Saltar al contenido

DELEGAR

    DELEGAR EN LA FAMILIA ¿PORQUE HAY QUE DELEGAR? EL ARTE DE LLEGAR A TODO.

    Ver el trabajo de la casa como el trabajo que se realiza en cualquier empresa de la que se esperan muchos y buenos resultados es importante para mejorar la calidad, tanto de la vida privada como de la vida laboral, y conseguir tener más tiempo libre para aquellas otras actividades, con frecuencia más importantes, para las que normalmente nos falta tiempo.

    Verlo así permite “hacer de su casa un hogar”. Un hogar que no es un hotel donde cada uno va a lo suyo, sino donde cada uno colabora para hacer de la casa un sitio donde todos estén a gusto. Un hogar que sea acogedor y agradable para todos, donde se descanse y se esté bien, pero no a costa de una sola persona.
    La casa es una empresa en la que hay que realizar a diario, pero también semanalmente y mensualmente, muchas tareas. Tareas que deben coordinarse con efectividad. Muchas de ellas puedes delegarlas en otras personas. Sólo una, la más importante, ser padre o madre, no la puedes delegar. Esa debes hacerla tú y para ello necesitas tiempo y energía.

    ¿Por qué hay que delegar?

    ¿Empleas tu tiempo, tan valioso, en cosas realmente útiles o lo pierdes haciendo cosas que otros podrían o deberían hacer? ¿Pueden los otros hacer las cosas tan bien como las hago yo?
    Hay que delegar para no volverse loco, para poder vivir normal y descansar, para tener tiempo para ti mismo y para hacer cosas que te gusten con tu familia o solo.
    Mientras que nos sintamos y realmente seamos imprescindibles en nuestra empresa familiar, no estaremos en estado de dirigirla bien. Para hacerlo bien tendríamos que trabajar de tal manera que no se notara cuando no estamos.
    El hacernos imprescindibles solo ocasiona problemas, no solo de cansancio para la persona misma sino que también causa problemas a los demás, ya que cuando no está “la/el imprescindible” no saben cómo conseguirlo, organizándose de esta manera un caos innecesario.

    Delegar y motivar

    En la empresa, se habla mucho de atar y motivar a las personas. Los colaboradores más directos de nuestra empresa/familia son los hijos, pero también lo son la asistenta familiar y todos los que de alguna manera son una ayuda, un apoyo a la hora de sacar las cosas adelante.
    Dirigir bien a las personas es un asunto muy importante y no todo el mundo tiene las capacidades necesarias para ello. Hay que aprender a delegar. Y delegar bien es conseguir que todos en la empresa hagan su trabajo con gusto y responsabilidad. Esto exige la dedicación y la buena mano del que dirige. Nadie puede hacer todo solo, o lo que es también una gran verdad, que para desarrollar al máximo nuestras posibilidades necesitamos a otros. Una empresa en la que todos colaboran con lo mejor de ellos mismos es una empresa en la que cada uno de los que trabajan en ella la siente como propia.
    Sin embargo, y a pesar de la importancia de la participación de todos los empleados en la buena marcha de la empresa, el jefe es un elemento esencial. Muchas veces tendrá que ser el apoyo imprescindible para los demás, cuando las responsabilidades por ellos adquiridas cuesten, otras veces tendrá que improvisar y siempre el papel del que dirige tendrá que ser el de animar y tomar las decisiones oportunas que faciliten el trabajo en equipo.
    Estamos en la cultura de la imagen y quizás por eso, hoy más que nunca, necesitamos un modelo al que imitar. En la empresa es al jefe. En la familia son los padres los que tienen este papel.
    Mariángeles Nogueras
    Autora del libro Mi familia…mi mejor empresa

    error: Content is protected !!