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REFLEXIONES DIARIAS AA 22 ABRIL

    Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

    22 ABRIL

    «TIERRA NUEVA… RAÍCES NUEVAS»

    … momentos de percepción pueden irse acumulando para construir toda una vida de serenidad espiritual. Las raíces de la realidad que reemplazan la maleza neurótica, nos agarrarán firmemente a pesar del fuerte viento de las fuerzas adversas que nos destruirían o que podríamos utilizar para destruirnos a nosotros mismos.

    — COMO LO VE BILL, p. 173

    Yo llegué a A.A. todo verde — un tembloroso brote de semilla con sus pequeñas raíces al aire. Vine para sobrevivir pero fue un comienzo. Me estiré, me desarrollé y me retorcí, pero con la ayuda de otros, a su debido tiempo mi espíritu brotó de sus raíces.

    Fui liberado. Actué, me marchité, me retiré, oré, volví a actuar e iluminado repentinamente volví a entender. Creciendo de mis raíces, mis brazos espirituales alargados como brotes verdes y fuertes se extendieron hacia el cielo.

    Aquí en la tierra, Dios sigue ofreciendo incondicionalmente el legado del amor supremo. Mi vida en A.A. me coloca “sobre una base diferente… (mis) raíces habían agarrado una nueva tierra”. ( Alcohólicos Anónimos, p. 12).

    Del libro Reflexiones diarias
    Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

    Al tener raíces nuevas comenzó a crecer mi planta espiritual, haciéndome fácil el poder abandonar la vista rastrera para adquirir una nueva visión.

    Vengo de plena guerra, de una batalla cotidiana en la que sobrevivir solamente se podía con el consumo, no lo sabía con certeza pero mi mente buscaba fugarse para no dejarme sentir, para cambiar mi percepción de las cosas, para fantasear con una “vida del color del cristal de las botellas con que miro”. De esta manera lo que hacía era ir sumando para destruir todo aquello que pude haber ido edificando a través de mi vida. Era bastante absurdo construir una pequeña barda y en la misma noche derribarla a patadas a tal grado de pulverizar los ladrillos y más ininteligible desconocer que pasó e incluso darme por sorprendido de dicha demolición.

    Cada vez que de alguna manera me llegaba la propuesta, la insinuación e incluso la sutileza de algún comentario respecto de mi manera de beber, de los problemas que causaba y que me causaba, del desmoronamiento y aniquilamiento de mi vida (individual, de pareja, familiar, profesional, social) en lugar de cortar las raíces que me ataban, cambiar de la tierra árida y buscar un campo fértil, me aferraba con fuerza pues no sabia vivir, no imaginaba poder sobrevivir de otra manera al dolor y sufrimiento intenso de ser yo mismo, que ilusamente justificaba y culpaba con las circunstancias. Quizá tenía muy aprendido lo que Ortega y Gasset decía: “el hombre es su yo y sus circunstancias”.

    Al iniciar el Programa de recuperación, ir aprendiendo a vivir cada uno de los Doce Pasos, incluso poder ir practicando por extensión en mi vida familiar y social las Doce Tradiciones fui sembrando mi vida en tierra nueva, poco a poco fueron creciendo nuevas raíces que me dieran la posibilidad de, un día a la vez, librara primero alejara mi consumo (abstinencia) y primero me reconociera impotente para controlar mi consumo.

    Al tener raíces nuevas comenzó a crecer mi planta espiritual, haciéndome fácil el poder abandonar la vista rastrera para adquirir una nueva visión que me diera la percepción de que hay un Poder Superior que se haga carga de mi enfermedad de la adicción, que me cambie la percepción para vivir y dejar vivir lo que suma para que yo pueda encontrar la serenidad de aceptar las cosas y las personas ante las que soy impotente, que no controlo y que no me corresponden; resistirme al temor para tener el valor de actuar y cambiar lo correspondiente a mi actitud y pensamiento de mi vida; y recibir el don del sano juicio para poder discernir la diferencia entre lo que puedo y no; entre lo que me corresponde y no; entre lo que imagino y lo que es real; entre lo que deseo y lo que Dios quiere para mí.

    De esta manera, por la Gracia Divina, se va contrarrestando mi neurosis (hipersensible; auto-conmiserado; justificar mis actos, ansioso; gusto por criticar; culpar a otros; exageración de pequeños problemas; exageración de estados de ánimo alegría, optimismo y tristeza, depresión; enojado con otros; mentir sin necesidad; ira; temor; celos; resentimientos; en fin disturbios emocionales y mentales), voy podando cada una de estas malas hierbas para que no afecten mis raíces nuevas y mis ramas puedan soportar el vendaval de las contrariedades de la vida y sobre todo lo devastador de mis momentos de error, de duda, de desesperación, de tristeza, de tinieblas, de odio, de injuria, de discordia surgidos de la frustración, la falta de sinceridad, la depresión y la desconsideración.

    “El amor y la comprensión que encontramos en A.A. son una cortina protectora entre nosotros mismos y la dolorosa soledad de nuestros días de bebedores… Más tarde o más temprano, practicando los principios de los Doce Pasos, encontramos en nosotros mismos una cosa muy valiosa, algo interior, y es que podemos estar tranquilos ya sea que estemos en casa sin nadie más, o en cualquier lugar al que la vida nos lleve.” (LLegamos a Creer, página 120).

    Raíces surgidas de los principios espirituales son las que comienzan a crecer con seguridad dentro del invernadero de la recuperación que me regala el clima propicio del Programa, y me permiten florecer a pesar de que estuve totalmente marchito.

    Felices 24 horas de serenidad espiritual con raíces nuevas.

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