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REFLEXIONES DIARIAS AA 16 AGOSTO

    Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

    16 AGOSTO

    “YO HABÍA DESAPARECIDO”

    La siguiente pregunta que nos podemos hacer es qué queremos decir cuando hablamos de haber causado “daño” a otras personas. ¿Qué tipos de “daños” puede causar una persona a otra? Para definir la palabra “daño” de una manera práctica, podemos decir que es el resultado de un choque de los instintos que le causa a alguien un perjuicio físico, mental, emocional o espiritual.

    —DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 78

    En las reuniones de Octavo Paso, yo siempre pensaba, “realmente no he hecho daño a mucha gente sino principalmente a mí mismo”. Pero cuando escribí mi lista, no era tan corta como esperaba. Era que tú me gustabas, que no me gustabas o que necesitaba algo de ti — así de simple. La gente no había hecho lo que yo quería y mis relaciones íntimas estaban fuera de control debido a las exigencias irrazonables de mi pareja. ¿Eran estos pecados de omisión? Debido a mi forma de beber, yo “había desaparecido”— nunca envié tarjetas, nunca devolví llamadas, nunca me hice presente para otra gente ni tomé parte en sus vidas. Qué gracia ha sido echar una mirada a estas relaciones, hacer mis inventarios en quietud, sólo con el Dios de mi entendimiento y seguir adelante a diario, dispuesto a ser honesto y recto en mis relaciones.

    Del libro Reflexiones diarias
    Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

    No he consumido y esto me ha regalado la conciencia necesaria para develarme y afrontar mi lista y disposición de reparar los daños físicos, mentales, emocionales y espirituales que infringí a los demás y los que me infligí a mí mismo, en la búsqueda de ser completamente honesto, tolerante, con auténtico amor a Dios y a mis semejantes.

    Lo primero que pude reconocer en mi historial de vida fue la presencia del binomio de alcohol y parejas, siempre fue una unión bastante perversa por mi inseguridad, mi baja autoestima, mi necesidad de la dependencia afectiva, mi urgencia de satisfacción constante de relaciones sexuales, mi desmedida necesidad de atenciones, una total confusión entre enamoramiento, pasión y amor, queriendo substituir uno por otro o pensando que esa era la manera de otorgarlo o recibirlo, siempre anteponiendo mi pensamiento y sobre todo mi sentimiento por lo que incluso confundía que el desamor era algo romántico.

    Al repasar esta parte de mi nula inteligencia emocional en este ámbito de las relaciones interpersonales, comprendí perfectamente que mis instintos de seguridad emocional y sexual habían estado contantemente al frente de llevarle al consumo y que muchas veces para lograrlos había perjudicado el instinto material y el instinto social mío y de otras personas, por lo que me es fácil entender que mis actos causaran una afectación, un daño físico, mental, emocional y espiritual a muchas personas que me han rodeado y que se interrelacionaron afectiva y emocionalmente conmigo, e incluso que me dañé a mi mismo al relacionarme con una multiplicidad de parejas ocasionales, ilícitas o que idealicé fantasiosamente. Es por esto que es una gran verdad lo que el Octavo Paso expresa: “Tal vez nos preguntemos ¿Qué significa “haberle causado daño” a otras personas? ¿Cómo es el supuesto “daño” que causamos a otros? Para definir en una forma práctica la palabra “dañar”, podemos decir que; es el resultado de instintos que chocan entre sí y que causan a alguien perjuicios de orden físico, mental, emocional o espiritual.”

    Hubo daños de ausencia como hijo, como hermano, como esposo, como padre, como amigo, como profesional y en otras ocasiones de abandono como esposo y como padre; afectaciones por intromisiones en la vida de los demás, en detrimento de su patrimonio, en rupturas de parejas, en fin en la locura de la intoxicación: que “mesiánicamente” me erigía en juez de la vida de los demás; que “genialmente” me otorgaba la chispa de la inteligencia para resolver todo; y que eficazmente acaparaba mi vida en un mar de confusión, problemas y desazón entre olas de alcohol, de lujuria, de avaricia, de envidia, de ira y de insatisfacción continua.

    Al entrar en recuperación fui conociendo la tranquilidad, algo total y absolutamente ajeno a mi vida en actividad, con el tiempo comencé a acostumbrarme no sin tener pensamientos catastróficos de que algo pronto se pondría mal, después cuando dejé que mi instinto material y sexual de manera descontrolada volvieran a ponerse al frente de mi vida, pagué caro darles el lugar que debía tener mi Poder Superior; tuve la suerte de que la gracia de Dios me devolviera nuevamente al camino de la sobriedad para encontrar mi equilibrio espiritual, y entonces al ir trabajando nuevamente los Pasos y reconociendo lo que había hecho mal y lo que había dejado de hacer es que he podido ir haciendo frente al daño causado y sufrido para poder aspirar al equilibrio emocional y de esta manera ir aplicando los principios espirituales del Programa que me lleven a un progreso espiritual de mis ser.

    Por la gracia de Dios no he consumido y esto me ha regalado la conciencia necesaria para develarme y afrontar mi lista y disposición de reparar los daños físicos, mentales, emocionales y espirituales que infringí a los demás y los que me infligí a mí mismo, en la  búsqueda de ser.

    Felices 24 horas siendo honesto y recto en mis relaciones.

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