Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

8 JUNIO

«DISPONERSE A CAMBIAR»

El autoanálisis es el medio por el cual introducimos la nueva visión, la acción, y la gracia para iluminar el lado oscuro y negativo de nuestra naturaleza. Con ello nos llega el desarrollo de esa clase de humildad que hace posible para nosotros recibir la ayuda de Dios… nos damos cuenta de que poco a poco podemos descartar la vieja vida —la que no funcionó— y reemplazarla por una nueva vida que puede funcionar y que funciona, sean cuales sean las circunstancias.

— COMO LO VE BILL, p. 10, 8

Se me ha dado un indulto diario que depende de mi condición espiritual, siempre y cuando busque progreso, no perfección. Para prepararme al cambio, yo practico la buena voluntad, abriéndome a las posibilidades del cambio. Si me doy cuenta de que hay defectos que obstaculizan mi utilidad en A.A. y para otros, me preparo meditando y obteniendo orientación. Para desprenderme y dejárselo a Dios, solamente tengo que entregarle a Él mis viejas costumbres; ya no me resisto ni trato de controlar, sino simplemente creo que, con la ayuda de Dios, he cambiado y el afirmar esta creencia me prepara. Me vacío para llenarme de conciencia, de luz y de amor, entonces estoy preparado para hacerle frente al día con esperanza.

Del libro Reflexiones diarias
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Descubrir mis defectos, reconocer mi resentimientos y miedos, admitir la naturaleza exacta de todos mis males emocionales, mentales y espirituales.

La cápsula 10 de Tal Como la Ve Bill W. me lleva a recordar y pensar en esas líneas del Paso Once, en el cuál me vuelve a sugerir la importancia de auto-analizarme, auto-examinarme y llegar a mi auto-conocimiento pues solamente de esta forma puedo lograr saber cuáles han sido mis errores de temperamento, mis desviaciones de conducta, mi desequilibrados pensamientos, mis emociones negativas, mis obsesiones, mis deseos insatisfechos, en fin conocer mi egoísmo y saber lo que en busca de alimentarlo he intentado proveerle sin darme cuenta que es un monstruo que tiene un apetito infinito y eterno.

En la Reflexión del Día, la parte de la cápsula 8 (Grapevine de diciembre de 1957) me da una fortaleza y esperanza muy grandes porque enfáticamente dice que puedo llevar una vida que Sí da resultados, entonces la experiencia de mis compañeros me sirve para saber que si practico los principios espirituales entre ellos el de continuar con mi inventario moral, descubrir mis defectos, reconocer mi resentimientos y miedos, admitir la naturaleza exacta de todos mis males emocionales, mentales y espirituales puedo realmente estar dispuesto y preparado para que Dios elimine todas estas complicaciones de mi ser y pueda legítimamente disfrutar del progreso espiritual, a mi capacidad o sea con mis propias limitaciones.

Este despertar de mi espíritu, este renacer a vivir bien, la aplicación de cada uno de los Doce Pasos es un accionar constante, que tiene un inicio pero que no conoce el fin, por lo menos en mi caso sé que en esta vida no alcanzaré la perfección mas sé que puedo dejar que Dios haga lo necesario para que me regale el grado de dicha perfección que Él quiere para mí.
Es así la recuperación es un proceso y no un evento, es algo por lo que hay que trabajar un día a la vez y no algo que se logre de una vez para siempre.

Al leer cada uno de los Pasos siempre encuentro una síntesis y referencia de los anteriores, y entonces viene a mi recuerdo que me acerqué al Programa con temor con incertidumbre, confusión, indecisión y duda y que impulsado por el miedo, por el sentimiento de culpa y con ganas de dejar de sufrir comencé a dar los primeros tres Pasos en este nuevo camino de la sobriedad y de mi impotencia, llegó la creencia y de ahí nació la confianza que fue el cimiento para reconocer y hacer mía la fe en mi Poder Superior y en que el Programa sí funciona, así mi mente no solamente fue abierta sino que se ha ido extendiendo y amplificando, de esa forma conseguí observar y aceptar la luminaria de la sobriedad que no sabía que existía.

Creo que en el mundo espiritual y también que en el material no existe espacio vacío. A medida que los temores y las preocupaciones salen de mi vida, llegan las cosas del espíritu a ocupar sus lugares. Tras la tempestad viene la calma. Tan pronto como me libero de temores, odios y egoísmos, el amor de Dios, la paz y la calma pueden venir.

Felices 24 horas de disponerme a cambiar.

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