Saltar al contenido

LA RESPONSABILIDAD ES MIA

    Sabias que…

    La responsabilidad es mía

    Hay pocos A.A. que pondrían en duda la Primera Tradición que dice (forma larga) que «cada miembro de A.A. no es sino una pequeña parte de una gran totalidad. Es necesario que A.A. siga viviendo o, de lo contrario, la mayoría de nosotros seguramente morirá.

    Por eso, nuestro bienestar común tiene prioridad…..No obstante, escribe B.R. en el boletín Unity del intergrupo de Dayton, Ohio, «dondequiera que voy, los grupos tienen dificultad para cubrir sus puestos de servicio.

    Un grupo hace seis meses que no ve a su tesorero; otro no puede conseguir un voluntario par hacer el café; un grupo vecino cerro sus puertas porque nadie se presentaba para abrir la reunión. Por que pasa esto? Porque mucha gente cree que la responsabilidad le corresponde a otra persona o a una entidad vaga y nebulosa llamada ’el grupo.»

    El problema, dice B.R., «no se acaba allí. Los hospitales y las cárceles piden que le llevemos reuniones pero nadie va. Las juntas de servicio, tales como el intergrupo y la asamblea de Area, se consideran afortunadas si tienen 20 ó 30 representantes en una reunión a la que deberían asistir centenares. Yo lo sé. Voy a estas reuniones, sirvo en estas juntas, soy coordinador de un comité, y estoy cansado de oír a un comité tras otro decir ’nada que informar’ simplemente porque no hay nadie que esté dispuesto a devolver a A.A. lo que tan libremente se le ha dado.

    Los alcohólicos se están muriendo allí afuera, pero parece que nos importa a pocos. No se antepone nuestro bienestar común a todo lo demás. ¿Por que?»

    En su búsqueda de una respuesta, dice BR., se fijo en su propia experiencia y llegó a la conclusión de que el apadrinamiento había desempeñado un importante papel. «Mi
    padrino no me sugirió que hiciera el trabajo de servicio de A.A.,» dice, «me exigió que lo hiciera como parte integrante y necesaria de mi recuperación. Y con su ejemplo y dedicación me lo puso de una forma atractiva. Aprendí a ser responsable y digno de confianza.

    De comienzos humildes, tal como servir el café, aprendí lecciones que me hacían posible unirme de nuevo ala sociedad cómo un miembro contribuyente y no como una indeseable sanguijuela.»

    Lo mismo se aplica, sugiere B.R., en lo referente a «participar en los servicios generales. Las recompensas son innumerables, pero para dar un solo ejemplo, si tuviera que trasladarme de pronto a Cincinnati o a Cleveland, conocería a miembros de allí por su nombre. Tengo amigos por todo Ohio y más allá a quienes nunca hubiera conocido si no fuera por haber participado en actividades de intergrupo y de Area.

    Hay incontables formas de ser parte de la solución y no del problema. Pregunta en tu grupo: ¿hay algún puesto que esté vacante? Asiste a una reunión de intergrupo o una asamblea de área. Pregunta a tu padrino. Sirve como padrino. Participa!

    «No podemos esperar que ’el grupo’ anteponga el bienestar común de A.A. a todo lo demás – tenemos que hacerlo nosotros mismos porque es de una importancia vital para nuestra recuperación, y para nuestra misma supervivencia. Es la única forma de asegurar que la mano de A.A. esté allí para ti, Para mí, y para ese pobre enfermo que anda tambaleándose allí afuera, muriendo de alcoholismo.

    Box459 agosto septiembre 1998

    error: Content is protected !!