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REFLEXIONES DIARIAS AA 22 DE SEPTIEMBRE

    Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

    22 DE SEPTIEMBRE

    UN “FILÓN INAGOTABLE”

    Como el demacrado explorador, después de apretarse el cinturón a la barriga vacía, hemos encontrado oro. La alegría que sentimos por la liberación de toda una vida de frustraciones, no tuvo límites. Papá piensa que ha encontrado algo mejor que el oro. Durante algún tiempo puede ser que trate de abrazarse solo al nuevo tesoro. Puede ser que, de momento, no haya visto que apenas ha arañado un filón inagotable, que le dará dividendos solamente si lo trabaja el resto de su vida e insiste en regalar todo el producto.

    -ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 119

    Cuando yo hablo con un recién llegado a A.A., mi pasado me mira directamente a la cara. Veo el dolor que hay en esos ojos esperanzados, extiendo mi mano y entonces se produce el milagro: Yo me alivio. Y cuando llego a tocar esa alma temblorosa, mis problemas se desvanecen.

    Del libro Reflexiones diarias
    Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

    266-100

    El Programa de recuperación comienza a impregnarse en mi persona y con mi pensamiento adictivo tiendo a ser compulsivo, a fantasear, a magnificar, a ser vehemente, apasionado y arrebatado, a sentirme privilegiado y superior lo que me llevo a un estado de envenenamiento soberbio espiritual, porque es tanta la fascinación que siento al haber encontrado una solución para parar mi consumo que no me detengo a reflexionar que no es un acto que yo haya realizado, que no es algo que tenga un gran mérito para mi persona sino que al dejar de consumir primero porque la obsesión y el ansia por consumir la lleva a cuestas mi Poder Superior; y segundo, simplemente estoy haciendo lo que debo hacer porque no sé controlar mi consumo.

    Después, me siento “iluminado” y quiero ir corriendo a predicar a todas partes y con todas las personas, muy especialmente aquellas cercanas a mí, que yo he encontrado la panacea para dejar de consumir, para dejar de sufrir y para cambiar de vida, pretendo hacerle el inventario a cada uno de los que me rodean, e incluso caigo en el error de erigirme en juez para condenar o absolver a los demás, sobre todo en cualquier cosa que esté relacionada con la o las sustancias de consumo, de las conductas compulsivas, así como dónde yo determino que hay codependencia.

    Una vez que de alguna manera voy comprendiendo mejor de que se trata el Programa de recuperación, de lo que se requiere para transmitir el mensaje y dejo de sentirme por encima de los demás; todavía me queda el resabio de vivir exclusivamente dentro del mundo, Comunidad y Fraternidad de la recuperación por lo que me aferro a todo lo que tenga que ver con mi grupo, las juntas, el tratamiento continuo, las terapias, el apadrinamiento, la literatura, los compartimientos, el servicio, hacer unidad, haciendo a un lado a mi esposa, mis hijos, mi familia e incluso mi trabajo; recriminándoles que no comprendan los importante que es mi recuperación, exigiéndoles que ingresen a sus propio Programa de recuperación, increíblemente repitiendo mis conductas de aislamiento y ser antisocial al refugiarme y escudarme en mi grupo y en la Comunidad de la recuperación.

    Al tiempo mis compañeros y mi padrino me van guiando al señalarme que esto que me sucede es algo que generalmente pasa y que ya está descrito en el Programa, me piden que lea el Libro Azul para que me vea reflejado y entonces pueda pedir a Dios me otorgue el sano juicio para aquilatar correctamente el oro que estoy obteniendo del filón inagotable de la recuperación, haciéndome ver que la gran paradoja es que para que pueda mantener el tesoro de la sobriedad y de estar limpio (abstemio y equilibrado emocional) es indispensable que ayude a otros a recuperarse de la enfermedad de la adicción y a alcanzar el estado de sobriedad y limpieza, puesto que si n lo hago de esta manera, si dejo de trabajar con los demás, lo que sucede es que repito mi actitud egoísta y entonces repito lo patrones de mi vida ingobernable que fatalmente me pueden llevar a consumir y que por lo menos me llevan a ir en contra de los principios espirituales, por lo que estoy ebrio y/o narcotizado seco.

    No lo comprendía muy bien sino hasta que comencé a darme cuenta la esperanza que significa para el enfermo de adicción, que está sufriendo, estrechar una mano amiga que no le ofrece ni una copa, ni una droga, ni una conducta adictiva sino que con un acto de generosidad, de humildad y auténtico interés por el otro pone frente al hermano de sufrimiento las herramientas espirituales del Programa de recuperación, regalando con el ejemplo la prueba de que sí hay un solución, de que el Programa sí funciona y que la recuperación integral es posible, en fin compartiendo el historial activo, la vivencia de los Pasos, la cordura de mi actuar, la fortaleza adquirida, la confianza en un Poder Superior y el ánimo de progresar mental, emocional y espiritualmente.

    El objetivo primordial de la Fraternidad de la recuperación es mantenerme sobrio y ayudar a otro enfermo de adicción a alcanzar estar limpio (abstinencia más estabilidad emocional) y por ese motivo cada grupo está abierto, esperando precisamente a quien llegue extendiendo la mano pidiendo ayuda y que yo, así como mis compañeros, regrese responsablemente la dádiva que me fue otorgada y entregue gratuitamente todo lo que he adquirido gracias a los Pasos con unidad, servicio y recuperación.

    Trabajar con los Demás, tal como lo explica el Capítulo VII del Libro Grande, es un servicio para toda la vida, un día a la vez, empezando por transmitirme el mensaje a mí mismo; propagándolo con mi cambio de pensamientos y conductas con mi familia; irradiándolo con mi transformación de genuino interés por los demás; esparciendo las semillas necesarias para mi progreso espiritual, viviendo con auténtico amor a Dios y que Él sea quien guíe fidedignamente mi vida.

    El contrasentido, contradicción y paradoja es que en la medida que yo comparto con otro enfermo de adicción el resultado es que yo me pongo bien, yo recibo los beneficios y soy quien tiene la posibilidad de progresar espiritualmente y avanzar en mi recuperación; quien recibe el mensaje, quien acoge la sugerencia, quien es beneficiado por mi compartimiento tiene su propio proceso, pues en realidad yo no he hecho nada sino simplemente me he puesto en disposición de ser un instrumento y un conducto de Dios, así me he puesto en acción para mantenerme en recuperación.

    Felices 24 horas, sintiendo la alegría de la liberación.

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