Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

9 FEBRERO

CAPTAR EL “ASPECTO ESPIRITUAL”

Con mucha frecuencia, sentados en las reuniones de A.A., oímos decir al que habla, “Pero yo no he captado todavía el aspecto espiritual”. Antes de decirlo, había descrito un milagro de transformación que le había sucedido a él — no solamente su liberación del alcohol, sino también un cambio completo de su total actitud respecto a la vida y a la manera de vivirla. A casi todos los presentes, les resulta evidente que él ha recibido un gran regalo… “¡aunque parece no saberlo aún!” Bien sabemos que este individuo nos dirá dentro de seis meses o un año que ha encontrado la fe en Dios.

— EL LENGUAJE DEL CORAZÓN, p. 275

Una experiencia espiritual puede ser el darse cuenta de que una vida que en el pasado parecía vacía y desprovista de significado, es ahora alegre y completa. Hoy en mi vida, la oración y meditación diarias, aparejadas con vivir los Doce Pasos, me han traído paz interior y un sentimiento de pertenecer que me faltaba cuando estaba bebiendo.

Del libro Reflexiones diarias
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Hay diversas formas de tener ese despertar espiritual, que no necesariamente tiene que ser súbito ni “espectacular”, sino que es paulatino, lento y con mucho trabajo.

Hola!, muy buen domingo. Cuando leí por primera vez el Libro Azul y los Doce Pasos observé que se trata de un programa espiritual. Con seguridad si alguien me hubiera preguntado que entendía por espiritual, hubiera contestado o intentado contestar con algo muy rebuscado y rimbombante, aunque en el fondo no dijera nada ni entendiera de que estaba hablando. Si esa situación hubiera sucedido en estos tiempos no hubiera dudado de consultar en internet la definición de “espiritual”, y con seguridad hubiera escogido la que considerara más compleja y doctrinaria, nada que se acercase a lo cotidiano.

Tenía la creencia que ser espiritual implicaba alejarse de todo lo cotidiano (“normal”) de la vida, dedicarse exclusivamente a rezar, reflexionar sobre la existencia, “meditar” para resolver los grandes enigmas de “la fe” y sus dogmas, en síntesis ser un anacoreta y ser un santo.
Antes de AA, la única referencia de que se podía ser “santo” a pesar de una vida desordenada era lo que conocía de la vida de San Agustín e incluso ponía en duda si su resolución de dedicarse a la Iglesia había sido la correcta porque había dejado a su esposa e hijos, situación que también cuestionaba de los apóstoles, en fin creía que la espiritualidad era ser un magnífico practicante de mi religión.

El error de este concepto es que pienso que solamente seres superiores o personas escogidas podían ser espirituales, que de hecho estaban llamados a ser santos y en el fondo estaban predestinados por Dios.

Cuando leí la historia de Bill W. me impactó su despertar espiritual, ese momento en que se le iluminó el cuarto, dejando la angustia, la desesperación y el egoísmo en general para adquirir un estado de paz, serenidad y auténtica generosidad con los otros enfermos alcohólicos y su gran agradecimiento a Dios.

Con el paso del tiempo he podido ver, que hay diversas formas de tener ese despertar espiritual, que no necesariamente tiene que ser súbito ni “espectacular”, sino que es paulatino, lento y con mucho trabajo, mas en todos los casos de mis compañeros he comprobado que se logra al encontrar y tener un Poder Superior y tener fe de que hacer Su Voluntad es el mejor cambio para mi vida.

La Voluntad de Dios, para mí, es vivir cada día lo mejor posible cada uno de los Doce Pasos, tener fe de que funcionan para tener un nuevo estado de conciencia, saber que debo ponerme los pantalones largos e intentar “ser hombre” y hacer lo correcto.

La espiritualidad se da de abajo hacia arriba, nunca se practica desde las “alturas ni de la superioridad” sino que es el resultado de la confrontación, el dolor, el sufrimiento y la decepción total por mí mismo que me “obligan” a “sentir el cansancio de mi forma de mal vivir” para buscar un nuevo cambio de vida mejor.

Al respecto la vida del Dr. Bob

me muestra ese caminar incesante para dejar de beber (de consumir) y dejar de sufrir lamentándose de su propia vida, para encontrar un nuevo camino de vida a través de trabajar con otro enfermo de adicción, rendirse ante Dios y ponerse en sus manos. Su despertar espiritual fue más lento pero no por ello menos efectivo, yo siempre me he identificado mucho con este compañero.

Hoy no puedo decir el grado de espiritualidad que tengo, ni me interesa medirlo, mas lo que me importa es tratar de vivirlo por un día a la vez practicando todo lo que AA, NA y los grupos de Doce Pasos con su programa, literatura, experiencia, fortaleza y esperanza me regalan.

Felices 24 horas de bendición espiritual.

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