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REFLEXIONES DIARIAS AA 21 MARZO

    Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

    21 MARZO

    «BIENESTAR MATERIAL Y ESPIRITUAL»

    Se nos quitará el miedo… a la inseguridad económica.

    — ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 84

    Reducir o eliminar el temor y ver mejorar las circunstancias económicas son dos cosas diferentes. Cuando yo era principiante en A.A. tenía estas dos ideas confundidas. Creía que el temor me abandonaría solamente cuando empezara a hacer dinero.

    Sin embargo, un día, mientras estaba rumiando mis dificultades financieras, una línea del Libro Grande me saltó a los ojos: “Para nosotros, el bienestar material siempre siguió al espiritual; nunca lo precedió” (p. 127).

    De pronto me di cuenta de que esta promesa era una garantía. Vi que ponía las prioridades en el orden correcto, que el progreso espiritual haría disminuir ese terrible temor a ser indigente, justamente como hace disminuir muchos otros temores.

    Hoy trato de usar los talentos que Dios me dio para beneficiar a otros. Me he dado cuenta de que eso es lo que otros han valorado siempre. Trato de recordar que yo ya no trabajo para mí. Solamente disfruto de la riqueza que Dios ha creado, nunca he sido “propietario” de ella. El propósito de mi vida está mucho más claro cuando yo sólo trabajo para ayudar, no para poseer.

    Del libro Reflexiones diarias
    Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

    Efectivamente comenzó una mejoría con mis relaciones familiares, lo cual sucedió porque también fueron adquiriendo una conciencia de que la enfermedad de la adicción no solamente es un asunto del adicto sino que afecta a toda la familia.

    La Décima Promesa del Programa “Perderemos el miedo a la inseguridad económica.”, junto con todas la Promesas me parecía al principio inalcanzable y después, encabezado por mi egoísmo, pensaba que esta sería de las primeras en realizarse, porque había dos cosas con las que inmediatamente relacionada problemas en mi actividad: relaciones familiares (de pareja sobre todo) y dispendio económico. De hecho recuerdo que alguien me decía que en la actividad, aún en momentos en que no consumiera, mi cartera tenía un gran agujero por el cual siempre se escapaba el dinero; que siempre me quemaba las manos.

    Sí, pensaba que lo primero que se arreglaría serían todas mi relaciones familiares, en fin ya no iba a consumir entonces todo tendría que estar bien porque “ya soy bueno”; y una vez que esto se arreglara dejaría de gastar mi dinero y tendría una mejora económica. ¡Cuánta ignorancia de las consecuencias y los efectos que causa mi enfermedad de la adicción en la actividad!

    Efectivamente comenzó una mejoría con mis relaciones familiares, lo cual sucedió porque también fueron adquiriendo una conciencia de que la enfermedad de la adicción no solamente es un asunto del adicto sino que afecta a toda la familia con muchas variantes, pues al adicto lo afecta con una dependencia química y/o psicológica y al familiar lo afecta con una dependencia a la persona (codependencia).

    Al ir avanzando en la mejoría de mis relaciones familiares, de pronto se presentaron problemas económicos muy severos, ante lo cual pensaba que “cómo era posible que me fuera tan mal sin consumir”, “que cuando estaba en la actividad nunca tuve problemas económicos tan grandes”, y una serie de cosas que, hoy sé, no estaba en capacidad de entender porque no acababa de admitir y aceptar todas mis consecuencias, como dice el Primer Paso.

    Mi padrino me ayudó a ver que los problemas económicos que ahora enfrentaba, y que a su vez traían problemas familiares y con mi esposa, eran el resultado de la actividad y fundamentalmente derivaban de mi vida ingobernable porque la mayoría de las deudas las adquirí “para dar gusto”, “para quedar bien”, “para tapar culpas”, “para satisfacer mi ego”, en fin porque soy inestable emocionalmente y por tanto inmaduro.

    Al practicar en mi vida cotidiana, no solamente en AA, los Doce Pasos es que fui adquiriendo una nueva visión y tuve que aceptar que, inclusive las deudas que había adquirido mi familia eran mías porque yo las había permitido; la inseguridad económica la había creado y propiciado; además ahora no tenía ningún aditivo para escaparme y “ver el mundo diferente”, “para fantasear con negocios millonarios”, en fin para evadirme de la realidad que me alcanza y me confronta.

    Después de un tiempo en recuperación, no sólo deseo ya no tener estos problemas económicos sino que al irse resolviendo deseo que comience un repunte “porque mis necesidades y las de mi familia son muchas”; “porque la sociedad exige cubrir una serie de requerimientos”; “porque a mi edad debería tener asegurado un patrimonio”, y una serie de justificaciones y racionalizaciones que pueden parecer tener lógica; sin embargo a la luz del Programa no tienen ni siquiera sentido común, ya que incansablemente se me dice, y con el ejemplo se me muestra, que el Programa es espiritual.

    Poco a poco, porque Dios tiene sus tiempos que no son los míos, la situación ha ido mejorando y me ha permitido no tener miedo a la inseguridad económica, porque he puesto mi mejor intención en vivir al cuidado de Dios, saber que Él proveerá y que en realidad no me falta nada.

    He tenido que pasar estos momentos difíciles para tocar fondo dentro del Programa, porque al ir adquiriendo conciencia es cuando me confronto con mis remordimientos, mis resentimientos, mis temores, mi frustración, mi abatimiento, mi envidia, mi ambición, mi soberbia y con todos aquellos sentimientos y emociones negativas que son los que me han llevado a consumir y que son los que han convertido mi vida en ingobernable, porque es necesario que haga este inventario y lo exponga ante Dios y ante otro ser humano para liberarme.

    Gracias a los Doce Pasos, a mi padrino, a mis compañeros, a los compartimientos en las juntas, a la literatura y a todo lo que implica la recuperación he ido aprendiendo, sólo por hoy, que primero debo estar bien equilibrado emocionalmente, debo tener suficientes ahorros en el banco de la sobriedad (espiritualidad) para estar en posibilidad de manejar adecuadamente lo económico y material; por eso es que Dios me cuida al no darme lo que deseo sino sólo lo que necesito por este día, pues seguramente como adicto, en mi caso personal, me volvería loco si de pronto comenzara a tener más de lo que puedo manejar con cierta ecuanimidad, y digo manejar porque sé que jamás puedo controlar nada.

    Es muy cierto que confundía, y hay ocasiones en que confundo, la Promesa de perder el miedo a la inseguridad económica al tergiversarla y pensar “adquirir la seguridad de la suprema liquidez y solvencia económica”.

    Espiritualidad, eso es lo que me enseña todo el Programa de recuperación; si la vivo es altamente probable que pierda los miedos a la insuficiencia material porque al elevar mi estado de conciencia con un cambio radical y profundo de personalidad, mis pensamientos y emociones se dirigirán a la busca de la serenidad, de la abundancia de tranquilidad, al amor, a la tolerancia, a la generosidad y no a la engañosa “riqueza”.

    Felices 24 horas sin miedo a la inseguridad económica.

    COMENTARIO 2015

    Hoy trato de usar los talentos que Dios me dio para beneficiar a otros. Me choca mucho esta frase, porque yo si tengo algun talento no es para ayudar a otros es porque quiero quedar encima de ellos, no ayudarlos ( concepto fuertemente arraigado). El propósito de mi vida está mucho más claro cuando yo sólo trabajo para ayudar, no para poseer. Hasta ahora el proposito de mi vida es que se me reconozca como la mejor, quiero ser la mejor, quiero ser importante. Pero yo ya soy importante, para mi soy lo mejor que me ha pasado, ya lo tengo todo no quiero mas. No conozco todavia las promesas del programa, tengo que trabajarlas, la inseguridad economica da miedo.

    Si soy una persona tan dificil, porque estara conmigo, sera codependiente.  no estaba en capacidad de entender porque no acababa de admitir y aceptar todas mis consecuencias, como dice el Primer Paso.

    Mi padrino me ayudó a ver que los problemas económicos que ahora enfrentaba, y que a su vez traían problemas familiares y con mi esposa, eran el resultado de la actividad y fundamentalmente derivaban de mi vida ingobernable porque la mayoría de las deudas las adquirí “para dar gusto”, “para quedar bien”, “para tapar culpas”, “para satisfacer mi ego”, en fin porque soy inestable emocionalmente y por tanto inmaduro.

    Todavia me cuesta soltar riendas, debo confiar en Dios, las promesas me dicen que desaparecera el miedo y se cambiara por fe. Estoy enferma y como tal soy incapaz de controlar absolutamente nada.

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