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REFLEXIONES DIARIAS AA 14 AGOSTO

    Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

    14 AGOSTO

    «REPARAR EL DAÑO»

    Tratamos de barrer los escombros acumulados como resultado de nuestro empeño en vivir obstinados y manejarlo todo a nuestro capricho. Si aún no tenemos la voluntad de hacerlo, la pedimos hasta que nos llegue. Recordemos que al principio estuvimos de acuerdo en que haríamos todo lo que fuese necesario para sobreponernos al alcohol.

    — ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 76

    Hacer una lista de las personas a quienes había perjudicado no fue una cosa difícil de hacer. Ya habían aparecido en mi inventario del Cuarto Paso: gente contra quienes yo tenía resentimientos, reales o imaginarios, y a quienes yo había herido con actos vengativos. Para que mi recuperación fuera completa, yo no creía que fuera importante que aquellos que me habían ofendido legítimamente tuvieran que hacerme reparaciones. Lo que es importante en mi relación con Dios es que me ponga frente a Él sabiendo que yo he hecho todo lo posible para reparar los daños que he causado.

    Del libro Reflexiones diarias
    Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

    En el Libro Grande, en el Capítulo VI, “En Acción” al tratar el Octavo y Noveno Pasos dice: “Tratamos de despejar los escombros que se acumularon a causa de nuestros esfuerzos por vivir siguiendo nuestros propios caprichos. Si no tenemos la voluntad de hacer esto, le pedimos a Dios hasta que dicha voluntad se nos presente. Recordamos que al inicio estuvimos de acuerdo en estar dispuestos a todo para lograr nuestra victoria sobre el alcohol.” Esto sirve para que haga presente que mi modo de vida en la actividad siempre estuvo enmarcado por la necesidad urgente e imperante de que se cumplieran todos mis gustos, deseos, antojos, pretensiones y exigencias, lo que quiere decir que se satisficiera, simple y sencillamente, mi egoísmo porque yo era el centro del mundo, ni siquiera sólo de mi mundo.

    Para hacer a un lado los despojos, basura y cenizas que se han amontonado y hacinado en mi existencia por mis emociones negativas, mis pensamientos nocivos y mis conductas perniciosas he tenido que ir recorriendo en el Programa de recuperación los Doce Pasos, aplicando lo que me dicen todo y cada uno de ellos -muchas veces- en el lapso de veinticuatro horas, en adición de formalmente estudiarlos, practicarlos y formalizarlos cada uno con mi padrino para un mayor aprovechamiento y beneficio de mi despertar espiritual. Recordándome que, en mi caso personal, lo que ha sido importante y trascendente es aplicar en todos los asuntos de mi vida los principios espirituales, los valores morales positivos y los mandamientos de mi Dios para tener un modo de vida que me acerque al progreso espiritual y al ideal de la perfección de mi ser.

    En mi revisión de las malas relaciones interpersonales que he tenido, así como de las afectaciones, de los perjuicios, de los daños, de las ofensas y de las pérdidas que he sufrido llegué a creer que equitativamente debían los demás reparar sus daños conmigo puesto que muchos de sus actos derivaron en mis reacciones, en mis resentimientos, en mis temores y en una serie de conductas desastrosas, era una parte de mi negación que no me dejaba ver que yo había sido el causante de lo que me había acontecido precisamente por mi enfermedad de las emociones negativas y de la adicción, puesto que mi falta de autoestima, mi inseguridad, mi necesidad de reconocimiento, mi envidia, mi ira, mi pereza, mi avaricia y mis exigencias desmedidas siempre causaban que tuviera una actitud inadecuada y que permitiera que circunstancias que a personas con una inteligencia emocional correcta no les afectaran ni sintieran la necesidad de alterar el estado de ánimo y generar pensamientos de grandiosidad a través del consumo de alguna sustancia, porque al beber lo que yo buscaba, era el efecto de sentirme otro, de creerme distinto, en fin de vivir la fantasía de no ser yo mismo.

    Al entrar en recuperación me hacen ver que la complicación de lo conflictivo de mi vida radica en esa parte de la ingobernabilidad que me lleva a consumir para sobrevivir porque no sé vivir, porque busco seguir satisfaciendo mis caprichos y nunca había estado dispuesto a hacer la Voluntad de mi Dios, lo cual también sucede aún cuando he dejado de consumir y cuando estoy en el intento de practicar cada uno de los Pasos; por eso al llegar a esta etapa de formalizar el Octavo y Noveno Pasos, me piden que sea insistente en solicitar con humildad la ayuda de Dios para unificar mi fuerza de voluntad y mi intención al Albedrío de mi Poder Superior, puesto que de otra manera es probable que mi conducción basada en mi racionalización tendrá efectos negativos o simplemente no realizaré lo que debo de hacer para estar en recuperación, para tener un cambio de juicios y actitudes, para adquirir un nuevo estado de conciencia y para poder vivir un despertar espiritual.

    Tengo que retomar con toda la fuerza posible el hecho de poner mi voluntad y mi vida al cuidado de mi Dios de tal manera que pueda tener claro cómo debe ser mi forma de actuar para reparar, a quien debo hacerlo directamente, a quienes indirectamente, en qué circunstancias y cuando debo reparar, y solicitar que con cada día a la vez viva conforme al Programa de recuperación para realmente reparar el daño ocasionado a otros y fundamentalmente el daño que me he causado y que por necedad me sigo causando a mí mismo.

    Resultado de haber descubierto a mi Poder Superior; de la puesta en práctica de actos de humildad; de ejercitar la oración y meditación; así como, resarcir el mal causado, me será posible hacer patente la realidad de la verdad, la justicia y el amor como fundamentos y principios eternos y existentes de la vida en el ámbito espiritual y entonces no me será tan adverso la evidencia de la ausencia de Dios en la perversidad, vileza e inmoralidad de tantos asuntos de índole puramente humano.

    Si he estado dispuesto a hacer lo que sea para estar en recuperación, primero no debo dudar en cumplir la Voluntad de Dios, poniéndome en acción para vivir los Doce Pasos; y segundo debo estar dispuesto a tomarlo con calma.

    Felices 24 horas haciendo lo que sea para sobreponernos al consumo y a la adicción.

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