Saltar al contenido

4 ACUERDOS DE LA SABIDURIA TOLTECA

    LOS 4 ACUERDOS DE LA SABIDURIA TOLTECA

    1.- NO SUPONGAS ( ni adivines ni dar nada por hecho pq a mi me parecio subjetivamente asi)

    No des nada por supuesto
    Si tienes duda, aclarala
    Si sospechas, pregunta
    Suponer te hace inventar
    historias increibles que
    solo envenenan tu alma y
    no tienen fundamento
    Es bastante frecuente que imaginemos cosas y sucesos, en vez de preguntar o pedir una aclaración. Lo peor de todo, es que damos crédito absoluto a nuestras suposiciones, convirtiéndolas en certezas. Esas certezas, que suelen ser negativas, nos llevan a estados de ánimo no deseados, a sufrimiento, a sentir rencor por personas que ni siquiera hicieron nada para merecerlo. También, casi siempre, a reacciones desmedidas, ya que las suposiciones se retroalimentan, haciendo un auténtico drama de un hecho sin importancia.
    ¿Cuantas veces he supuesto en lugar de preguntar?

    ¿Cuántas veces te enfadas con alguien porque no hace lo que tú esperas que haga? 

    Si te paras a interpretar esta situación, tu enfado viene de tu suposición de que él debería conocer tus necesidades. ¿Qué te hace creer que esa persona conoce tus pensamientos? ¿Acaso es adivino? ¿No sería infinitamente más sencillo exponerle nuestros deseos y necesidades? Desde luego que sí, pero no lo hacemos porque sentimos miedo. Miedo a que nos diga que no, a que no cumpla nuestras expectativas.

    Si partimos de la base de que “debería saber lo que necesito” y no lo cumple, podemos permitirnos enfadarnos con esa persona. Mientras que, si se lo pedimos y nos lo niega, lo que sufrimos es un rechazo frontal. Y rechazo equivale en nuestra mente primaria a no ser amados. Y nosotros queremos que nos amen, por encima de todo.

    Tensiones parecidas surgen cuando las personas no hacen las cosas del mismo modo que las haríamos nosotros. Presuponemos que la forma correcta de hacerlas es la misma para todo el mundo ,cuando nada más lejos. “Suponemos que todo el mundo ve la vida del mismo modo que nosotros. Suponemos que los demás piensan, sienten, juzgan y maltratan como nosotros lo hacemos. Esta es la mayor suposición que podemos hacer, y es la razón por la cual nos da miedo ser nosotros mismos ante los demás, porque creemos que nos juzgarán, nos convertirán en sus víctimas, nos maltratarán y nos culparán como nosotros mismos hacemos. De modo que, incluso antes de que los demás tengan la oportunidad de rechazarnos, nosotros ya nos hemos rechazado a nosotros mismos. Así es como funciona la mente humana.” asegura el Dr. Miguel Ruiz en su libro. Para mí, es uno de los párrafos más contundentes de todo el texto y verme reflejada en él me produjo un sentimiento absolutamente devastador.

    También hacemos suposiciones sobre nosotros mismos, sobrevalorándonos, o infravalorándonos si no conseguimos nuestro propósito. Quizá por no habernos hecho preguntas antes sobre lo que realmente queríamos y si verdaderamente era nuestro deseo lograrlo.

    Iniciar una nueva relación es un momento muy propicio para hacer suposiciones, con demasiada frecuencia erróneas, pensando que, seguramente, el proyecto de esta persona es el mismo que el tuyo, que ahora se comporta así pero lo más probable es que, con el paso del tiempo, se comporte como tú esperas y muchas otras cosas más. El riesgo de preguntar implica que se derrumbe ese castillo mágico de enamoramiento que estamos levantando.
    La única forma de desterrar las suposiciones es aclarando y para eso hay que preguntar.

    Pregunta lo que necesites, las veces que haga falta, sin miedo! Tienes derecho a preguntar, saca tu voz y haz que la escuchen. Asume que puedes recibir un “Sí” o un “No” y ambas serán válidas y aceptables. Todo el mundo tiene derecho a decir que no a tus peticiones, del mismo modo que tú tienes derecho a preguntar y al igual que también tienes derecho a decir “Sí” o “No” a las preguntas y peticiones de los demás.

    Es necesario que tú sepas lo que quieren los demás y que los demás sepan lo que quieres tú, si deseamos evitar tormentas mentales. Practica este acuerdo, siempre que te sea posible, hasta que quede instaurado como tu forma natural de comunicarte.

    2.-HONRA TUS PALABRAS. se impecable con la palabra

    Se coherente con lo que
    piensas y con lo que haces.
    Ser autentico te hace
    respetable ante los demas
    y ante ti mismo.

    La palabra es la herramienta más poderosa que tiene el hombre:

    es capaz de crear y destruir, de generar y modificar estados de ánimo en otras personas y en nosotros mismos. Y nosotros la usamos continuamente sin valorar el potencial que tenemos entre las manos.

    Estamos demasiado acostumbrados a expresar nuestra opinión sobre los demás y sobre sus vidas, de manera totalmente gratuita y sin que nadie nos lo pida y, peor aún, sin ser conscientes del efecto que tendrán nuestras palabras sobre la persona que las recibe. Cada uno vivimos con nuestras propias creencias, que pueden reafirmarse o desmoronarse por afirmaciones de boca de los demás. Una niña que jamás se haya cuestionado su peso, si escucha un “Te estás poniendo gorda” es seguro que hará tambalear su creencia de encontrarse en un peso normal. Según la vulnerabilidad de la niña, que a estas edades suele ser alta, lo más probable es que destruya completamente su criterio anterior y adopte la creencia de que está gorda.

    “Un pecado es cualquier cosa que haces y que va contra ti. Todo lo que sientas, creas o digas que vaya contra ti, es un pecado. Vas contra ti cuando te juzgas y te culpas por cualquier cosa. No pecar es hacer exactamente lo contrario. Ser impecable es no ir contra ti mismo. Cuando eres impecable, asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgarte ni culparte” asegura Miguel Ruiz.

    Usamos habitualmente las palabras para criticar, juzgar, corregir, maldecir… y en algunas pocas ocasiones para agradecer, fortificar, animar y ayudar. Cuando yo agredo a otra persona con mis palabras, en realidad me estoy agrediendo a mí mismo. Lo que yo le diga le va a generar resentimiento hacia mí, de modo que la negatividad que acabo de lanzarle me viene de vuelta como un boomerang. En cambio, si mis palabras son positivas e impecables, recibiré de vuelta la misma buena energía con la que yo las he pronunciado.

    “Siempre que escuchamos una opinión y la creemos, llegamos a un acuerdo que pasa a formar parte de nuestro sistema de creencias”

    Las personas que nos quieren también nos mandan fuertes cargas negativas con sus palabras, pero debemos perdonarlos porque no son conscientes de su potencial, ni del daño que hacen. A menudo, opiniones que los padres vertimos sobre nuestros hijos, los dejan marcados de por vida.

    No sólo nos condicionan las opiniones sobre nosotros, sino también sobre los demás. A menudo, la opinión sobre alguien que ni siquiera conocemos se ve afectada por las palabras que alguien ha pronunciado sobre él. Esa opinión puede estar fundada en su propia experiencia, que no tiene por qué ser la nuestra, o por pura negatividad y como venganza a algún aspecto que en su relación con esa persona no salió como esperaba. Indudablemente, nuestra relación con esa persona se verá condicionada por la opinión que nos han hecho llegar.

    Si ya estás viendo cómo podemos hacer daño a otras personas, o ser dañados, con el simple poder de la palabra, has de saber que esta herramienta la usamos, sobre todo y sin ningún atisbo de compasión, contra nosotros mismos. Es lo que conocemos como diálogo interior.

    Nos pasamos el día diciéndonos cosas como “Siempre llegas tarde”, “Es que nunca aprendes”, “¿Cómo puedo ser tan tonta?”, “Estoy espantosa”, “Siempre lo hago todo mal”, etc. Si recibiésemos esos comentarios de otra persona, lo más probable es que nos enfadásemos con ella, y mucho. Pero aceptamos la autoagresión como algo lícito y normal. Estamos tan acostumbrados a este diálogo interior destructivo que ni siquiera somos capaces de escucharlo a nivel consciente, hemos integrado en nuestra vida ese parloteo incesante como el zumbido del aire acondicionado o el sonido del motor de nuestro coche. Pero eso no nos libra de que nuestro subconsciente recoja esos dardos envenenados y vaya minando nuestra autoestima.

    “Este primer acuerdo es muy poderoso. Utiliza tus palabras apropiadamente. Utiliza tus palabras para compartir tu amor… Empieza por ti. Dite a ti mismo que eres una persona maravillosa. Dite cuanto te amas. Utiliza las palabras para romper todos esos pequeños acuerdos que te hacen sufrir. Este acuerdo, por sí solo, es capaz de cambiar tu vida”

    3.-HAZ SIEMPRE LO MEJOR ( haz siempre lo maximo con lo que tengas en ese momento)

    Si siempre haces lo mejor
    que puedas, nunca te
    recriminaras ni te
    arrepentiras de nada.

    “Bajo cualquier circunstancia, haz siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos. Pero piensa que eso va a variar de un momento a otro. Todas las cosas están vivas y cambian continuamente, de modo que, en ocasiones, lo máximo que podrás hacer tendrá una gran calidad, y en otras no será tan bueno.”

    Si siempre haces lo máximo que puedas, evitarás cargos de conciencia y reproches a ti mismo. Entiende que no todos los días nos levantamos igual, un día podemos amanecer con entusiasmo y otro con menos ganas, o incluso enfermos. No sería justo exigirnos siempre lo mismo, ¿no crees?

    Exigirnos más de lo que podemos dar, nos lleva al agotamiento, lo que supone no lograr nuestros objetivos. Cuando nos exigimos por encima de nuestras posibilidades, dedicamos a un asunto más energía de la que podemos entregarle en realidad, viéndonos obligados a quitársela a otras áreas de nuestra vida. Dedicando tiempo y esfuerzo a metas imposibles podemos estar perdiéndonos momentos felices o de calma y recuperación.

    En cambio, hacer menos de lo que podemos, nos genera frustración, sentimiento de culpa, juicio… y nos coloca en el papel de víctima.La única forma de sentirnos bien con nosotros mismos es dando al máximo. Con frecuencia, cuando no lo hacemos, es porque la tarea no nos agrada. Es habitual que no nos guste nuestro trabajo, lo que convierte su desarrollo en un mero trámite para obtener unos ingresos a fin de mes, con los que hacer frente a nuestros pagos. Siempre nos damos al 100% en asuntos que nos apasionan. Si toda nuestra vida tuviese esa capacidad de entusiasmarnos y captar nuestro deseo de dedicarnos a ella por completo, seríamos felices, aún a pesar de estar todo nuestro tiempo despiertos rindiendo al máximo.

    Por eso, no importa el resultado, porque este sí que se verá afectado por el estado en que te encuentres, sino que des en cada momento lo mejor de ti.

    Este acuerdo puedes empezar aplicándolo a los tres acuerdos anteriores “Sé impecable con tus palabras”, “No te tomes nada personalmente” y “No hagas suposiciones”. No se espera que apliques cada uno de ellos a la perfección y en todo momento, sino que lo hagas siempre que puedas. Todo lo aprendemos mediante práctica y repetición, y eso es todo lo que necesitas para implementar en tu vida estos cuatro acuerdos.

    hacer lo mejor que puedo ( hicimos lo que pudimos en su momento con los recursos disponibles, pero ahora que hemos tomado conciencia, vemos otra salida)
    El mundo moderno está lleno de maravillas. Por ejemplo pienso en los grandes avances en la medicina. Tenemos a nuestro alcance medicamentos para aliviar malestares o curar enfermedades que en otra época hubieran sido mortales. Leía que en la antigüedad los asirios creían que lo que provocaba el dolor de muelas era un gusano al cual había que sacar de la encía por medio de un conjuro. Actualmente tenemos analgésicos y odontólogos que resultan más eficaces. Cuando veo los recursos que hay a nuestra disposición pienso «si hubiera tenido esto o aquello podría haber hecho esto o aquello».  

    En ocasiones cada vez menos frecuentes quiero frustrarme pensando en lo mejor que habría sido mi vida si hubiera conocido y practicado el programa antes. Me hubiera ahorrado tantas heridas. No hubiera herido a tantos. En general todo hubiera estado mejor. El programa de Doce Pasos debió funcionar tan bien en ese entonces como me funciona hoy.   Son muchos los «hubiera» que puedo plantearme. El pasado se ha ido y no puedo cambiarlo. Corto la frustración que me va llevando a la culpabilidad y me dirijo a mi Poder Superior para darle las gracias por haber encontrado esta nueva forma de vivir. Lo que cuenta es lo que haga en adelante.

    Ya no tengo justificación para elegir un camino errado. Si detecto que me he equivocado lo que sigue es aceptar y corregir. Lo que sucedió, por más que lo lamente, ya pasó. Recuerdo mi penoso estado emocional en aquella época ¿Qué se podía esperar de mí? Esa comprensión hacia mí mismo me hace comprender a los que les guardé resentimiento, ¿no estaban ellos también enfermos o solo actuaban de la única manera que conocían? Meditar sobre esto transforma mi fastidio en compasión dirigida en particular a los que todavía no ven mejores alternativas para hacer las cosas. Yo sí las veo y estoy muy agradecido porque eso me posibilita conducir mi vida hacia un destino mejor

    4.- NO TE TOMES NADA COMO PERSONAL

    En la medida que alguien
    te quiere lastimar, ese
    alguien se lastima a si
    mismo y el problema es de
    el y no tuyo.

    nunca te tomes nada como personal, ni la peor ofensa, aunque sientas que te hicieron mucho daño. En la medida que alguien te quiso lastimar, en esa misma medida, ese alguien se lastima a si mismo, el problema no es contigo, es con su propia persona

    Se nos educa en la responsabilidad y crecemos sintiéndonos responsables de todo, hasta de lo que otros hacen o dicen. La responsabilidad genera culpa y este es uno de los sentimientos más complicados de gestionar, ya que no sabemos perdonarnos a nosotros mismos. Cuando alguien nos agrede verbalmente, o vierte una opinión sobre nosotros, no es la realidad, sino el resultado de la suma de sus creencias, aprendizajes y experiencias. Es su opinión, sólo suya, y no debemos hacerla nuestra, porque cuando la aceptamos, admitimos con ella toda la negatividad que carga. Tanto si la opinión es negativa como positiva, es su problema y su forma de ver el mundo, no la nuestra. Nosotros ya sabemos cómo somos y no necesitamos la opinión de nadie.

    Cuando nos dicen algo que nos lastima, lo que realmente nos duele son las heridas que nosotros ya teníamos con anterioridad sobre este tema.

    Si alguien nos reprocha nuestra irresponsabilidad y nos ofendemos, no es su opinión la que nos hiere, sino nuestra propia creencia interna de que sí somos unos irresponsables, aunque sólo sea de vez en cuando. Si te tomas las cosas de forma personal te ves en la necesidad de justificarte, de defender tu versión tratando de convencer al otro. Terminas magnificando el asunto y haciendo una montaña de un grano de arena. Cuando tienes la certeza absoluta de que lo que están diciendo no va contigo, cuando no lo tomas de forma personal, simplemente lo dejas pasar…

    Imagina que vas por la calle y un borracho te insulta. No sólo no te enojarías, sino que te daría hasta lástima. No sabe nada de tu vida, no te conoce, a nivel consciente sabes que no puede emitir una valoración sobre ti porque carece de elementos de juicio. Si lo piensas, ocurre exactamente lo mismo con todas las personas que opinan sobre ti. Por mucho que te conozcan, no lo saben todo sobre ti, no son nadie para opinar, sin embargo, damos credibilidad a sus palabras y permitimos que su opinión nos afecte.

    Ni siquiera nuestros propios pensamientos negativos debemos permitir que nos afecten. Nuestro diálogo interior puede ser devastador, somos los primeros en enviarnos mensajes negativos y críticas destructivas. El hecho de que vengan de nuestra mente no supone que haya que darles credibilidad, ya que, al igual que las opiniones vertidas por los demás, están contaminadas con nuestros propios valores, creencias y experiencias. Tenemos una visión parcial de la realidad y con ese segmento creamos nuestra realidad.

    Descubrirás que la gente te miente, del mismo modo que tú te mientes a ti mismo. ¿Cómo podrían ser sinceros contigo si ni siquiera lo son consigo mismos? Mentimos por miedo, porque no deseamos que se descubran nuestras imperfecciones, ya que eso nos hace vulnerables. Cuando alguien te dice una cosa y hace otra, y tú lo ves y no reaccionas, te estás mintiendo a ti mismo. A veces entramos en un bucle de maltrato en el que abusamos y somos abusados, y no hacemos nada para escapar de esa espiral, como si la asumiésemos por destino.

    “Nunca eres responsable de los actos de los demás, sólo eres responsable de ti mismo. Cuando comprendas esto, de verdad, y te niegues a tomarte las cosas personalmente, será muy difícil que los comentarios insensibles o los actos negligentes de los demás te hieran.
    Si mantienes este acuerdo, viajarás por todo el mundo con el corazón abierto por completo y nadie te herirá. Dirás “Te amo” sin miedo a que te rechacen o ridiculicen. Pedirás lo que necesites. Dirás sí o dirás no – lo que tú decidas- sin culparte ni juzgarte. Siempre puedes seguir a tu corazón.”

    Tomarse las cosas por lo personal

    Y yo me pregunto, ¿De qué sirve tomarse una crítica o apreciación externa por lo personal? ¿Qué de bueno puede traer eso a nuestra vida, a nuestro bienestar y paz interior?.

    Cuando nos sentimos (o nos imaginamos siendo) atacados verbalmente por alguien, cuando pensamos que nos miran mal, cuando tenemos la impresión de que se nos critica en algún aspecto de nuestra vida, de nuestro comportamiento, según pienso pueden darse básicamente dos reacciones por nuestra parte:

    • Si estamos dominados por nuestro Ego, este se sentirá herido (en su orgullo, su reputación, su honor,…), entenderá la situación como un peligro, nos enviará mensajes del tipo: “se están riendo de ti” , “¿qué pretende mirándote así?” “esto no se puede permitir” y ese momento nos hará reaccionar, saltar y contestar a esa agresión (probablemente contraatacando con violencia verbal también y/o con odio para a continuación hacernos sentir rencor hacia esa persona) con lo que la tensión de dicha situación y la escalada violenta podrá ser considerable, pasándonos de frenada en muchos momentos y lamentándolo con posterioridad.
    • Por otro lado, puede que poseamos en nuestra mente un juez interno no detectado por nosotros mismos (que confundamos con nuestro auténtico yo) que se pondrá de parte de nuestro agresor (o de quien creemos que nos está agrediendo) y nos atacará a su vez con mensajes como: “¿ves? es lo que TODOS creen de ti” “sin duda esa es la imagen que das A TODOS, penosa” o “realmente no vales la pena para esa persona… NI PARA NADIE”… mensajes todos estos generalizadoresdistorsionadosvenenosos y de validez nula para nuestro crecimiento y mejora personal.

    Todos estos mensajes enviados por parte del Ego y del Juez interno lo único que EVIDENCIAN es una falta de autoestima por nuestra parte (aunque el Ego piense lo contrario y nos quiera convencer de que reaccionamos así porque somos fuertes). Sentimos que nuestro autoconcepto o autoimagen (lo que pensamos de nosotros mismos) se está viendo dañada y nos sentimos mal, no apreciados, muy expuestos ya que estamos tendiendo a INTERPRETAR y creemos confirmar nuestras propias inseguridades en los comportamientos que los demás tienen hacia nosotros con pensamientos como “Si ya lo decía yo que esta ropa no me sienta nada bien, no hay más que ver como me miran TODOS”.

    “La fuerza que sacamos del rencor y de la irritación es sólo debilidad.” MADAME de SWETCHINE.

    “Nosotros mismos creamos un policía interior que nos reprime y nos lleva hacia la neurosis.” CLAUDIO NARANJO.

    Esta manera de vivir e interpretar lo externo, personalizando en nosotros, nos crea un malestar interno durante horas o días dependiendo de la importancia que le hayamos dado a lo que entendimos como agresión directa, nos sentiremos quizás durante todo ese tiempo muy sensibles, fácilmente irritables. En definitiva, estaremos perdiendo un bien tan preciado como es la paz interior.

    “Vacíate de tu ego y ya no podrás ser dañado ni herido por nadie.” ANÓNIMO.

    Para mí, actualmente, no tiene sentido personalizar ante ningún suceso externo, Cuanto te vas conociendo a ti mismo puedes llegar a entender el sufrimiento que recorre a otras personas por dentro. Comprender y pensar en lo esclavas que son de sus propias mentes ayuda bastante a no perder la calma, pero NO se trata de sentir esta empatía desde la soberbia o desde el creernos mejores que ellas, sino que se trata de que entiendes como reaccionan porque te has comprendido a ti mismo primero. Cuando entiendes tus estados mentales y puedes comprender tus reacciones emocionales, es mucho más fácil “leer” las de los demás.

    Hasta ahora se me podría quizás acusar (tranquilos que no personalizaré) de pasivo o permisivo, de que por defender mi paz interior o por no querer crear “mal ambiente” estuviera recomendando no actuar contra una clara agresión. Es lógico que podáis tener ese pensamiento ya que los humanos solemos tender a los extremos, a la polarización, solemos pensar que … o atacas o te escondes, o gritas o bajas la cabeza, o muerdes o te muerden.

    “Comprender no equivale a justificar, resignarte a ello, aprobar o estar de acuerdo.” PEDRO JARA VERA.

    “La aceptación no es la inacción.” PANECHATANTRA.

    Pero es que COMPRENDER NO SIGNIFICA permitir, tolerar o justificar la agresión, significa darte a ti mismo y en ese momento la tranquilidad y claridad mental necesaria para entender la situación sin las interpretaciones torcidas o deformación de la realidad por parte de nuestro Ego y/o juez interior, claridad mental procedente desde la HUMILDAD y CONFIANZA en ti mismo que te ayudará a poder decidir la mejor forma de reaccionar respecto a tus propios intereses. Estoy hablando de que en el caso en el que veas tus límites sobrepasados, en los que sientas que no eres tratado con el respeto que mereces como persona, puedas dar una respuesta contenida y/o contundente, con precisión en dirección e intensidad y que sea claramente recibida por la otra persona (respuesta asertiva en definitiva).

    Las reacciones airadas o las interpretaciones erróneas por parte de nuestra mente dormida e inconsciente, lo único que pueden traernos consigo es el alejarnos de gente que objetivamente hablando podría hacernos mucho bien y ser una compañía grata y valiosa en muchas ocasiones. Si conseguimos tener esa calma en nosotros, sin las tergiversaciones de nuestros jueces internos y Egos, podremos darnos cuenta que muchas de esas agresiones no fueron tales o no fueron adrede (quizás  tan solo fueron proyeccciones psicológicas nuestras colocadas en los demás) o incluso que aunque fueran hechas a posta podríamos saber que parten de la inseguridad, miedo, envidia, rencor, de la otra persona y que NADA tienen que ver con lo que somos como persona o con nuestro comportamiento.

    “No eres más porque te alaben, ni menos porque te critiquen; lo que eres delante de Dios, eso eres y nada más.” TOMÁS de KEMPIS.

    A mí personalmente me ayuda saber que cuando siento un enfado por el comentario o gesto de alguien es una OPORTUNIDAD PARA CONOCERME MEJOR a mi mismo, así que, siempre que soy consciente de esta realidad que cuento en el artículo de hoy, prefiero reaccionar (tras haberme tomado unos momentos de reflexión) dejando clara mi postura al respecto a la otra persona si fuera necesario, y a renglón seguido poner el foco de luz en mi interior, PONER CONSCIENCIA EN MI, para entender qué aspecto de mi interior fue lo que su comentario o gesto tocó, y tratar de descubrir qué VIBRÓ en mi que me hizo sentir mal. Pienso que es esta una reacción mucho más saludable para nuestra psique que el responder desproporcionadamente, sentir odios, cargar con rencores durante mucho tiempo y encima continuar transitando por la vida sin tener ni idea de lo que pasa en nuestro interior.

    “Un enemigo es un tesoro oculto en nuestra casa. Debemos cuidarlo porque constituye la mejor ayuda en el camino de la iluminación.” SHANTIDEVA.

    Si cuando tropezamos con alguien o nos pisa y nos damos cuenta de que se trata de un ciego no nos enfadamos con esa persona ni le gritamos o culpamos de lo sucedido, ¿por qué habríamos de hacerlo entonces cuando la persona que nos ataca es simplemente inconsciente y está dominada por su Ego y en plena guerra interna consigo mismo?.

    “El que nada se perdona a sí mismo, merece que se lo perdonemos todo.” CONFUCIO.

    • ”Te faltan al respeto porque no se respetan a sí mismos. Perdónalos pero no apruebes su conducta: trata de hacerlos conscientes.” ALEJANDRO JODOROWSKY.
    • “El perro no ladra por valiente, sino por miedoso.” PROVERBIO CHINO.
    • “Una mirada negativa de otra persona únicamente puede significar que está constipada.” DANIEL AMEN.
    • “El nivel maestro en el arte de defenderte es el arte de no sentirte atacado.” PEDRO JARA VERA.
    • “Estar despierto es no dejarse afectar por nada, ni por nadie. Y eso es ser libre.” ANTHONY de MELLO.
    • “Cuando te tomas algo personalmente no es el otro sino tú quien decides incluirte y lo haces porque te juzgas.” CAROLINA GRINBERG.
    • “Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En este espacio descansa nuestra capacidad de elegir la respuesta. Y, en esa respuestas, se asienta nuestra libertad y nuestro crecimiento.” VIKTOR FRANKL.
    • “Nunca odies a tus enemigos, afecta tu juicio.” MARIO PUZO.
    • “Nunca estés pendiente de la opinión de fuera, pero siempre regístrala con claridad.” JORGE BUCAY.
    • “La venganza es siempre el placer débil de una mente pequeña y estrecha.” JUVENAL.
    • “La mente no diferencia entre realidad y pensamiento así que discusiones internas serán vividas por ella como si realmente estuvieran ocurriendo y creará en nosotros la emoción correspondiente haya o no haya sucedido el episodio en la realidad.” CLEMENTE FRANCO JUSTO.
    • “Una de las formas de seducción del mal más efectivas es la incitación a la lucha.” FRANZ KAFKA.
    • “Aún de un enemigo puede el humano aprender sabiduría.” ARISTÓFANES.
    • “Observa las características que te enfadan en los demás, y toma nota, porque estas viendo a tu propia sombra reflejada en ellos.” HABILIDAD EMOCIONAL.
    • “Cuando uno deja de gastar energía en (lo que piensan) los demás y la enfoca en uno mismo los cambios son extraordinarios.” ESTHER REDOLOSI.
    • “Nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.” VIKTOR FRANKL.
    • “El único tipo de dignidad que es genuino es el que no se ve disminuido por la indiferencia de los demás.” DAG HAMMARSKJOLD.
    • “Al enfrentarnos a nuestros demonios internos, sentimos paz y compasión cuando presenciamos el lado oscuro de los demás. Podemos perdonar y abandonar nuestras duras críticas y resentimientos.” DEBBIE FORD.
    • “Debes aprender a ponerte en contacto con la más profunda y pura esencia de tu Ser. Esta esencia verdadera va más allá del Ego, no conoce el miedo; es libre; es inmune a la crítica; no le teme a ningún reto, no es inferior a nadie, ni superior a nadie, está lleno de magia, misterio y encanto.” DEEPAK CHOPRA.
    • “¿Existe alguna forma de medir las propias fuerzas espirituales? Muchas. Dinos tan sólo una. Tratad de averiguar con que frecuencia perdéis la calma a lo largo de un solo día.” ANTHONY de MELLO.
    • “Alguien puede meterte el dedo en la llaga y hacerte daño, pero si procuras curar tu llaga, su dedo no te molestará especialmente.” PEDRO JARA VERA.
    • “El tamaño de un hombre puede medirse por el tamaño de las cosas que le encolerizan.”  THOMAS MORLEY.
    • “La alabanza de los demás te engañará. La crítica te confundirá aún más. Dale poco valor a ambas.” ANÓNIMO.
    • “Quien te enfada, te domina.” PEDRO JARA VERA.
    • “Tu espíritu es el verdadero escudo.” AIKIDO.
    • “La crítica que más me hiere es aquella que hace resonar mi propia condenación.” HUGH PRATHER.
    error: Content is protected !!