alcohólicos y/o adictos. Incluso cuando caí fueron los primeros en darme la mano y tuve la gracia de Dios de poder regresar y encontrar este amor fraternal en los compañeritos de la clínica y en mis compañeros de AA, que siempre tuvieron la mano lista y extendida para darme ayuda porque son responsables.
Con las tribunas, con los compartimientos, las pláticas, el café, juntas de estudio, el padrino y en fin al ir conociendo y viviendo el Programa he ido aprendiendo a ser una persona de bien, porque el Primer Paso me promete tener una vida útil y feliz, y al llegar al Cuarto Paso se me promete que aprenderé a enfrentar con valor mi historial y confrontar mi moral con mi inmoralidad, mi conciencia con mi inconsciencia, mi honestidad con mi deshonestidad, mi aceptación con mi frustración, mi perdón con mi resentimientos, mi fe en un Poder Superior con mis temores; en fin buscar conocerme profundamente e ir encontrando el camino a tener una relación equilibrada conmigo mismo para poder estar en aptitud de mantener relaciones equilibradas con los demás. En fin el Cuarto Paso es conmigo mismo y entonces no hay lugar, sincera y honestamente, para el miedo.
Dentro de la Fraternidad, del Grupo y con mis compañeritos es muy fácil para mí mantener este equilibrio, mantenerme feliz, ser comprensivo, consolar y tolerar; incluso ser paciente, servicial y desprendido; es un gran aprendizaje que debo vivir en mis demás asuntos y relaciones interpersonales aún y cuando las personas con las que trato vivan de manera muy fuerte su egoísmo, se basen en sus instintos naturales y sientan que su tarea diaria es ser los poseedores de la razón, de la verdad y de la justicia, puesto que el Décimo Paso me enseña que sí algo me hace sentir mal aún en los casos en que me ofendan y me hieran es porque algo está mal en mí, ya que de mí depende la actitud que adopte para que realmente me dañe o pueda trascenderlo de la mejor manera. Además si cada día practico el Tercer Paso, Dios está conmigo y entonces ¿quién contra mí? y si Él manda todo estará bien.
La recuperación me ha enseñado a ir aprendiendo que puedo convivir muchas cosas en mi vida, disfrutarlas, tener momentos de esparcimiento, ser feliz y gozar de la tranquilidad que da estar sobrio, estar limpio, estar libre de obsesiones, estar libre de ataduras emocionales y aprender que el equilibrio viene de mi abstinencia y de ese equilibrio emocional, que a través de la práctica de los Doce Pasos se va adquiriendo.
La simplicidad de observar como en hora y media se van disipando ansiedades, angustias, desesperación e ir recibiendo serenidad, claridad mental, esperanza y fortaleza hacen que observe y reciba una auténtica alegría de vivir, eso no quiere decir que no haya momentos o días en que no me sea tan fácil y regrese a mis antiguas actitudes de negatividad, mas sin embargo siempre, por lo menos lo que dura la junta y estoy con mis iguales, recibo dirección y sé que está presente Dios regalándome a verdaderos hermanos.
Felices 24 horas de verdadera hermandad.