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REFLEXIONES DIARIAS AA 26 FEBRERO

    Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

    26 FEBRERO

    «UNA HISTORIA DE ÉXITO FUERA DE LO COMÚN»

    “A.A. no es una historia de éxito en el sentido común y corriente de la palabra. Es la historia del sufrimiento transmutado bajo la gracia en progreso espiritual”.

    — COMO LO VE BILL, p. 35

    Al entrar en A.A., escuchaba a otra gente hablar de la realidad de su vida de bebedor: la soledad, el terror y el sufrimiento. Al escucharles más, les oía describir otra realidad muy diferente: la realidad de la sobriedad. Es una realidad de libertad y de felicidad, de intención y dirección, y de serenidad y tranquilidad con Dios, con nosotros mismos y con otra gente.

    Cuando asisto a las reuniones, me reintroducen a esta realidad una y otra vez. La veo en los ojos y la escucho en las voces de aquellos alrededor mío. Trabajando en el programa, encuentro la dirección y la fortaleza que me hacen posible hacer mía esta realidad.

    La alegría de A.A. es que esta nueva realidad está a mi alcance.

    Del libro Reflexiones diarias
    Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

    La tranquilidad es lo más cercano que conozco a la felicidad, porque ahora sé que no se trata de euforia, mucho menos de esa euforia ficticia del consumo; la comprensión a los demás como un elemento indispensable para transitar las relaciones interpersonales en paz y poder mantener ese estado de tranquilidad.

    Yo entendía que “el éxito” era lograr ser reconocido profesional y socialmente; era tener ahorrados dos millones de dólares cuando llegará a 30 años; conseguir todo lo material mejor que el dinero puede proporcionar; tener tiempo para “gozar” de las cosas buenas de la vida, aunque lamentablemente éstas “siempre engordan, hacen daño y/o son pecado”. !Cuánta ignorancia supina!, inclusive !cuánto cinismo!, porque con esta manera de pensar es fácil engañarme respecto de lo que es importante y trascendente en la vida.

    Tapar el sufrimiento con muchas otras conductas relacionadas con el pensamiento adictivo, imponerme la exigencia de “tener lo que se debe aunque se deba lo que se tenga”; “es más hombre quién puede tener más mujeres”; “ser hombre o payaso” porque “el hombre es quién se queda al final a seguir consumiendo, a buscar el placer sin importar nada más” “payaso el que se controla”; “vivir como soltero porque la casada es mi mujer”, en fin una chulada de pensamientos y conductas erróneas, negativas e incluso en contra de la moral.

    Sacar diez en todos los aspectos materiales de la vida era “ser exitoso”, porque al fin y al cabo “nadie es perfecto”: me recordaba a mí mismo el aforismo romano “errar es humano y perdonar es divino”, pero me lo aplicaba solamente para justificar mis malos actos y “exigir” el perdón sin hacer nada para merecerlo, así como para no otorgarlo.

    Esta manera de pensar, de sentir y de ser era una farsa para cubrir todo lo endeble, que por mis emociones negativas, soy; e iba de la mano con el hecho de consumir para mostrar “mi valor”, “mi fuerza”, “mis logros”, en fin “mi éxito” que fue tan grande que me llevó a no poder controlar mi consumo ni poder gobernar mi vida, haciéndome candidato a clínica y AA.

    Tuve que pagar una cuota de membresía muy alta para formar parte del selecto club de los adictos en recuperación, tuve que pagar con mucho sufrimiento y aceptación de mi gran fracaso de vida, que fue aquello que alguna vez llamé “éxito”.

    Hoy es un día exitoso no sólo porque no he consumido sino porque bajo la Gracia de Dios estoy general y mayormente en equilibrio de mis emociones, lo cual no era siquiera imaginable al revisar mi historial y escuchar el de mis compañeros.

    Mi éxito actual se ha pagado con mi propio sufrimiento, así como con el infringido a mis seres más cercanos que han tenido el valor de darme cariño, afecto y amor, se ha formado de mi propia transfiguración al dejar la obscuridad de la actividad del consumo e irme acercando a la luz de la sobriedad; el milagro de encontrar ese insospechado recurso interior donde me identifico a imagen y semejanza con Dios; vivir el auténtico interés por mis semejantes con el ejemplo de mis compañeros; en fin por haber encontrado con sinceridad a Dios.

    La tranquilidad es lo más cercano que conozco a la felicidad, porque ahora sé que no se trata de euforia, mucho menos de esa euforia ficticia del consumo; la comprensión a los demás como un elemento indispensable para transitar las relaciones interpersonales en paz y poder mantener ese estado de tranquilidad; en fin darme cuenta que en mi espíritu es donde debe privar la tranquilidad y la serenidad para vivir bien, a través de la humildad de pedirle a Dios que se encargue de mis defectos de carácter por estas veinticuatro horas y que me dé la fortaleza para cumplir Su Voluntad.

    El progreso espiritual es una aspiración legítima al comenzar con mi recuperación y trabajarla un día a la vez, dándole la prioridad a mi sobriedad porque primero es lo primero, dando los pasos con calma y paciencia porque poco a poco se va lejos; aprendiendo a vivir los principios espirituales para vivir mi propia vida y dejar vivir a los demás.

    En fin se ha dado en mí una transformación inexplicable y se ha desvanecido mi actitud desafiante, he encontrado que mi camino de perdición me llevo a la redención de desear y aceptar la Voluntad de Dios.

    Felices 24 horas auténticamente exitosas.

    COMENTARIO 2015

    La tranquilidad es lo más cercano que conozco a la felicidad, porque ahora sé que no se trata de euforia, mucho menos de esa euforia ficticia del consumo; la comprensión a los demás como un elemento indispensable para transitar las relaciones interpersonales en paz y poder mantener ese estado de tranquilidad. Hoy es un día exitoso no sólo porque no he consumido sino porque bajo la Gracia de Dios estoy general y mayormente en equilibrio de mis emociones, lo cual no era siquiera imaginable al revisar mi historial y escuchar el de mis compañeros. aprendiendo a vivir los principios espirituales para vivir mi propia vida y dejar vivir a los demás, edificando mi vida sobre cemento y no sobre arena, en la cual se puede caer todo.

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