La primera dice: Yo soy la Paz, y a pesar de mi luz, las personas no consiguen mantenerme encendida. En seguida, su llama, lentamente, se apagĂ³ totalmente.
La segunda dice: – Yo me llamo Fe! Infelizmente soy superflua para las personas.
Ellas no quieren saber de Dios, por eso no tiene sentido continuar ardiendo. Al terminar su charla, un viento soplĂ³ levemente sobre ella, y la llama se apagĂ³.
Muy bajo y triste la tercera vela se manifestĂ³: – Yo soy el Amor! No tengo mĂ¡s fuerzas para arder. Las personas me dejan de lado, porque sĂ³lo consiguen mirarse ellas mismas, se olvidan hasta de aquellos que estĂ¡n a su alrededor. Y tambiĂ©n se apagĂ³.
De repente, llegĂ³ un niño y vio las tres velas apagadas… – ¿Que es esto? Ustedes deben quedar encendidas y arder hasta el fin. Entonces la cuarta vela hablĂ³: – No tengas miedo, hijo. Mientras yo estĂ© encendida, podremos encender las otras velas.
Cuando apagamos las llamas de la Paz, Fe y Amor, aĂºn asĂ, no todo estĂ¡ perdido… Alguna cosa ha de quedar dentro de la gente. Y esto tiene que ser preservado, por encima de todo…
Entonces el niño tomĂ³ la vela de la Esperanza y encendiĂ³ nuevamente las que estaban apagadas. Que la vela de la Esperanza nunca se apague dentro de usted. Ella es nuestra luz al final del tĂºnel. El camino de la felicidad precisa, antes, ser pavimentado con la esperanza… paz fe amor esperanza La felicidad no siempre golpea nuestra puerta.
Para tenerla es preciso una bĂºsqueda incesante, y al encontrarla tener el coraje de meterla dentro de nosotros! paz fe amor esperanza. Recuerden ademĂ¡s que en el simbolismo la Vela representa al humano y el fuego de la vela la sabidurĂa, mientras la sabidurĂa siga dando luz el humano seguirĂ¡ evolucionando si actĂºa con amor y paz.