Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
9 ABRIL
LIBERACIÓN DEL “REY ALCOHOL”
No supongamos, ni por un momento, que no nos vemos bajo ninguna restricción. Nuestro antiguo tirano, el Rey Alcohol, está siempre listo para aferrarnos entre sus garras. Por eso, el ser libre del alcohol es el gran “deber” que tenemos que lograr; si no, nos volvemos locos, o morimos.
— COMO LO VE BILL, p. 134
Cuando bebía, yo vivía en una prisión espiritual, emocional y, algunas veces, física.
Había construido mi prisión con barrotes de obstinación y de inmoderación de donde no podía escapar.
Los ocasionales períodos secos que parecían prometer la libertad, resultaban ser poco más que esperanzas de indulto.
El verdadero escape requería la disposición a seguir cualquier acción apropiada que fuera necesaria para abrir el cerrojo. Con esa disposición y acción, tanto el cerrojo como los barrotes se abrieron para mí.
Una disposición y acción continuas me mantienen libre —en una especie de libertad condicional diaria— que no tiene por qué terminar.
Del libro Reflexiones diarias
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El deseo de dejar de consumir, es un buen inicio para cruzar el umbral al camino de la recuperación mas, si no hay una abstinencia total, sigo en manos de una sustancia inerte que me controla porque me hace depender de ella.
Liberarme del consumo es lo primero que debo hacer para poder estar en capacidad de iniciar el Programa de recuperación, ya que mientras no deje de consumir es evidente que de ninguna manera soy honesto, tolerante, con verdadero amor a Dios y a mis semejantes; puesto que mi egoísmo sigue en pie y además sigo alimentando a mi ego porque no estoy dispuesto a aceptar la derrota de no poder controlar mi consumo, y mucho menos controlar las emociones negativas y mi obsesión que me llevar a buscar la bebida.
El deseo de dejar de consumir, es un buen inicio para cruzar el umbral al camino de la recuperación mas sin embargo si no hay una abstinencia total sigo en manos de una sustancia inerte que me controla porque me hace depender de ella y entonces no es posible reconocer mi impotencia ni mi ingobernabilidad, además de que entonces no estoy en aptitud de dejar que mi Poder Superior me devuelva el sano juicio, pues además con tantas veces que he hecho la prueba no hay forma de que suceda un resultado distinto.
Mis pasiones, mis deseos irrefrenables, mis sentimientos de frustración, enojo, tristeza y hasta mis supuestos éxitos y alegrías son detonadores que, si no tengo una ahorro en el banco espiritual, pueden llevarme a consumir puesto que cuando me embargan y les doy rienda suelta no tengo manera alguna de apaciguarlos, atemperarlos ni mucho menos controlarlos, mi experiencia me ha demostrado contundentemente esta verdad.
El salteador rapaz, ese que se esconde en mis pequeños enojos que me guardo para crear resentimientos y de pronto se vuelve furia contenida; mis pequeñas inseguridades que intento disimular y que van creando temores y de pronto paralizan mi vida y se manifiestan en ira o depresión; mis pequeños sueños eróticos que si los dejo van creando fantasías sexuales que se convierte en lujuria; en fin una serie de maneras en que imperceptiblemente le voy abriendo al puerta a mi verdadera enfermedad y esto me llevará, casi indefectiblemente, a que recurra a la sustancia con que lo amortiguaba, lo hacía grandioso, inclusive para borrar conciencia y justificar mi propia perdición.
Emocionalismo con alergia a la sustancia es mi enfermedad y para contrarrestarla solamente cuento con un Poder Superior que se haga cargo de ella por veinticuatro horas y por tanto me quite la obsesión a través de la práctica de los principios espirituales que me sugieren los Doce Pasos; y el Programa es muy claro que lo que se va reparando es mi condición espiritual, en ninguna parte señala que se me quitará la alergia pues es incurable, por tanto como mi enfermedad además es progresiva sigue aumentando, aún y cuando me encuentre en recuperación, por ese aumento silencioso es que si le vuelvo a dar entrada -por no atender a la suspensión diaria- me lleva con mayor rapidez y facilidad a la locura y a la muerte.
Mi enfermedad emocional requiere de una atención de un día a la vez para estar en condiciones de ir progresando espiritualmente, para que mis patrones de pensamiento, conducta y actitud vayan modificándose pues de no hacerlo sigo viviendo en mi egoísmo y entonces dejo de atender a la Voluntad de Dios y al trabajo desinteresado y auténtico con otros alcohólicos y/o adictos.
Si, sólo por hoy, entrego mi carga a Dios y le permito que Él mande, tome las riendas para eliminar mis defectos de carácter y me guíe hacia las cualidades y fortalezas que necesito para vivir y avanzar hoy, entonces puedo estar tranquilo de que estoy haciendo lo que debo hacer para estar bien, y así liberarme del reinado de una o unas sustancias inertes, que durante mucho tiempo gobernaron mi vida.
Para el rey alcohol soy un alcohólico más en su vida y para mí, al entrar en recuperación, es una calamidad menos en mi vida. Ya no es mi tirano, cómo no los son mis emociones negativas. Hoy mi Rey es Dios.
Felices 24 horas sin el reinado de las sustancias.