¿Por qué ha enfermado mi hija de anorexia?
La primera pregunta que se hacen los padres es “¿por qué ha enfermado?”,”¿hemos hecho algo mal?”, “¿quién tiene la culpa?”
El porqué es difícil de responder. La anorexia y la bulimia son enfermedades bio-psico-sociales, es decir, determinadas por muchos factores.
La anorexia y la bulimia son enfermedades multi-causales, es decir, no están provocadas por un solo hecho. Han de unirse diversos factores para que la persona desarrolle síntomas alimentarios. Han de darse unos factores predisponentes, otros desencadenantes y otros mantenedores
Factores predisponentes
Son los factores genéticos, personales, sociales y familiares que condicionan a la persona para poder padecer un TCA. Es útil descubrir cuáles han sido, puesto que muchos de los factores que predisponen al trastorno después se convierten en mantenedores del mismo.
A su vez los factores predisponentes están en diferentes esferas: factores personales, sociales y familiares.
A. Factores Personales
- Sensaciones de insatisfacción corporal, estar a disgusto con la propia imagen
- Dificultades para expresar adecuadamente sus emociones.
- Fuerte auto-crítica si no logran lo que se han propuesto o cometen un error.
- Bajo auto-refuerzo. Consideran que hacer las cosas bien es lo que deben hacer sin más. Por lo tanto no se felicitan ante los éxitos y logros personales.
- Baja autoestima.
- Pensamiento dicotómico (todo-nada)
- Rasgos perfeccionistas. Los errores no se pueden permitir.
- Intolerancia a la frustración.
- Necesidad de control.
- Miedo al rechazo.
- Impulsividad.
B. Factores Familiares
- Que algún miembro de la familia haya padecido un TCA o esté latente. (En muchos casos la madre padece un trastorno de alimentación leve que ha pasado desapercibido).
- Presencia de algún problema psicológico en los padres (depresión, ansiedad, etc.)
- Inquietud excesiva por el aspecto físico o la imagen dentro del seno familiar.
- Actitud excesivamente protectora de los padres.
- Preocupación enorme por dar una buena apariencia a los demás en diferentes áreas. Dar importancia al qué dirán.
- Que alguno de los miembros de la familia siga una dieta.
- Elevadas expectativas puestas en los hijos; padres perfeccionistas y muy críticos consigo mismos y con los hijos/as.
C. Factores Sociales
La influencia de los medios de comunicación sobre el ideal de belleza y el culto al cuerpo.
La presión del contexto social por tener un cuerpo delgado. Actualmente desde diferentes ámbitos sociales se transmite que las mujeres más delgadas y de figura esbelta serán más felices, más elegantes, tendrán más éxito profesional y social y, que en general, vivirán mejor. El éxito está completamente asociado a la delgadez en las culturas occidentales.
Las mujeres aprenden desde pequeñas a valorarse según su adecuación a los cánones de belleza establecidos. Los medios de comunicación mantienen y refuerzan estas ideas. Las personas que no son delgadas aparecen en los medios como descuidadas, sucias y dejadas, y con pocas posibilidades en el mundo laboral.
Factores desencadenantes ¿Cómo se inicia la enfermedad?
Además de unos factores de vulnerabilidad psicológica, son necesarias diferentes circunstancias para que se desencadene la pérdida de peso que precipita el trastorno.
Los factores desencadenantes son los hechos que ocurren justo antes de iniciarse el problema:
- Acontecimientos estresantes o que generan cambios:la pubertad y el cambio corporal asociado, primeras relaciones amorosas, la muerte de un ser querido, la separación de los padres, un cambio de colegio, los exámenes, estudiar en el extranjero…
- Hacer una dieta de adelgazamiento.
- En ocasiones como respuesta a críticas y comentarios negativos a su aspecto físico, en otras por imitación de las amigas o de algún familiar. El adelgazar se convierte en un refuerzo positivo para su personalidad.
- Comentarios despectivos y críticas al físico de otras personas.
- No son sólo los comentarios negativos hacia el propio cuerpo lo que genera un deseo de adelgazar. Muchas veces temen sufrir las críticas y desprecios que ven en otras personas por su sobrepeso. Si el padre insulta el “culo gordo” de su madre, o ve como una vecina es marginada por otros chicos por estar rellenita, genera un deseo de no estar nunca en esa situación dolorosa. Sienten que ellas no son tan fuertes como para sobrellevar insultos e intentan ser tan perfectas que nunca puedan meterse con ellas.
- Deseo de ser siempre joven. Este es un desencadenante en mujeres mayores de 30 años que no quieren parecer una persona mayor. Suele unirse a más situaciones de cambio, como separación o divorcio.
- Situaciones que exigen mayor autonomía e independencia, como finalizar los estudios universitarios, comprometerse con una pareja, abandonar la casa de los padres…Su psiquismo aparentemente maduro no consigue adaptarse a estos cambios que exige ser adulto
- Abusos sexuales
Factores mantenedores:
Son las situaciones que perpetúan y mantienen el trastorno.
- A corto plazo el mero hecho de no comer y adelgazar es reforzante para ella. Se siente fuerte, válida y con mejor autoestima por su gran fuerza de voluntad. Siente que controla al menos un espacio de su vida.
- Externamente también es reforzada con los elogios de “cuánto has adelgazado”, “qué guapa estás”…
- A medio plazo empieza a temer que si come normal engordará y perderá los elogios y la sensación interna de logro. Por esto, restringe aún más la dieta. Los “alimentos prohibidos” se generalizan a casi todo tipo de comidas. Ritualiza la comida, comiendo siempre lo mismo.
- Como adelgaza cada vez más los familiares y amigos se alarman y preocupan. Continuamente la dicen que está demasiado delgada, obsesionándose más y más.
- Con sus obsesiones se vuelve maniática. Ya no escucha a su cuerpo porque todos los mensajes provienen de su mente ritualista. Nunca siente hambre. Restringe las relaciones sociales, se encierra en sí misma. Como sólo trabaja o estudia utiliza la comida y sus rituales para darse placer. Sólo le queda eso. El aislamiento le deja aún más tiempo para obsesionarse y pensar en la comida.
- Frecuentemente ocurre que la tensión interior aumenta y un día se saltan la estricta dieta. Comen de más y por el sentimiento de culpa se dan un atracón. Necesitan deshacerse de ello vomitando. Paso a paso se van metiendo en la bulimia.
- Cualquier situación que les genere ansiedad las llevará a un atracón y a vomitar.
- Determinados comportamientos de los padres durante el proceso de la enfermedad ayudan a cronificar y perpetuar el trastorno:
- La no aceptación de la enfermedad de la hija. Cuando se niegan a aceptar que su maravillosa hija pueda padecer esta enfermedad, e incluso se enfadan si los profesionales les hablan sobre su gravedad.
- El excesivo sentimiento de culpa de la madre, que bloquea posibles cambios en la relación familiar, dificultando la colaboración con la terapia.
- La falta de compenetración entre ambos padres respecto a qué actitud hay que tomar frente a la enfermedad de la hija
- La falta de coherencia entre lo que dicen a la paciente y lo que verdaderamente hacen. Es mejor cumplir lo dicho y pensar muy bien qué queremos expresar y hacer.
- La sobreprotección, vigilancia y control de todo lo que hace su hija incentiva aún más los comportamientos anoréxicos. Si les transmitimos nuestro miedo empeoran enormemente.
- Infantilizar a la hija. Comportarse con ella como si fuera más pequeña de lo que es y les necesitara para todo.
- Hacerla ver que lo es todo para los padres. Si siente que su enfermedad es muy necesaria para el equilibrio familiar, y que desde que enfermó hay más intimidad y unión con ella, se cronificarán los síntomas.
- Atentar contra la intimidad de la chica leyendo su diario, escuchando sus conversaciones, entrando en el baño cuando ella está. Si ella pierde su dignidad y autoestima no existirá materia prima para curarse de la enfermedad.
- Hablar a escondidas con el terapeuta de la paciente.