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REFLEXIONES DIARIAS AA 2 AGOSTO

    Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

    2 AGOSTO

    «LLEGAMOS A ESTAR DISPUESTOS…»

    Por el momento tratamos de poner en orden nuestras vidas; pero esto no es una finalidad en sí.

    — ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 77

    ¡Qué fácil es equivocarse de dirección al acercarse al Octavo Paso! Yo deseo ser libre, transformado de alguna manera por la práctica de mi Sexto y Séptimo Pasos. Ahora, más que nunca, soy vulnerable al egoísmo y a mi agenda oculta. Tengo cuidado de recordar que la satisfacción propia, que algunas veces viene a través del perdón expresado por aquellos a quienes he hecho daño, no es mi verdadero objetivo. Llego a estar dispuesto a hacer reparaciones, sabiendo que con este proceso yo soy reparado y puesto en condiciones de seguir adelante y conocer y desear la voluntad de Dios para mí.

    Del libro Reflexiones diarias
    Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

    Por el momento tratamos de poner en orden nuestras vidas; pero esto no es una finalidad en sí. La recuperación: ese es el objetivo.

    En el Libro Grande, en el Capítulo VI, “En Acción”, al tratar el Octavo y el Noveno Pasos dice: “En este punto nos encontramos tratando de poner orden en nuestra vida. Pero no se trata de un fin por sí mismo”.

    Entiendo que cuando hago una lista de todas las personas a las que he dañado y decido hacer enmiendas a todas ellas, con base en mi inventario moral del Cuarto Paso, es muy fácil que esté buscando que me otorguen su perdón, que me den su comprensión y que me liberen de mis sentimientos de culpa; así mismo, entiendo que mi tendencia egoísta a minimizar es posible que me lleve a compensar daños porque empiezo por sopesar el daño que hice con el que “me han hecho” o el “que me imagino que me han hecho”; lo cual demuestra que mi falta de conciencia de la enfermedad me lleva a seguir culpando a otros; y tengo que revisar minuciosamente mi Cuarto Paso y recordar lo que he adquirido en el Quinto, sin dejar de valorar mi disposición entera y sincera de que se eliminen mis defectos de carácter y pedir que Dios me los extirpe.

    Una vez que elimino estos motivos egoístas de única y exclusivamente poner en orden mi vida y entender que la finalidad del Programa de la recuperación es que haga la Voluntad de Dios, puedo observar que la finalidad de unicidad de objetivos con mi Poder Superior me lleva a estar en armonía con mi semejantes y para ello debo tener una lista completa de personas a las que he dañado, reconociendo en qué los he dañado y cómo les causé el daño.

    Después me parecía sencillo “hacer una lista”, no tenía que mostrársela a nadie, no era necesario cotejarla con otra persona, por lo que según yo no se requería más que mi plena disposición para elaborarla por mí mismo; sin embargo es importante, para mí, tener presente que esta lista deriva de mi minucioso, pormenorizado, escrupuloso y detallado inventario moral, me repito del mío no del de los demás, por tanto lo que debo accionar es una lista de los daños causados u originados por mí y no de los que supuestamente me han hecho los demás, pues la mayoría de las veces son el efecto y consecuencia de mis propios actos.

    Además al ser una derivación necesaria de mi Cuarto y Quinto Paso tendría que solicitar la ayuda y sugerencia de mi padrino para cumplir adecuadamente con este Octavo Paso y preparar el Noveno; sin embargo, no debo únicamente enfocarme en mi pasado remoto sino revisar el reciente e incluso mi día a día porque cuando no he podido cambiar totalmente mis juicios y mis actitudes sigo incurriendo en actos que dañan, que debo listar y por tanto, en su momento, debo reparar. La ventaja, mas sobre todo la responsabilidad, que ahora tengo es que gracias a mi intento sincero del día de hoy por vivir conforme a los principios espirituales que me regalan los Doce Pasos, estoy en posibilidad de detectar, admitir y corregir con más prontitud y a veces evitar incurrir en las mismas faltas.

    El Padre Nuestro expresa: “Perdónanos nuestras ofensas cómo nosotros perdonamos a los que nos ofenden”; y La Oración de San Francisco dice: “perdonando es como soy perdonado”; y esto me indica la importancia de que yo sea quien empiece perdonando a los demás y sobre todo a mí mismo, entendiendo que la lista para hacer reparaciones busca ponerme en armonía y en unicidad de objetivos con Dios y como resultado con mis semejantes, mas no quiere decir que tengo que estar esperando ni el perdón de los demás, ni su reconocimiento por mi recuperación. La idea es barrer mi lado de la banqueta para limpiar la basura que con el tiempo he tirado en ella.

    Una paradoja más del Programa de recuperación es que al actuar a favor de los demás trae como resultado que sea yo el primer bendecido y sume para mantenerme sobrio, limpio y en recuperación.

    Felices 24 horas de estar dispuesto.

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