Quedarnos con Dios
Dios nunca nos abandona; somos nosotros los que lo abandonamos. Nos involucramos tanto en nuestras preocupaciones y actividades que nos olvidamos de abrir nuestros ojos y nuestros corazones a Su presencia. QuizĂ¡ guardemos la abstinencia fĂsica, pero seguimos permitiendo que la comida tenga un lugar preponderante en nuestra vida. Si nuestro Poder Superior no ocupa el centro de nuestra vida, nos resultarĂ¡ difĂcil (si no imposible) guardar la abstinencia emocional.
Los atracones emocionales se dan cuando nos apartamos de nuestro Poder Superior y nos involucramos en una preocupaciĂ³n egocĂ©ntrica. Sin Su control, perdemos nuestra serenidad. Siempre habrĂ¡ causas de conflicto y frustraciĂ³n en nuestra vida diaria. La manera como manejamos estas situaciones dependerĂ¡ de nuestro estado espiritual.
Nosotros solos no podemos manejar nuestras propias vidas. Nuestra conducta puede ser enfermiza. Es a travĂ©s de un Poder Superior a nosotros que nos conduce al orden, a la cordura y a la recuperaciĂ³n. Quedarnos con este Poder es nuestra salvaciĂ³n.
Que no Te abandonemos