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LDA 2 NOVIEMBRE

    El proceso del duelo
    Experimentando por completo la pena por nuestras pérdidas es la manera como nos sometemos al proceso de la vida y de la recuperación. Algunos expertos, como Patrick Carnes, llaman a los Doce Pasos “un programa para lidiar con nuestras pérdidas, un programa para lidiar con nuestro duelo”.
    ¿Cómo experimentamos el Duelo? ¡Difícilmente! ¡Imperfectamente! Por lo general, con gran cantidad de resistencia. A menudo con ira y con el intento de negociar. Finalmente, sometiéndonos al dolor.
    El proceso del Duelo, dice Elizabeth Kubler-Ross, es un proceso de cinco etapas:negación, ira, regateo, tristeza y, finalmente, aceptación. Así es como experimentamos la pena; así es como llegamos a aceptar; así es como perdonamos; así es como respondemos a los muchos cambios que nos da la vida.
    Aunque este proceso de cinco etapas se ve muy nítido sobre el papel, no es así de claro en la vida real. No lo atravesamos por compartimientos. Por lo general lo atravesamos dando tumbos, pataleando y gritando, yendo para adelante y hacia atrás, hasta que alcanzamos ese pacífico estado llamado aceptación.
    Cuando hablamos acerca de “asuntos no resueltos” de nuestro pasado, por lo general nos estamos refiriendo a las pérdidas que no hemos terminado de sufrir. Estamos hablando de que nos hemos quedado atorados en alguna parte dentro del proceso de Duelo. Por lo general, en el caso de hijos adultos de alcohólicos y codependientes, el lugar donde nos hemos quedado atorados es en la negación. Atravesar la negación es la primera y más peligrosa etapa de proceso del duelo, pero es también el primer paso hacia la aceptación.
    Podemos aprender a entender el proceso del Duelo y cómo se aplica éste a la recuperación. Incluso los cambios buenos en la recuperación pueden conllevar una pérdida y, en consecuencia, la pena.
    Podemos aprender a ayudarnos a nosotros mismos y a los demás comprendiendo este proceso y familiarizándonos con él. Podemos aprender a experimentar por completo la pena por nuestras pérdidas, a sentir nuestro dolor, a aceptar y a perdonar, para que podamos sentir alegría y amor.
    “Hoy Dios mío, ayúdame a abrirme al proceso de sufrir por mis perdidas. Ayúdame a permitirme atravesar el proceso del duelo, aceptando todas las etapas para que pueda lograr paz y aceptación en mi vida. Ayúdame a aprender a ser amable conmigo mismo y con los demás mientras dura este proceso tan humano de curación”.

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