Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
9 ENERO
«UN ACTO DE LA PROVIDENCIA»
Es verdaderamente horrible admitir que, con una copa en la mano, hemos deformado nuestra mente hasta tener una obsesión por beber tan destructiva que sólo un acto de la Providencia puede libramos de ella.
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 19
Para mí, el acto de la Providencia, (una manifestación de cuidado y dirección divina), ocurrió cuando yo experimentaba la quiebra total del alcoholismo activo — todo lo significativo de mi vida había desaparecido. Llamé por teléfono a Alcohólicos Anónimos y, desde ese instante, mi vida nunca ha sido la misma. Al reflexionar sobre ese momento muy especial, sé que Dios estaba trabajando en mi vida mucho antes de que yo reconociera y aceptara conceptos espirituales. Mediante este único acto de la Providencia pude quitarme de la bebida y empezar mi viaje hacia la sobriedad. Mi vida continúa desarrollándose con cuidado y dirección divina. El Paso Uno, admitir que yo era impotente ante el alcohol, y que mi vida se había vuelto ingobernable, cobra cada día más sentido para mí en la Comunidad salvadora y vivificadora de Alcohólicos Anónimos.
Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.
“Gracias a los principios espirituales del programa he podido comenzar a tener una nueva oportunidad de vida”.
Buen día. Es increíble que mi enfermedad es tan grave que he torcido mi vida con el simple hecho de tener la copa en la mano, ya que la obsesión de mi mente que me lleva a la grandiosidad, al autoengaño, a un mundo irreal “que me ofrece lo mejor de la vida”, aunque en el fondo sé muy bien que nos traiciona. Hoy recuerdo esa conexión entre mi mente y la copa en la mano porque en esa copa yo había depositado todos mis talentos, a tal grado que pensaba que al dejar de beber no volvería a tocar el piano, la guitarra, cantar, bailar, escribir, relacionarme con mujeres, tener ideas exitosas, en fin me sentía perdido. Esto se me hizo muy evidente al acordarme que cuando presenté mi examen profesional, todo el tiempo tuve en mi manó el vaso de agua, al que no siquiera le di un trago.
Dios hizo en mí el milagro de llevarme al camino espiritual que ofrece AA porque por mí mismo jamás lo hubiera hecho, ya me había rebasado la bebida y mi vida de había convertido en sumamente ingobernable como para llegar por mi propio pie.
Así que gracias a los principios espirituales del programa he podido comenzar a tener una nueva oportunidad de vida, y me apego a ellos porque mi actual espiritualidad, por poca que sea, me ofrece una mejor manera de vivir que cualquier momento o etapa anterior de mi vida.
El programa me ha dado herramientas para quitar los escombros de mi vida. Me ha dado apoyo para emprender valientemente un nuevo camino. Me ha dado el don de un contacto consciente con un Poder superior a mí mismo, que me brinda la fuerza y la orientación interior que tanto me faltaba en el pasado.
Felices 24 horas.