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REFLEXIONES DIARIAS AA 13 JUNIO

    Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

    13 JUNIO

    «VIVIR NUESTRAS REPARACIONES»

    “Años de convivencia con un alcohólico puede volver neuróticos a cualquier esposa o niño. Toda la familia está enferma hasta cierto grado”.

    — ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 122

    Para mí es importante reconocer que, como alcohólico, hago daño no sólo a mí mismo, sino también a los que me rodean. Hacer reparaciones a mi familia, y a las familias de alcohólicos que todavía sufren, será siempre muy importante. Darme cuenta del desastre que yo creé y tratar de reparar la destrucción será un trabajo para toda mi vida. El ejemplo de mi sobriedad puede dar a otros esperanza y fe para que se ayuden a sí mismos.

    Del libro Reflexiones diarias
    Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

    El cesar de beber no es más que el primer paso para salir de una situación enormemente tensa y anormal.

    En el Libro Grande, Capítulo Noveno, La Familia y La Recuperación dice: “El cesar de beber no es más que el primer paso para salir de una situación enormemente tensa y anormal. Un médico nos dijo: “El vivir por años [años de convivencia] con un alcohólico vuelve casi seguramente neuróticos a la esposa y a los hijos. La familia entera está, hasta cierta medida, enferma.” Es necesario que la familia comprenda, al emprender este viaje, que no siempre hará buen tiempo.”

    Con mi esposa, con mis hijos, con mis subordinados siempre era prepotente, me sentía “seguro”, “valiente”, “asertivo”, “congruente”, “verdadero”, e incluso “respetado”, no me daba cuenta que lo único que infundía era temor, desprecio, lástima y sufrimiento y de esta manera infiltraba y compartía mi neurosis a los que tenían el valor y el amor para acompañarme y soportarme, al mismo tiempo que enfermaba sus emociones y comenzaba a crear su codependencia.

    Cuando quiero quejarme de algún mal emocional que observo en mi esposa y en mis hijos, primero que nada volteo a verme a mí para reconocer mi propia negación para hacer frente a la vida que me duele y que no me agrada (neurosis), mis propios defectos de carácter, mis carencias emocionales para saber cuales les he transmitido con el ejemplo y cuáles las he causado con mi enfermedad de la adicción, así como tener muy presente que también están enfermos y por eso debo tener la misma consideración que les tengo a mis compañeros.

    En mi caso personal, mi inmadurez emocional se denotaba en que mi actitud siempre oscilaba entre la pasividad y la agresividad, y solamente donde sentía que no perdía mi confort material era agresivo sin consumir, porque generalmente para ser agresivo tenía que estar intoxicado, por tanto mi carácter no gozaba de ninguna manera de la cualidad de la asertividad que implica madurez, pues no lograba establecer un vínculo comunicativo sin agredir a la otra persona, mas tampoco sin quedar sometido a la voluntad del otro, y todavía a veces me sucede. La recuperación me ha ido permitiendo comunicar mis pensamientos e intenciones así como hacer valer y defender mis intereses.

    Mi negatividad en las emociones y en los pensamientos, mi inhabilidad para poder externarlos adecuadamente, mi proclividad a auto-conmiserarme son los factores más intrínsecos de mi personalidad que fomentaron mi nula autoestima, mi inseguridad, mi temor y por ende mi ira, mis resentimientos, mi prepotencia y el desenfreno de mi ego (egoísmo, egocentrismo, egolatría, egotismo), y contrario a lo que pareciera que mi soberbia podía lograr respecto de “enaltecerme” la realidad fue que mi propio orgullo me llevó a una falta de carácter robusto y a una escasa personalidad bien definida que me lanzó a mi dependencia por los otros; a mi falta de confianza en mis posibilidades; a no contar con la fuerza para señalar mis derechos; y a carecer de objetivos en la vida. Al repasarlo me doy cuenta que por eso consumía, para sobrevivir a tantas carencias emocionales y después para querer borrar las “ganancias” del consumo, un círculo vicioso plagado de sufrimiento y culpa.

    En mi Programa de vida de veinticuatro horas, he podido adquirir los elementos: para planificar convenientemente sin futurizar; para aceptar mis errores y lo que no puedo cambiar; para no dañar y arrinconar a los que me rodean; para pedir disculpas cuando sea necesario; en no amenazar a los demás; en fin intentar ser una buena persona.

    La tribuna y apadrinarme me ha ayudado a expresarme de manera directa, concisa y equilibrada, comunicando mis ideas sin agredir a otro y a la vez establecer lo que pienso y siento, asumiendo mis errores y mis aciertos, por lo que la recuperación me ha permitido ir formando una imagen positiva a nivel de pareja, familiar y social, mejorar la confianza en mis habilidades de expresión, obtener una mayor satisfacción emocional y lograr el objetivo primordial de alcanzar el estado de sobriedad para mí y ayudar a otros a conseguirlo, mostrando siempre respeto por el otro lo que se traduce en lograr ser respetado.

    Los Pasos me van dando estas sencillas herramientas espirituales para poder reparar el daño que he hecho, sea directa o indirectamente, pues aún incluso con mi esposa, mis hijos y los más cercanos hay reparaciones que no puedo realizar de manera franca y clara porque podría causar un mayor daño, ya que cuando he roto el corazón de alguien es muy difícil pegarlo sin que por accidente, torpeza o ineptitud le cause otra fractura mayor de dolor, por eso el Noveno Paso debo realizarlo con total humildad aceptando las sugerencias del apadrinamiento.

    En mi caso, haber lastimado el alma de quien me ama, de haberla partido, de haber casi asesinado el espíritu de mi familia requiere de un trabajo para toda la vida de hacer la Voluntad de Dios tanto con mi seres queridos como todos aquellos que me rodean y en especial con aquellos que incurren en faltas tan similares a las mías o que han sufrido por fallas como las mías y de esta manera dar un servicio a los demás que sirva para reparar el daño, dentro de mí y en los otros.

    Gracias a que estoy enteramente dispuesto a que se eliminen mis defectos de carácter, y con base en ello pedirle a Dios que me los quite, llego a estar en la posibilidad de reparar daños y hacerlo con una mente y un espíritu más sano.

    Felices 24 horas viviendo mis reparaciones.

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