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REFLEXIONES DIARIAS AA 29 ABRIL

    Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

    29 ABRIL

    «AUTONOMÍA DE GRUPO»

    Algunos pueden pensar que hemos llevado al extremo el principio de la autonomía de los grupos. Por ejemplo, en su forma original “larga”, la Cuarta Tradición declara: “Cuando quiera que dos o tres alcohólicos se reúnan en interés de la sobriedad, podrán llamarse un grupo de A.A., con tal de que como grupo no tengan otra afiliación ”* … Pero esta libertad extrema no es tan peligrosa como parece.

    — A.A. LLEGA A SU MAYORÍA DE EDAD, p. 104-5

    Como alcohólico activo, yo abusé de todas las libertades que la vida me ofrecía. ¿Cómo podía A.A. esperar que yo respetara la “libertad extrema” concedida por la Tradición Cuatro? Aprender a respetar se ha convertido en un trabajo para toda la vida.

    A.A. ha hecho que yo acepte completamente la necesidad de la disciplina y que, si no me la impongo desde dentro, pagaré las consecuencias. Esto se aplica también a los grupos. La Tradición Cuatro me encamina en una dirección espiritual a pesar de mis inclinaciones alcohólicas.*

    *Esta es una citación errónea; de hecho, Bill se refiere a la Tercera Tradición en un comentario sobre la Cuarta.

    Del libro Reflexiones diarias
    Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

    La libertad de saber que un grupo existe cuando dos o más enfermos de adicción estamos reunidos para indagar y alcanzar la sobriedad, estar limpios, descubrir el equilibrio emocional, buscando la Voluntad de Dios y pidiendo la fortaleza para cumplirla, trabajando unos con otros me hace sentir seguro y sobre todo confiado porque he visto que siempre funciona.

    “Cada grupo debe ser autónomo, excepto en asuntos que afecten a AA como un todo” (Cuarta Tradición) principio que refuerza la libertad que consagra la recuperación individual sostenida en mi necesidad de que subsista el grupo y por tanto el bienestar común (Primera Tradición) y el ejercicio de la libertad amplísima de que solamente yo puedo decidir ser o no ser miembro de A.A. (Tercera Tradición).

    El Capítulo VII (siete romano) del Libro Grande me dice que trabajar con otro alcohólico (con otro adicto) siempre funciona cuando lo demás falla, y si recuerdo que A.A. surgió de una conversación y trabajo entre Bill W. y el Dr. Bob, que así fue como se percataron que la práctica de vida del Paso Doce respecto de llevar el mensaje y con ello los principios espirituales a otro enfermo, como yo, cuestión que es el objetivo primordial de A.A., N.A. y Grupos de Doce Pasos.

    En un principio me parecía que el grupo tenía su importancia sin embargo consideraba que nada estaba por encima de la recuperación personal y por tanto había cierta contradicción en poner por encima el bienestar común del grupo y dar prioridad a la posible afectación de A.A. (N.A. o cualquier Grupo de Doce Pasos), porque incluso esto podría afectar la autonomía, aunque cuando leí con cuidado la Cuarta Tradición observé que se pasaron por experiencias que mostraron la importancia de no dedicarse a ningún otro asunto y que como síntesis de las Doce Tradiciones el Enunciado universal de A.A. (que se aplica de manera análoga en N.A. y otras agrupaciones de Doce Pasos) dice: “Alcohólicos Anónimos es una agrupación de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo.

    El único requisito para ser miembro de A.A. es el deseo de dejar la bebida.

    Para ser miembro de A.A. no se pagan honorarios ni cuotas; nos mantenemos con nuestras propias contribuciones.

    A.A. no está afiliada a ninguna secta, religión, partido político, organización o institución alguna; no desea intervenir en controversias, no respalda ni se opone a ninguna causa.
    Nuestro objetivo primordial es mantenernos sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de sobriedad.”

    Me permite darme cuenta de la libertad de pertenecer que se sustenta únicamente en mi decisión de ser o no ser miembro porque solamente me pide el requisito del deseo de dejar la bebida (deseo de dejar de consumir, deseo de dejar la conducta) y que esencialmente me recuerda que primero es mantenerme sobrio para primero ayudar a otro a alcanzar el estado de sobriedad y poco a poco mantenerla.

    Me parecía muy limitante decir que se trataba de “alcanzar” porque en mi experiencia de vida si bien no es fácil llegar a algo lo más difícil es mantenerse y progresar, mas me di cuenta que en cuestiones de sobriedad (abstinencia y equilibrio emocional) la abstinencia es algo que puedo alcanzar con cierta simpleza dejando que mi Poder Superior se encargue de ello pues Él tiene el poder; y respecto al equilibrio emocional ya se trata de un trabajo espiritual arduo y continuo en el que afirmar que “estoy sobrio” ya no es una cuestión que, en mi caso personal, sea al cien por ciento puesto que siempre hay vaivenes emocionales en mi vida, de hecho estar al cien por ciento equilibrado emocional implicaría perfección.

    Así las cosas, entendí que por eso se busca “alcanzar” un estado de sobriedad y no dice “ser y permanecer en un estado”, pues puedo alcanzar un estado de tranquilidad; un estado de armonía; un estado de tolerancia; un estado de serenidad; un estado de valor; un estado de sabiduría; un estado de armonía; un estado de perdón: un estado de verdad; un estado de esperanza; un estado de alegría; un estado de luz; en fin un estado mejor y para mi mayor bien; mas no puedo ser tranquilo, ser armonioso, ser tolerante, ser sereno, ser valeroso, ser sabio, ser armónico, ser indulgente, ser veraz, ser esperanzador, ser alegre, ser luz de manera completa, presente, continua e inmutable (al cien por ciento todo el tiempo).

    Para mí, el vivir los principios espirituales que el Programa me indica en el Libro Grande, los Doce Pasos, las Doce Tradiciones y toda su literatura es el trabajo de un día a la vez por veinticuatro horas para tener estos momentos de equilibrio emocional, derivados de mi despertar espiritual por un profundo cambio de personalidad que me permita adquirir un nuevo estado de conciencia y así enfrentar los momentos de dificultad, de aflicción e incluso de descuido y estar en aptitud de hacer la Voluntad de Dios.

    Así tengo que ejercer la libertad que me da A.A., en el nivel individual para decidir si me considero o no de la Fraternidad así como de la libertad que existe para que mi grupo establezca su autonomía, como una facultad de independencia natural que tengo como individuo y como conciencia del grupo para actuar de una manera u otra, de no hacer y no actuar, siendo responsable de mis actos. Esto es importante en el nivel de mi grupo y de la Comunidad porque cada compañero es único y diferente, al igual que cada persona, y si bien puedo coincidir en mi camino de recuperación cada uno de mis compañeros tiene planes propios de vida. He aprendido que, con base en trabajar con otros, en mantenerme con mi grupo, en ser miembro de A.A., es que me voy esforzando para cumplir con la Voluntad de Dios y en ese esfuerzo ir creciendo cada vez más, a mi capacidad. Para lograrlo nada me sujeta, nadie me impide dar los Pasos por el camino de la recuperación, no tengo que luchar con nadie para conquistarla y gracias a ello no requiero de tener pleitos y dificultades constantes con los demás.

    La libertad de saber que un grupo existe cuando dos o más enfermos de adicción estamos reunidos para indagar y alcanzar la sobriedad, estar limpios, descubrir el equilibrio emocional, buscando la Voluntad de Dios y pidiendo la fortaleza para cumplirla, trabajando unos con otros me hace sentir seguro y sobre todo confiado porque he visto que siempre funciona.

    La libertad extrema que implica la autonomía no es más que resultado de la libertad de que en mí y a través de mí se haga la Voluntad de Dios.

    Felices 24 horas con autonomía de grupo.

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