Sabias que…
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Compartimiento desde España
Desde San Sebastián, España, Manuel A. nos escribe una carta y nos cuenta lo siguiente: «En el pequeño puerto de Cinco Pasajes vive una señora, esposa de un pescador, que tenia serios problemas con el alcohol.
Tuvo seis ingresos al centro de tratamiento y durante el último, la pobre casi pierde la vida. Pues una vecina de ella, se dio cuenta un día que en el tejado de enfrente, a las 4 de la madrugada, se hallaba subida una persona completamente desnuda. Avisados los guardias la bajaron y acto seguido la ingresaron en el centro de tratamiento.
Se trataba de la esposa del pescador pero por ahora éste seria su último ingreso. Nos juntamos unos cuantos miembros de A.A. y con la ayuda del cura del pueblo encontramos un local y allí ocurrió el ’milagro’.
Ese simpático pueblecito pesquero tiene desde ahora un grupo y al frente de él con más ganas de vivir que nunca, la señora del tejado. Su marido, el pescador, nos suele decir, ’nunca os podré pagar lo que habéis hecho en mi casa’. Pero nosotros solo hemos hecho lo que hicieron con nosotros… Adiós ’socios’ solo quiero para vosotros lo que no se compra con dinero.»
Apadrinamiento por correo
Más y más cada día, miembros de A.A. llevan reuniones a las prisiones y centros correccionales. Los muchos reclusos con problemas de alcoholismo nos escriben frases como ésta: «Estoy muy agradecido por la reunión A.A. en español que traen unos pocos miembros todos los domingos a esta prisión. Pero la semana se me hace eterna de domingo a domingo. ¿Podrían ustedes indicarme una persona A.A. con quien pueda mantener correspondencia?». Y es que esas reuniones, aunque si les llevan una gran alegría a los A.A. de adentro, parecen dejar una especie de vacío un poco largo. Pero ese vacío puede ser llenado con una o dos cartas de compartimiento que el recluso reciba entre las dos reuniones.
Hay miembros de A.A. que por justas razones no pueden llevar personalmente el mensaje a las prisiones.
Pero hay A.A. que si están en capacidad y tienen la buena voluntad de trabajar el Paso Doce por correspondencia.
Son muchos ya los que han trabado una amistad especial con reclusos alcohólicos. Y son muchos también los prisioneros que expresan sus sentimientos de gratitud como la de Juan A., de Huntsville, Texas, quien escribe: «Hoy cuento con la amistad especial
de un A.A. con quien mantengo correspondencia y que está allá diariamente con ustedes. Me doy cuenta de que, cuando estaba rogando que alguien se interesara por mí, solo por la gracia de Dios, esta persona me llegó por correo. Desde que nos conocimos, he
estado practicando los Doce Pasos todos los días, y no de vez en cuando. He aprendido más acerca de esta maravillosa Comunidad, y ahora estoy seguro de que no estoy solo». (Ver Box 4-5-9 de oct/nov. 1987 -Instituciones Carcelarias).
De otras estructuras de servicio A.A. en ultramar también nos escriben solicitando voluntarios para este tipo de trabajo del Paso Doce. Desde Colombia nos preguntan: «¿Será posible que los grupos de habla hispana de los Estados Unidos enviaran correspondencia a los grupos de A.A. en prisiones?» (ver Box 4-5-9, oct/nov. 1987 – Servicios en Español). El Comité de Instituciones de custodios de Guatemala nos hace otra pregunta: «¿Cómo hacer para que los miembros tengan correspondencia con los reclusos?» Las respuestas están en la Comunidad entera. Para iniciarse en esta clase de ayuda mutua se puede escribir a esta G.S.O.
Box459 febrero/marzo 1988