Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
8 ABRIL
«UNA MIRADA ADENTRO»
Queremos saber exactamente cómo, cuándo y dónde nuestros deseos naturales nos han retorcido. Queremos afrontar, sin pestañear, la infelicidad que esto ha causado a otras personas y a nosotros mismos. Al descubrir cuáles son nuestras deformaciones emocio- nales, podemos empezar a corregirlas.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 40
Hoy ya no soy esclavo del alcohol; sin embargo, hay muchas maneras en que la esclavitud todavía amenazaba a mi persona, a mis deseos, incluso a mis sueños. Empero, sin sueños yo no puedo existir; sin sueños no hay nada que me mantenga moviéndome hacia adelante.
Para liberarme debo mirarme por dentro. Tengo que recurrir al poder de Dios para enfrentarme a la persona que más he temido, mi verdadero yo, la persona que Dios quería que yo fuera. A menos que pueda o hasta que lo haga, siempre seguiré huyendo y nunca seré verdaderamente libre. Diariamente le pido a Dios que me enseñe tal libertad.
Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.
Yo tenía la convicción de que mi problema era la bebida, que cuando consumía era cuando creaba todos los problemas…
Yo tenía la convicción de que mi problema era la bebida, que cuando consumía era cuando creaba todos los problemas; era cuando me metía en dificultades; era cuando realizaba todos los actos inconvenientes de mi vida; era cuando perdía la propiedad, la dignidad, la educación, en fin la moral.
Nunca me cruzaba por la cabeza que la bebida solamente fuera un síntoma de mi enfermedad de las emociones negativas, puesto que yo pensaba que cuando estaba muy cansado una copa me relajaba; cuando estaba muy enojado bebía para calmarme (normalmente acababa potenciando mi enojo, dejando salir mi violencia); cuando estaba muy alegre un trago serviría para aumentar y mantener mi euforia, para premiarme (generalmente acababa teniendo problemas que solamente traerían tristeza y culpa); así que yo pensaba que en realidad solamente el alcohol fuera de control me causaba problemas y no que las emociones que no sé manejar me llevaran a consumir y dejaran salir lo peor de mí.
Alguna vez pensé que “si había algún trauma o algo que estaba atorado” probablemente saldría al momento de consumir, aunque lamentablemente si “se me pasaban las copas” seguramente saldría de manera errónea y eso me causaría problemas, de esta manera sentía que sí había algún problema pero que auténticamente la bebida era lo que me causaba en verdad los problemas, nunca al contrario.
Al ir desarrollando el Primer Paso comencé a admitir todas mis consecuencias y fue cuando tuve que reconocer que mi vida ingobernable era lo que me llevaba a beber y lamentablemente ante mi impotencia ante la sustancia no podía tener control del alcohol y mucho menos de mis emociones desbocadas; entonces al llegar al Cuarto Paso voy inventariando las ocasiones en mi vida en que mis instintos naturales, mis deseos, mis caprichos, en fin todo aquello que servía, única y exclusivamente a mi ego, es lo que me lleva a beber y es el momento en que a estos dones de Dios les tergiverso su naturaleza y los convierto en perversidad contra mí y contra los demás.
El inventario moral me ayuda a ir precisando con quienes y porque estoy resentido, que deseo e instinto natural atacan, y lo que habría hecho; del mismo modo respecto de los temores veo a quien, a que y porque soy temeroso; que instinto o deseo natural se afecta y que podría hacer; En todos los casos he tenido que aceptar que puede haber muchas personas e instituciones con quienes esté resentido; otras tantas personas, instituciones y cosas a las que les tenga temor (a pesar de que nunca han sucedido); y al ir desmenuzando esto voy encontrando la naturaleza exacta de mis defectos; y al ver que la esencia es lo que está mal en mí dejo de fijarme en los hechos concretos (como anécdotas personales).
Cuando me perdía en la maraña de las consecuencias de la intoxicación era fácil equivocarme en ir diagnosticando mi enfermedad a fondo; y cuando a través del auto conocimiento profundo afronto mis emociones negativas, mis pensamientos funestos, erróneos, fantasiosos y de auto engaño voy reconociendo como debo afrontar mi enfermedad, aprendo a conocerla en su parte sutil, poderosa y de locura a la que me lleva.
He tenido que aprender que yo siempre me he saboteado solo, que siempre que podía alcanzar algo mejor yo mismo lo echaba a perder por temor, por inseguridad, por falta de amor a mí mismo, y cada vez que yo me fallaba buscaba endilgarle a alguien mi fracaso y entonces mi mente me vendía la idea de consumir para liberarme, para decir lo que no me atrevo, para hacer lo que temo y de esta manera acabo cometiendo una cantidad de errores que van desde tonterías simples hasta grandes daños y sufrimientos a otros y a mí mismo.
Hacer el inventario moral que me sugiere el Cuarto Paso es un ejercicio liberador, de ensimismamiento, de exploración interior, de reconocimiento de mi debilidad, de mi falta de poder, de mi falta de control, de mi locura, y cuando todo parece negro me lleva a buscar el equilibrio que debe conformar el nuevo inventario que comience, sólo por hoy.
Felices 24 horas ejercitando la mirada interior.