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NO COMUNICACION – ERRORES EN LA COMUNICACION

    ENTRE LO QUE PIENSO
    LO QUE QUIERO DECIR
    LO QUE CREO DECIR
    LO QUE DIGO
    LO QUE QUIERES OIR
    LO QUE OYES
    LO QUE CREES ENTENDER
    LO QUE QUIERES ENTENDER
    LO QUE ENTIENDES
    EXISTEN 9 POSIBILIDADES
    DE NO ENTENDERSE
    ———————————————————————————————————————-
    vive sin aparentar
    ama sin depender
    escucha sin atacar
    habla sin ofender
    ————————————————————————————————————————–

    1. Quedarse callado o gritar. Como mencionaba anteriormente es muy importante tener una buena inteligencia emocional. ¿Cuántas veces dentro de una conversación no te has quedado callado o haz empezado a gritar? Muchas veces hacemos esto por impulso, pero debemos ser capaces de mantenernos en el punto medio en el cual puedes ser capaz de decir tus ideas sin tratar de imponerlas.
    2. No estar preparado para lo que pueda pasar. Siempre al momento de empezar una conversación debemos estar preparados a la manera en la cual va a reaccionar la otra persona cuando empecemos a realizar nuestros argumentos, esto debido a que dentro de las conversaciones debes estar preparado para actuar de la manera adecuado dependiendo la reacción de la otra persona, ya que para poder llegar a un acuerdo hay que entender las necesidades de la otra persona.
    3. Hacer suposiciones. Muchas veces durante las conversaciones damos argumentos basados en lo que creemos que piensa la otra persona y esto está mal porque sólo estás tratando de obtener los resultados que a ti te convienen, para tener una buena comunicación es necesario dar la oportunidad de que la otra persona exprese lo que piense y lo que sienta de tal manera que haya retroalimentación de las dos partes.
    4. Perder el objetivo de vista. Cuando se mantiene una conversación suele suceder que por dejarse llevar por los sentimientos, como el enojo, se pierda el objetivo de la conversación que puede ser “resolver un problema” y se empiecen a realizar comentarios malintencionados con el deseo de ofender o denigrar la otra persona, esto ocasiona que quedes mal enfrente de tus demás compañeros de trabajo y que simplemente no logren resolver nada.

    Como recomendación general nos hemos dado cuenta que para mantener una buena comunicación existen tres elementos muy importantes, lo cuales son: dar un mensaje claro, tener un buen tono de voz y tener una buena actitud, si logras mantener estos tres atributos lograras emitir un buen mensaje y tener conversaciones productivas en lugar de sólo estar teniendo discusiones.  ¿Cuáles errores sueles cometer más?

    El desempeño de un buen liderazgo es indisociable de la capacidad del líder para construir una estrategia de comunicación eficiente, tanto dentro como fuera de la organización. Si a través de la misma no se llega a resultados satisfactorios, el futuro de la empresa y de tu carrera puede verse comprometido. Para que aprendas a manejarte con soltura en el mundo de los negocios te presentamos los 10 errores de comunicación que pueden acabar con tu carrera, publicados por el portal mba.americaeconomia.com

    1. Haces comentarios racistas

    Al hacer comentarios de esta índole no sólo pones en riesgo tu carrera sino también tu reputación como profesional.

    2. Haces chistes inapropiados

    Si bien es importante saber conservar el sentido del humor, hacer bromas inadecuadas puede provocar que tus colegas se sientan incómodos, además de demostrar una clara falta de habilidad para encajar en el ambiente de trabajo.

    3. Incursionas en llantos

    Aunque todos tengamos necesidad de expresar nuestras emociones, llorar en el lugar de trabajo muestra una debilidad no digna de los grandes líderes.

    4. Demuestras ignorancia

    Todos los altos ejecutivos saben que es importante que los líderes se muestren serios e intelectuales. La falta de educación o ignorancia pueden coartar tus posibilidades de conseguir un ascenso.

    5. Maldices y hablas a espaldas de los demás

    Además de una costumbre bastante maleducada, murmurar o maldecir mostrará una gran falta de profesionalismo de tu parte.

    6. Coqueteas con tus compañeros

    Aunque algunos creen que coquetear es algo común en las oficinas, la verdad es que no es adecuado y puede afectar severamente tu imagen profesional.

    7. Tienes demasiados tics nerviosos

    Aprende a controlar tus nervios y no dejes que éstos te jueguen una mala pasada, manifestándose en tics nerviosos como jugar con el pelo, ropa o celular durante las reuniones.
    NADIE DA LO QUE NO TIENE. SI NO TENGO UNA IDEA CLARA NO PUEDO TRASMITIRLA BIEN
    Errores habituales en las comunicaciones a cualquier nivel dentro de las empresas de cualquier rincón del mundo:
    1.- Dar las cosas por sabidas sin estar seguros de ello.
    2.- Improvisar sin preparación algunos comunicados de cualquier tipo que generen que muchas veces se comunique un mensaje diferente al que se quiere enviar.
    3.- Caer una y otra vez en el mismo error a pesar de ser conscientes de que nuestros comunicados no son claros.
    4.- Ser reticentes a los cambios en la forma de hacer la comunicación por la inseguridad que esto produce.
    5.- Abusar de la comunicación escrita sin motivo entre departamentos erradicados al lado tuyo. Cuando por todos es sabido que la comunicación directa cara a cara es mucho más fructífera todos los niveles.
    6.- Tomar con una ofensa personal aquellas críticas constructivas que puedan hacer al desempeño de tu trabajo.
    7.- Hacer que escuchamos al otro interlocutor cuando realmente simplemente estas oyendo su voz pensando en nuestra cosas personales sin prestarle la más mínima atención.
    8.- Interrumpir de forma habitual a la persona que está hablando sin dejarle terminar su argumentación.
    9.- Cuando no conseguimos llamar la atención de nuestros interlocutores alzamos la voz pensando que eso lo va a conseguir.
    10.- Ponernos a realizar otras tareas cuando estamos manteniendo una conversación con otros compañeros.
    11.- Juzgar al emisor del mensaje sin ningún tipo de piedad.
    12.- Elegir al azar sin estudiarlo previamente los canales de comunicación a utilizar para diferentes tipos de mensaje.
    13.- Comunicar el mensaje a los receptores equivocados por no parar a pensar quién es necesario que reciba y quién no esa información.
    14.- Entrometernos en el trabajo de otros compañeros por pensar que esto era competencia tuya sin dialogar previamente sobre ello.
    15.- Realizar comunicaciones innecesarias sobre temas sin sustancia y omitir comunicaciones de vital importancia.
    16.- Hacer del rumor el medio de comunicación oficial.
    17.- Desdecirse de lo dicho por no contrastar la información a transmitir.
    18.- Dar información no veraz a los receptores para quitártelos de encima o conseguir contar con ellos. Es preferible decir que no tienes esa información antes que mentir porque, al fin y al cabo, cuando comunicamos, estamos transmitiendo al receptor una imagen de empresa positiva o negativa.
    19.- No prestar atención con posterioridad a realizar la oportuna comunicación para verificar que se percibió el mensaje de forma correcta por las personas precisas
    —-
    Las asunciones son la madre de todos los malentendidos “Es que yo creía… Es que yo pensaba…Es que yo me imaginaba… Es que yo supuse,…”
    La comunicación juega un papel fundamental en el desarrollo de cualquier interacción humana, máxime cuando su campo de acción se circunscribe a la actividad laboral, en donde es preciso que los mensajes sean leídos con un mínimo de distorsión para alcanzar un desempeño eficiente. Una comunicación es efectiva cuando lo que quiero que el otro entienda, es lo que el otro entiende. Y, a su vez, el otro tiene que verificar si lo que ha comprendido es lo que yo le he intentado decir. Y todo, sin suponer y dar por hecho que así sea.
    Uno de los aspectos más retadores de la comunicación es poder identificar y separar “hechos” de “suposiciones”.
    En la comunicación es mejor pasar por modesto que por soberbio, creer que uno sabe lo que piensa el otro, o que el otro crea que sabe lo que uno piensa, siente o necesita. El “A buen
    entendedor pocas palabras” es uno de los errores graves para la comunicación.
    Es preferible: A buen entendedor muchas preguntas.
    ¿Para qué hacer preguntas?Para saber si he entendido lo que el otro intenta
    decirme. Para conocer cómo piensa la otra persona. Para comprender cómo
    se siente el otro. Y, sobre todo, para averiguar si lo que yo supongo es verdad o
    no. Muchas veces estoy equivocado, muchas veces he entendido mal, pero
    preguntando puedo aclararme y le permito al otro saber que estoy haciendo
    un esfuerzo por comprenderlo… y que tarde o temprano voy a lograr descifrarlo…
    porque quiero hacerlo.
    ¿Hablar o decir?
    “¿Hablar por hablar?”
    Hablar o decir no son términos sinó-
    nimos. Hay personas que hablan mucho
    y poco dicen y, al contrario, son escasas
    las personas que con pocas palabras
    dicen mucho. El famoso discurso de Lincoln
    en Gettysburg no pasa de un corto
    párrafo. De Gaulle, en la famosa huelga
    de estudiantes y obreros en mayo de
    1968, sólo necesitó de dos minutos para
    poner a la nación francesa en orden. Julio
    Cesar, después de una memorable
    campaña, sólo se sirvió de tres palabras
    para dar parte de su victoria: «Vine, vi y
    vencí». Tres palabras que configuran un
    famoso discurso.
    Ahí tenemos ejemplos elocuentes de
    mensajes profundos y de inmensa ri-
    queza, sintetizados en pocas palabras.
    Luego lo importante no es hablar mucho
    sino, con brevedad y precisión, decir
    mucho. Esta idea la expresaba muy
    bien el aforismo latino: «Non multa sed
    multum», no se trata de muchas palabras
    sino de intensidad, de profundidad,
    de comunicar algo interesante.
    Discursos largos y buenos los ha habido,
    pero son muy excepcionales.
    ¿Hablar o decir?. ¿Son iguales dos
    negociadores ante una transacción,
    aunque ambos conozcan perfectamente
    el argumento de venta y hayan tenido
    la misma capacitación?. ¿Todos los
    gerentes tienen la misma capacidad de
    persuasión?. ¿Es igual el público de una
    presentación persuasiva que el de una
    informativa?.
    ¿Comunicar o informar?
    “Yo ya te lo dije y, sin embargo,…”
    Los hombres -tal como afirma el semió-
    logo italiano Umberto Eco- son seres que
    navegan por las aguas abiertas del sentido,
    no simples máquinas que transmiten
    información. La complejidad de la comunicación
    humana es la que nos impide
    sostener la mirada ingenua en un mundo
    de “comunicaciones perfectamente
    transparentes”. Hay que superar, por lo
    tanto, la estrecha analogía comunicación
    = transmisión de información.
    Nadie, por el hecho de haber emitido
    un mensaje –oral o escrito-, puede estar
    satisfecho de haberse comunicado.
    Comunicar no es sólo decir o escribir,
    es también que alguien haya comprendido
    lo dicho o escrito. Y esto último es
    mucho más difícil. Además, aunque
    parezca paradójico, “las palabras no
    significan; las personas, sí”; esto quiere
    decir, entre otras cosas, que el significado
    puede ser subjetivo. Sorprende la
    facilidad con que hacemos de las palabras
    obstáculos insalvables. Lo dice el
    saber popular, con una sentencia poco
    imaginativa, pero de nítida contundencia:
    “hablando se entiende la gente”.
    Queremos tener confianza casi ciega
    en la capacidad del lenguaje, en esa
    acción que llamamos diálogo, de discernir
    verdad e intereses, de tender
    puentes, de transformar con su sola fuerza
    las cosas. Y qué duda cabe que ello
    es posible. Entonces, ¿por qué nos entendemos
    tan poco?
    Si el entendimiento es una finalidad
    propia del lenguaje, no deja de sorprender
    que cada día nos entendamos menos:
    ¿será que se calla mucho y que se
    habla poco? ¿O más bien que se hace un
    pobre uso del lenguaje? Fijémonos en
    las palabras clave que nos han acompa
    ñado en estos últimos confusos meses.
    Se puede pensar que el hecho de
    manejar el mismo código garantiza una
    comunicación exitosa; pero esto no es
    suficiente, ya que hay muchos ingredientes
    que contribuyen a acercar las
    personas y a estrechar vínculos: vivir
    experiencias comunes, compartir significados,
    participar de la vida institucional,
    ser uno pero a la vez equipo.
    Desconocer esta realidad lleva a unas
    relaciones interpersonales que se desarrollan
    sobre rumores y suposiciones
    que desvirtúan y/o bloquean todo intento
    de comunicación.
    ¿Hablamos para entendernos? Sorprende,
    entonces, con qué facilidad
    hacemos de las palabras obstáculos
    insalvables que aíslan hasta imposibilitar
    la comunicación en lugar de ser su
    vehículo. Es fácil constatar que hablando
    la gente no se entiende, sino que a
    menudo empieza a desentenderse. Y
    es que se precisa hablar con voluntad y
    buena fe para construir un diccionario
    común sobre el cual sea posible el entendimiento.
    La clave debe estar, como
    con verso certero afirmó Machado, en
    la capacidad de conversar primero con
    uno mismo y saberse parar a distinguir
    las voces de los ecos. ¿Dónde, si no ahí,
    empieza el diálogo?
    Comunicar no es decirlo todo
    “Yo no tengo pelos en la lengua.”
    Comunicarse bien no es decir todo
    lo que a uno le viene a la cabeza. Comunicarse
    efectivamente es expresar
    y comprender todo aquello que mejora
    una relación humana y permite alcanzar
    mejor los objetivos compartidos,
    es decir aquello que agrega valor
    a tal relación. Habrá cosas que no vale
    la pena decir. Cosas con las cuales no
    se va a ganar nada, ni uno mismo ni la
    persona con la que nos comunicamos.
    Peor aún, hay cosas que dañarán la
    relación si se comunican.
    Toda comunicación genera consecuencias
    en los demás. Nosotros afectamos
    a los demás con nuestra comunicación
    y de eso tenemos que hacernos
    cargo. No hay palabras inocentes.
    Todas las personas son responsables
    de lo que sienten, piensan, dicen o hacen
    y del efecto que esto tiene sobre
    los demás. Y si el efecto que estoy produciendo
    no es el que quiero, tengo
    que revisar con detalle cómo me estoy
    comunicando.
    “Tocar el alma de otro ser humano es
    caminar en tierra santa.” (Covey: Los 7
    hábitos de la gente altamente efectiva).
    La comunicación va de la mano de
    la autorrealización. Mejorar nuestra comunicación
    requiere que mejoremos
    “lo que comunicamos”: que está totalmente
    “impregnado” de nuestro estado
    interno de conciencia. Para mejorar
    nuestra comunicación tenemos que
    convertirnos en “mejores personas”:
    más maduros, considerados, flexibles,
    alegres, compasivos, disciplinados,
    creativos. Mientras mejor nos sintamos
    internamente, mejor se “sentirá” nuestra
    comunicación.
    Cuando la cultura de la organización
    no funciona como pilar, se terminan enfrentando
    fatalmente tres dimensiones
    la de identidad (lo que la empresa es),
    la de comunicación (lo que la empresa
    dice que es), y la de imagen (lo que
    el cliente interno o externo cree que la
    empresa es). La globalización no significa
    decir lo mismo a todos, sino conservar
    el sentido adaptando la forma a
    la idiosincrasia de los destinatarios,
    que son siempre activos y que descodifican
    consciente e inconscientemente
    los mensajes siguiendo patrones
    culturales, ideológicos y psicológicos
    propios.
    Oír no es escuchar
    “¡Ya te oí!”
    Pero oír no es escuchar. Oír es la sensación
    de un sonido, sea tu voz o un
    vaso que se cayó en la habitación de al
    lado. Escuchar es interpretar y darle significado
    a lo que oigo. Es percibirlo,
    entenderlo y comprenderlo. Puedo oírte
    sin escucharte. Puedo repetir tus
    palabras como un loro y no entender su
    significado. “Si tú quieres interactuar y
    comunicarte conmigo de manera efectiva,
    para producir algún tipo de influencia,
    tienes que entenderme. Sólo cuando
    hayas sido influido por mi individualidad
    podrás influir en mí con tus consejos.”
    (Covey).
    ¿Diálogo de sordos? Diálogo significa
    poner a disposición un significado
    compartido. Si no te escucho no hay
    diálogo. Si no te escucho no hay entendimiento.
    Sin entendimiento no hay comunicación
    efectiva. Sin comunicación
    efectiva no hay relación de calidad. Y
    sin relaciones de calidad no se puede
    tener éxito ni en la familia ni en el trabajo
    ni en la sociedad. Mucha gente no
    escucha con la intención de entender,
    sino con la intención de replicar: o están
    hablando o preparándose para hablar.
    “No puedo entender a mi hijo, él no
    me escucha”, dice un padre de su hijo
    adolescente. Pareciera, más bien, que
    para entender a alguien debiéramos escuchar,
    no hablar. Estamos tan “llenos”
    de nuestra realidad, de nuestra autobiografía,
    que no le damos crédito a
    otras “realidades”. El ser humano necesita
    ser entendido. Escuchar con
    empatía nos permite interiorizar otro
    punto de vista, otro marco de referencia,
    otra realidad. Desde allí vemos al
    mundo desde otro ángulo, desde el interior
    psiquoemocional de la otra persona,
    desde donde podremos saber
    cómo se siente.
    “¿Que por qué no te escucho? ¡Porque
    si te escucho me convences!” Sin
    embargo, escuchar no es estar de
    acuerdo con alguien: se trata más bien
    de entender profunda y ampliamente a
    otro. Para lograrlo se precisa de madurez
    que es el balance entre coraje y consideración.
    Buscar entender a los demás
    requiere consideración; buscar ser
    entendido requiere coraje. Quien escucha
    bien no juzga lo que escucha, trata
    más bien de entenderlo y comprenderlo
    detalladamente. Quien escucha bien
    está explorando, buscando y tomando
    información. No criticando y juzgando
    al otro. Si lo que escuchas no te gusta,
    puedes decidir qué hacer con ello.
    Siempre podremos aprender a comunicarnos
    mejor.
    La comunicación es cosa de dos
    “¡La culpa de que tú y yo no nos entendamos
    es tuya y sólo tuya!”
    Entender la comunicación como una
    “oportunidad de encuentro con el otro”
    plantea una amplia gama de posibilidades
    de interacción en el ámbito social,
    porque es allí donde tiene su razón
    de ser, ya que a través de ella las personas
    logran el entendimiento, la coordinación
    y la cooperación que posibilitan
    el crecimiento y desarrollo de las organizaciones.
    La responsabilidad de la comunicación
    efectiva es (al menos) de dos personas.
    Quizás no me estoy expresando
    bien, quizás no estoy pendiente de qué
    estás entendiendo, quizás no estoy utilizando
    las palabras que puedes comprender,
    quizás con la boca digo algo y
    con mis gestos o mis acciones digo otra
    cosa muy diferente o incluso contraria
    a mis palabras. O quizás eres tú quien
    no escucha adecuadamente, quizás no
    me dejas terminar de hablar, quizás no
    estás verificando si estás en lo correcto.
    Quizás no te estás poniendo en mi
    lugar, no estás tratando de entender mi
    posición, lo que estoy experimentando
    o lo que estoy sintiendo. La responsabilidad
    de la comunicación efectiva es
    (al menos) de dos personas y eso es
    bueno si queremos mejorarla, pues en
    tre los dos podemos hacerlo si identificamos
    qué estamos haciendo mal y lo
    corregimos, y si identificamos lo que estamos
    haciendo bien y lo fortalecemos
    y mantenemos.
    Un directivo preocupado por su capacidad
    para generar confianza, por su
    capacidad para ejercer un liderazgo
    efectivo, por su capacidad para establecer
    climas emocionales adecuados
    para su gente, deberá comprender que
    la herramienta de trabajo más utilizada
    y tal vez poco entendida es el lenguaje.
    Una gran parte del trabajo directivo es
    conversacional. Entender el trabajo
    conversacional significa comprender
    profundamente la relación directa entre
    conversaciones y resultados.
    La carencia de estrategias comunicativas
    en el interior de la organización,
    la falta de canales o la infrautilización
    de los mismos, genera lentitud en los
    procesos y en las acciones, retardo en
    las respuestas y desinformación acerca
    de las políticas, todo lo cual imposibilita
    la verdadera interacción a nivel
    interno. Por otra parte, son indispensables
    para que no se pierda la coherencia
    entre las acciones que se realizan
    dentro de la institución con la realidad
    del entorno.
    ¿Hay que comunicarse más?
    “En el entorno laboral, una de las quejas
    que más hemos oído es que no hay
    suficiente comunicación en las instituciones.
    Los directivos se quejan de que
    rara vez oyen a los mandos intermedios;
    los ejecutivos más altos se quejan de
    que están aislados y alejados de los
    que están, de hecho, haciendo el trabajo,
    y los departamentos de las organizaciones
    complejas a veces discuten
    sobre la falta de canales de comunicación
    entre ellos.” (Scott y Powers).
    Una de las muchas encuestas recientes
    sobre comunicaciones internas enumeraba
    cuáles serían los beneficios,
    según sus empleados, de contar con
    una buena comunicación dentro de sus
    empresas:
    El 25% hizo mención a una mayor eficiencia
    en las tareas.
    Un 18% dijo que permitiría alinear a
    toda la organización.
    El 17% contestó que agilizaría los procesos
    internos.
    Un 14% que crearía sentimientos de
    pertenencia y motivación.
    Y una idéntica proporción afirmó que
    mejoraría el clima laboral, tal vez como
    consecuencia directa de todo lo anterior.
    A juzgar por ello, los beneficios de
    contar con una buena comunicación
    interna son beneficios monetarios concretos
    y no una extravagancia que se
    permiten las grandes empresas multinacionales.
    Y son beneficios concretos
    porque sus riesgos son reales y porque
    una mala comunicación afecta el trabajo:
    se demoran, se duplican o se pierde
    calidad en las tareas, baja la productividad,
    hay desmotivación, incertidumbre.
    Y perder eficiencia significa
    siempre perder dinero
    Sin embargo, el problema no es la
    cantidad de comunicación, sino su calidad.
    Incluso las nuevas tecnologías
    que facilitan las comunicaciones pueden
    ser un elemento distorsionador en
    este tema. El problema radica en reflexionar
    si la forma de comunicarnos
    es la más eficaz con relación a las metas
    personales y a las de las organizaciones.
    La comunicación eficaz constituye
    una de las dimensiones más relevantes,
    porque vincula a la empresa
    con los medios externos, difunde sus
    realizaciones, su cultura e identidad
    para lograr en ellos una imagen favorable.
    A los públicos internos les permite
    coordinar tareas, evitando esfuerzos y
    perdidas innecesarias de tiempo. Además,
    motiva a la participación cuya
    consecuencia directa es el compromiso
    con las metas fijadas.
    Si consideramos a una organización
    como un sistema de redes comunicativas,
    debemos entender que la comunicación
    no es sólo un instrumento, sino
    una parte constitutiva de la misma. Por
    tal razón, es imprescindible que consideremos
    a la comunicación efectiva
    como una competencia crítica, tanto
    para el desarrollo profesional, como
    para optimizar el funcionamiento de las
    organizaciones. A pesar de todo, la
    comunicación no elimina problemas.
    La comunicación no es la panacea o
    una especie de parche milagroso que
    todo lo cura; más bien es un medio,
    una herramienta para resolver ciertos
    problemas; pero también conviene
    saber que los puede aumentar y aun
    crear.
    Las comunicaciones internas son
    una construcción diaria: en las reuniones,
    en el intercambio permanente, en
    los espacios de análisis y reflexión, en
    la difusión de mensajes, en los encuen
    tros casuales, en el reconocimiento y
    respeto por las expresiones del otro.
    ¿Pero realmente nos (in)comunicamos?
    “El problema es que no nos estamos
    comunicando.”
    Todo lo que nos hace “humanos” está
    de alguna forma relacionado con la comunicación.
    Ahora bien, ¿la comunicación
    es una decisión? Es decir, ¿las
    empresas pueden decidir si “hacen” o
    “no hacen” comunicación interna o externa?
    Para responder a este interrogante
    repetiré una frase que figura hasta el
    cansancio en cualquier manual: el no
    comunicar también comunica. Hay que
    distinguir entre interpretaciones erró-
    neas, deficiencias en la comunicación
    e interrupción de la comunicación. Ninguna
    de esas tres situaciones se equipara
    a la no-comunicación. Los conocidos
    “no te hablo” o “no te escucho” son
    una muestra palpable -aunque resulte
    paradójico- de comunicación. Parafraseando
    a Watzlawick, si todo comportamiento
    humano con relación a los
    otros tiene un valor de comunicación,
    se deduce que, por mucho que se intente,
    no se puede dejar de comunicar.
    Podemos estar comunicándonos aun
    con personas con quienes no tenemos
    intención de hacerlo.
    Si hablamos nos comunicamos. Y, si
    no hablamos, también. Si miramos por
    la ventana mientras alguien nos habla
    le estamos enviando un mensaje: no me
    importa lo que dices. Y si me escuchas
    con atención me dices: valoro, me importa,
    aprecio lo que me dices, y también
    te valoro y te aprecio. El silencio
    comunica. El no devolver la llamada
    comunica. El no responder un e-mail
    comunica. Los gestos comunican. La
    mirada comunica. El tono de voz dice
    algo. Las acciones gritan más fuerte
    que las palabras.
    Un hecho paradójico en la comunicación
    humana es que a menudo se
    pueden transmitir dos mensajes simultáneamente:
    uno verbal y otro no verbal.
    Su contenido, sin embargo, puede
    ser diferente. Tras las vacaciones, al
    encontrarnos con un conocido, podemos
    decirle: “Por supuesto que queremos
    ver tus diapositivas de Islandia”, y
    a la vez mirar el reloj y disimular escasamente
    un bostezo. En casos semejantes
    es muy probable que un receptor
    medianamente atento halle más
    creíble el segundo mensaje que el primero.
    Por eso, ¿dónde queda a veces
    la expresión –y no sólo ella, sino también
    la credibilidad y educación- de
    que “la puerta de mi despacho está
    siempre abierta”? Un buen test para
    cualquier directivo es analizar si se está
    más pendiente del teléfono y los papeles
    que del interlocutor que, haciendo
    uso de la invitación, ha traspasado el
    umbral del despacho. En casos así,
    siempre creerá más lo que “haces” que
    lo que “dices”.

    —————————————————————————————————————————————————————————–
    Estaba una señora sentada sola en la mesa de un restaurante, y tras leer la carta decidió pedir una apetitosa sopa en la que se había fijado. El camarero, muy amable le sirvió el plato a la mujer y siguió haciendo su trabajo. Cuando éste volvió a pasar cerca de la señora ésta le hizo un gesto y rápidamente el camarero fue hacia la mesa.
    – ¿Qué desea, señora?
    – Quiero que pruebe la sopa.
    El camarero, sorprendido, reaccionó rápidamente con amabilidad, preguntando a la señora si la sopa no estaba rica o no le gustaba.
    – No es eso, quiero que pruebe la sopa.
    Tras pensarlo un poco más, en cuestión de segundos el camarero imaginó que posiblemente el problema era que la sopa estaría algo fría y no dudó en decirlo a la mujer, en parte disculpándose y en parte preguntando.
    – Quizás es que esté fría señora. No se preocupe, que le cambio la sopa sin ningún problema…
    – La sopa no está fría. ¿Podría probarla, por favor?

    El camarero, desconcertado, dejó atrás la amabilidad y se concentró en resolver la situación. No era de recibo probar la comida de los clientes, pero la mujer insistía y a él ya no se le ocurrían más opciones. ¿Qué le pasaba a la sopa? Lanzó su último cartucho:
    – Señora, dígame qué ocurre. Si la sopa no está mala y no está fría, dígame qué pasa y si es necesario, le cambio el plato.
    – Por favor, discúlpeme pero he de insistir en que si quiere saber qué le pasa a la sopa, sólo tiene que probarla.
    Finalmente, ante la petición tan rotunda de la señora, el camarero accedió a probar la sopa. Se sentó por un momento junto a ella en la mesa y alcanzó el plato el plato de sopa. Al ir a coger una cuchara, echó la vista a un lado y otro de la mesa, pero… no había cucharas. Antes de que pudiera reaccionar, la mujer sentenció:
    – ¿Lo ve? Falta la cuchara. Eso es lo que le pasa a la sopa, que no me la puedo comer.
    Si has leído esta historia, extraída de un libro de cuentos de Jorge Bucay, podrás darte cuenta de que muchas personas se empeñan en que las entiendan con indirectas, sin ir al grano, dando rodeos, pretenden que otros adivinen por qué dicen, hacen o piensan de determinada manera. Lo cual hace que la comunicación se torne muy dificultosa, cuando todo puede ser mucho más sencillo. Las demás personas no son iguales que nosotros, ni están en nuestra mente y muchas veces no entienden, por muy aparente que así sea, por qué actuamos de determinada manera.
    Y tú, ¿te comunicas con indirectas o siempre usas un lenguaje claro y directo? ¿Conoces a personas como la señora que pidió la sopa?
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    ERRORES EN LA COMUNICACION
    Una buena comunicación nos acerca a las personas que nos importan, nos ayuda a solucionar los problemas y nos enriquece la vida.
    bases para expresarte adecuadamente.
    2.- Conocer los obstáculos de una buena comunicación.
    3.- Saber qué hacer.
    ¿Qué es lo que realmente quiero decir?

    1.- ¿Qué es lo que realmente quiero decir?
    En ocasiones nos es difícil hablar de ciertos temas, porque nos provocan malestar, tristeza, vergüenza, enojo, etc.
    En estos casos tendemos a insinuar, a brincar de un tema a otro o a hablar en forma poco clara, esperando que el otro interprete nuestras palabras, con el significado que nosotros queremos.
    La otra persona no es adivina.
    Si nosotros no lo decimos con claridad, ella puede interpretar equivocadamente.

    2.- ¿Para qué lo quiero decir?
    Es diferente compartir algo importante para mí, que expresar una molestia.
    No es igual pedir algo que atacar al otro.
    Es distinto utilizar la comunicación para conocer a la otra persona, que simplemente para llenar un espacio vació.
    Es importante tener claro que espero de la otra persona y saber si ella me lo puede dar.
    No todos tenemos la misma capacidad para escuchar, ayudar, comprender, etc.
    Si nos dirigimos a la persona equivocada, el error es nuestro, no de ella.
    Nadie puede dar lo que en ese momento no tiene.
    3.- ¿Cómo lo estoy diciendo?
    Si hablamos en primera persona, expresando lo que sentimos y deseamos, tenemos mayores probabilidades de ser escuchados.
    Si atacamos, empezando nuestras oraciones con «TU…», muy probablemente la otra persona se sienta atacada y busque como contraatacar.
    4.- ¿Lo estoy diciendo en el momento y lugar adecuado?
    Una comunicación importante y personal, necesita de tiempo y de un espacio adecuado. Generalmente en privado.

    ¿Harías el amor con tu pareja en mitad de una cena, camino de una reunión o antes de entrar al cine?
    Entonces por qué hablar de cosas importantes en esos lugares o en otras ocasiones similares.
    Pero tampoco permitas que pase tanto tiempo, que ya no se hable de ello y que «se olvide».

    No saber escuchar.

    No saber escuchar.
    Comunicarse adecuadamente es una responsabilidad de dos:
    el que habla y el que escucha.
    Más que oír las palabras o sonidos, saber escuchar significa:

    • Entender lo que la persona me quiere decir.
    • Ayudarle a expresar sus sentimientos e ideas.
    • Mostrar el respeto y aceptación por lo que dice, aún si no estamos de acuerdo.
      Aceptamos a la persona y sus diferencias, pero expresamos con respeto, nuestro desacuerdo.

    Cuando sabemos escuchar, podemos:
    Resolver conflictos y diferencias.
    Evitar malas interpretaciones.
    Demostrar nuestro respeto por la persona que habla.
    Aprender de lo que escuchamos.
    Evitar perder el tiempo.
    Para escuchar bien, es necesario:

    • Poner atención, mirar a los ojos de la persona que habla y mostrarle con nuestros gestos y expresión que lo estamos escuchando.
    • No pensar en otras cosas o en lo que queremos responder.
    • No interrumpir.
    • Preguntar siempre que tengamos alguna duda, respecto a lo que nos están diciendo.
    • No reaccionar ante los desacuerdos. Esperar a que la otra persona acabe de hablar, para contestar.

    Falta de respeto por la otra persona.
    Cuando no respetamos o aceptamos al otro, no le damos importancia a sus opiniones y sentimientos.
    Nos burlamos, lo ignoramos, platicamos lo que nos cuenta, etc.
    Esta actitud trae consecuencias que quizás nos molesten. Pero nosotros lo estamos propiciando.
    Recuerda que cada persona es diferente y tenemos que aceptar y respetar esas diferencias.
    La otra persona tiene el mismo derecho que nosotros a pensar y sentir de manera diferente.
    Sin embargo respetar no quiere decir estar de acuerdo.
    Etiquetar a la persona.
    Cuando calificamos a alguien de determinada manera y nos formamos una imagen de acuerdo a esa calificación (la etiquetamos), ya no la vemos, ni la escuchamos.
    Actuamos de acuerdo a la etiqueta.

    Problemas anteriores, no resueltos.
    Si estamos enojados, resentidos, etc., con una persona, por situaciones del pasado, estos sentimientos impiden que le prestemos atención a lo que nos quiere decir en el presente.
    Cualquier palabra o gesto sirve como detonador de nuestras emociones y perdemos de vista el tema que queremos tratar.

    Demasiada tensión o enojo.
    No importa si nuestras emociones negativas son resultado del tema que se está tratando o no.
    Si son demasiado intensas nos impiden hablar con claridad y escuchar con atención y respeto.

    Experiencias pasadas, dolorosas, relacionadas con el intento de comunicarse.
    Cuando hemos sido criticados, rechazados o ignorados o si, en el pasado, nuestros esfuerzos por aclarar los problemas fueron inútiles, no es difícil tener una actitud abierta ante una comunicación importante.
    Recuerda que es necesario hacer el esfuerzo y estar conscientes de que es otro tiempo y que en este momento tenemos más herramientas y experiencia.
    Además siempre podemos aprender.
    El pasado no tiene porque ser determinante de nuestro futuro.

    Miedo a exponerse.
    El temor al rechazo, la burla o a sentirnos vulnerables, puede impedir que nos comuniquemos con los demás.
    Si nos dejamos vencer por este temor, dejamos los problemas sin resolver o nos alejamos emocionalmente de la gente que nos importa.
    Pensar que el esfuerzo no va a servir de nada.
    Esta actitud pesimista, puede servirnos de excusa para evitar el esfuerzo y disfrazar el temor a fallar.
    Pero, a largo plazo, la pérdida es mucho mayor.
    Falta de claridad para detectar nuestros sentimientos, pensamientos y deseos.
    En ocasiones es difícil o doloroso mirar hacia nuestro interior, pero mientras más nos conocemos más probabilidades tenemos de lograr nuestras metas y deseos y obtener mayor bienestar y felicidad.
    Falso orgullo.
    El falso orgullo busca dar la impresión de una seguridad, confianza, fuerza y reconocimiento de uno mismo, que en realidad no existe.
    Está basado en el deseo de demostrarle al otro y a uno mismo que uno es mejor que los demás y que por lo tanto no podemos «perder nuestra dignidad».
    Es un orgullo infantil basado en la creencia de que si cedo, reconozco mi error, pierdo, etc. significa que soy incapaz o menos valioso que los demás.
    Generalmente el falso orgullo esta basado en una imagen equivocada de uno mismo, construida para evitar sentirse inferior o inseguro.

    ideas y creencias y estilos de pensamiento, en donde encontrarás algunos hábitos de pensamiento que pueden estar influyendo en tu comunicación.
    La guía para una mejor comunicación y problemas en la comunicación te proporcionan pautas importantes a seguir, para tener éxito.
    Recuerda que la práctica y la paciencia son muy importantes.
    No podemos cambiar algo que hemos hecho durante muchos años, en un momento.
    El deseo de hacerlo es básico, pero para establecer un nuevo hábito necesitamos practicarlo muchas veces.
    No te regañes cuando falles, simplemente reconoce que fue un error y sigue adelante.
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    Independientemente de la industria a la que nos dediquemos, contar con habilidades de comunicación nos abre puertas, nos permite relacionarnos mejor con la gente a nuestro alrededor y nos da acceso a mejores empleos. También ayuda a que resolvamos problemas, demos a conocer nuestras ideas y proyectemos una buena imagen profesional.
    Si piensas que la comunicación es una de las áreas en las que tienes que trabajar para alcanzar el éxito, sigue leyendo y descubre cómo mejorar.
    1. Haz contacto visual. Mirar a los ojos a una persona es la manera más segura y eficaz de transmitir confianza. Sin palabras, seremos capaces de decirle a nuestro interlocutor que nos interesa lo que nos dice y que estamos escuchando de manera atenta.
    2. Gesticula. De acuerdo con especialistas el 90% de la comunicación que transmitimos no es verbal, sino gestual. Nuestros movimientos corporales comunican mucho más de lo que pensamos, incluso de manera inconsciente.
    En ocasiones un gesto puede persuadir, convencer y crear confianza mucho más que un discurso elaborado. Obsérvate y practica.
    3. Ve al grano. Dominar la comunicación no significa hablar mucho, hacer presentaciones interminables o mandar largos mensajes por correo. Enfócate en ser claro en tus ideas y elimina el relleno para transmitir mensajes precisos.
    4. Escucha antes de hablar. Un buen comunicador es siempre un buen escucha. Quien sabe escuchar no pierde información, hace preguntas oportunas y comprende a su interlocutor. Aprende a escuchar atentamente al reclutador en la entrevista, a tu equipo de trabajo y a tus colegas.
    5. Atrévete a preguntar. Una gran barrera de la comunicación es el malentendido. La mayoría de la gente evita hacer preguntas por miedo al ridículo, sin embargo, ser capaz de expresar abiertamente tus dudas y admitir cuando no comprendimos una idea nos permite lograr un mejor entendimiento.
    6. Lee. Leer de manera regular mejora nuestra comunicación oral y escrita. Ayuda a tener una mejor ortografía y amplía nuestro vocabulario. Lee diariamente noticias e información relevante en tu industria y además tendrás temas de conversación para establecer contactos y conocer gente nueva.
    7. Confía en ti. Cuando fortaleces la seguridad en ti mismo se nota. Para ser convincentes y generar confianza en otros primero necesitas creer en tu capacidad y habilidades. Trabaja en ello.
    8. Elige el medio correcto. ¿Tu medio de comunicación siempre es el correo electrónico? Quizá obtendrías mucho más de algunas personas si te acercaras a platicar de manera personal. Utiliza tu percepción para acercarte a la gente de la manera correcta, en ocasiones una llamada puede ser más personal y efectiva que un correo. Usa tu percepción para identificar cuál es el canal más conveniente para cada individuo.
    9. Sé profesional. Utilizar un lenguaje casual durante la hora de comida, en compañía de tus colegas, no es ningún crimen. Sin embargo, es importante que identifiques los momentos en los que tu lenguaje debe ser claro y formal.
    10. Actúa como un espejo. Vickie Austin, fundadora de la empresa de asesoría profesional CHOICES Worldwide, recomienda utilizar una técnica de comunicación denominada ‘mirroring’:
    Consiste en observar el lenguaje corporal de nuestro interlocutor e imitarlo de manera sutil. Por ejemplo, si la otra persona afirma con la cabeza, hacer lo mismo segundos después. Con esta práctica es posible hacer sentir más cómoda y abierta a la otra persona y podemos obtener mayor empatía de su parte.
    11. Grábate. Es una excelente alternativa antes de una entrevista o presentación. Al escuchar tu propio discurso podrás identificar si éste es fluido y claro. También puedes pedir a otros que lo escuchen y que te den su punto de vista.
    12. No interrumpas. Evita completar el discurso de otros con tus propias ideas o desviar el tema de una conversación. Permite que las otras personas comuniquen sus ideas sin interrumpir y después expresa tus dudas o comentarios.
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    Saber comunicarse correctamente es fundamental para el éxito en muchos aspectos de la vida.
    Muchos trabajos requieren gran capacidad de comunicación, las personas que cuentan con habilidades de comunicación suelen tener mejores relaciones interpersonales.
    La comunicación efectiva es una habilidad interpersonal clave. Aprender a mejorar nuestra comunicación nos traerá muchos beneficios.
    La comunicación es un proceso de dos vías, mejorar la comunicación implica poner mucha atención en los procesos de enviar y recibir mensajes.10 consejos para mejorar la comunicación con los demás
    1)   Ser empático
    2)   Es una cuestión de actitud
    3)   Aprendiendo a Escuchar
    4)   Aplicando la Inteligencia Emocional
    5)   Tratando a todos por igual
    6)   Resolviendo los conflictos
    7)   Comunicándose con eficacia
    8)   Utilizando el Humor
    9)   Ser positivo
    10) Sólo quejarse cuando sea absolutamente necesario
    1- Ser empático 
    La empatía se trata de ver las cosas desde el punto de vista de los demás.
    Cuando se recibe un mensaje de otra persona, tratar de no juzgar ni filtrar el mensaje por ideas o creencias preconcebidas. Jugar a ver las situaciones y las respuestas desde la perspectiva de la otra persona. “ponerse en los zapatos del otro”
    Mantenerse en sintonía y entender sus emociones.
    2- Es una cuestión de actitud
    Hacer que la otra persona se sienta bienvenida, querida, valorada y apreciadas en sus comentarios. Brindar palabras y acciones que la motiven a comunicarse con nosotros. Si los demás perciben que son valorados, son mucho más propensos a dar su mejor esfuerzo.
    Tratar de asegurarse de que todos los involucrados en una interacción o comunicación estén incluidos, esto se logra a través del lenguaje corporal efectivo y el uso de preguntas abiertas.
    3- Aprendiendo a Escuchar
    Escuchar no es lo mismo que oír, aprender a escuchar no sólo las palabras que se hablan, sino también la forma en que se hablan y los mensajes no verbales que se emiten. Utilizar las técnicas de aclarar y confirmar para estar seguros de lo que la otra persona ha dicho, de esta manera evitar cualquier confusión.
    Tratar de no pensar en qué se va a decir a continuación, despejar nuestra mente y concentrarnos en el mensaje que se está recibiendo. Nuestros amigos, colegas y conocidos podrán apreciar nuestras buenas habilidades para escuchar .
    4- Aplicando la Inteligencia Emocional
    Ser consciente de lo que está pasando en la vida de la otra persona. Tratar de percibir cómo se siente.
    Mantener contacto visual.
    No tener miedo de pedir que nos brinden su opinión ya que esto ayudará a hacer que la otra persona se sienta valorada.
    Considerar el efecto emocional de lo que está diciendo. Comunicarse dentro de las normas de comportamiento aceptables para la otra persona. Pensar antes de hablar.
    5- Tratando a todos por igual
    Siempre tratar de comunicarse con los otros en igualdad de condiciones y evitar condescencías personales. No hablar de los demás a sus espaldas.
    No desarrollar favoritismo
    Comprobar que el mensaje emitido ha llegado y ha sido comprendido correctamente. De esta manera se evitan confusiones y sentimientos negativos.
    Fomentar la retroalimentación abierta y honesta del receptor
    Si la confidencialidad es un tema, conocer sus límites y asegurar su cumplimiento.
    Tratar a las personas teniendo en cuenta estos puntos ayudará a generar confianza y el respeto.
    6- Resolviendo los conflictos
    Aprender a solucionar y resolver los problemas y conflictos que puedan surgir.
    Aprender a ser mediador y un eficaz negociador .
    Usar las habilidades de escucha para entender ambos lados de un argumento – alentar y facilitar el diálogo de las personas entre sí.
    Tratar de no ser parcial y allanar el camino para la resolución de conflictos.
    7- Comunicándose con eficacia
    No decir lo primero que viene a la mente, tomar un momento y prestar mucha atención a lo que dices y cómo lo dices. Centrarse en el significado de lo que quiere comunicar.
    Tener especial cuidado en considerar cómo su mensaje puede ser recibido por la otra persona.
    Presentar la información en forma clara para que su significado pueda ser entendido.
    Al comunicar con claridad, se puede ayudar a evitar malentendidos y conflictos potenciales.
    Ser conscientes de los mensajes que se envían a través de los canales no verbales: hacer contacto visual y evitar el lenguaje corporal defensivo.
    Prestar especial atención a las diferencias culturales, experiencias pasadas, actitudes y habilidades antes de transmitir un mensaje.
    Evitar la jerga y el lenguaje excesivamente complicado, explicar las cosas lo más simple posible.
    Siempre evitar términos o cualquier lenguaje que pueda resultar ofensivo, racistas o sexistas.
    8- Utilizando el Humor
    La risa libera endorfinas, estas pueden ayudar a aliviar el estrés y la ansiedad, la mayoría de la gente le gusta reírse y se sentirán atraídos a alguien que los pueda hacer reír. El humor debe ser apropiado para la situación. Usar el sentido del humor para romper el hielo, para reducir las barreras y ganar el afecto de los demás.
    9- Ser positivo
    Pocas personas quieren estar cerca de alguien que está con una frecuencianegativa.Ser amable, optimista y positivo con otras personas.
    Sonreír a menudo y tener una buena actitud, trae como respuesta que la gente responda positivamente.
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    Para entenderse con los demás, primero hay que saber escucharse uno mismo.
    Es muy importante saber manejar la comunicación, expresarse con eficacia a fin de alcanzar resultado favorable cuando hacemos uso de ella. La comunicación eficaz entre dos personas se produce cuando el receptor interpreta el mensaje en el sentido que pretende el emisor.
    Por tanto, no nos sorprende que se señale, que comunicar no significa hablar mucho, sino expresarnos como quienes somos, con un lenguaje entendible, sencillo, respetando nuestra personalidad, autenticidad sin imitar a nadie, saber utilizar técnicas de persuasión, entonación de la voz, gesticulación. Cuando nos comunicamos, escuchamos y emitimos una respuesta acorde a nuestros propios sentimientos y pensamientos. Esta conducta responde a nuestros estados internos.
    En este escrito, hemos seleccionado algunas notas que se resugieren considere en pro de lograr una buena comunicación a saber:
    • Las posturas y los gestos cobran gran importancia para reforzar la persuasión. Hay que tomar muy en cuenta y descifrar los movimientos del interlocutor y el control de los propios.
    • Un buen comunicador jamás se encuentra sin palabras. Trate de evitar los silencios, de rellenar cada pausa con un incesante bla-bla.
    • Las conversaciones que no crean realidad, no generan acción.
    • Quien pierde el tiempo con charlas vacías queda fuera del juego y no se entera de nada.
    • Evite usar palabras inútiles, aprovechar bien su energía. Utilizada con cuidado y atención la conserva y refuerza. Use entonaciones adecuadas y pausas como instrumentos de bienestar.
    • Saber manejar el silencio. Sin silencio no hay comunicación. Entre dos palabras hay siempre un intervalo, que a menudo expresa más que los mensajes orales. Entrénese en modular y escuchar estas pausas para que las palabras que salgan de su boca sean muestras vibrantes, elocuentes, en sintonía con la realidad del momento que se está viviendo.
    • Obsérvese. Significa centrarse en uno mismo, no en lo que pueda pensar la persona que tiene enfrente. Es un verdadero de fuera hacia dentro, una situación a la vez de distancia emocional y de presencia consiente: estar sin juzgar.
    • Libérese de las tensiones, relájese, El cerebro se atormenta para encontrar las palabras justas y el cuerpo se carga de tensión, cuando está estresado.
    • No haga uso de palabras inútiles.
    • Cuando se habla mucho no se dice nada.
    • Sepa escuchar La falta de comunicación que se sufre hoy día se debe en gran parte a que no se sabe escuchar a los demás. Se está más tiempo pendiente de las propias emisiones, y en esta necesidad propia de comunicar se pierde la esencia de la comunicación, es decir, poner en común, compartir con los demás. Existe la creencia errónea de que se escucha de forma automática, pero no es así. Escuchar requiere un esfuerzo superior al que se hace al hablar y también del que se ejerce al escuchar sin interpretar lo que se oye.
    • Maneje exitosamente la escucha activa. Esta, significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que habla.
    • Tenga bien claro la diferencia entre oír y escuchar. El oír es simplemente percibir vibraciones de sonido. Mientras que escuchar es entender, comprender o dar sentido a lo que se oye. La escucha efectiva tiene que ser necesariamente activa por encima de lo pasivo. La escucha activa se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo. Para llegar a entender a alguien se precisa asimismo cierta empatía, es decir, saber ponerse en el lugar de la otra persona.
    • Escuchar activamente las emociones de los demás es tratar de «meternos en su pellejo» y entender sus motivos. Es escuchar sus sentimientos y hacerle saber que «nos hacemos cargo», intentar entender lo que siente esa persona. No se trata de mostrar alegría, si siquiera de ser simpáticos. Simplemente, que somos capaces de ponernos en su lugar. Sin embargo, no significa aceptar ni estar de acuerdo con la posición del otro.(psicología on-line.com).
    • La curva de la atención se inicia en un punto muy alto, disminuye a medida que el mensaje continúa y vuelve a ascender hacia el final del mensaje, Hay que tratar de combatir esta tendencia haciendo un esfuerzo especial hacia la mitad del mensaje con objeto de que nuestra atención no decaiga.
    – No interrumpir al que habla.
    – No juzgar.
    – No ofrecer ayuda o soluciones prematuras.
    – No rechazar lo que el otro esté sintiendo, por ejemplo: «no te preocupes, eso no es nada».
    – No contar «tu historia» cuando el otro necesita hablarte.
    – No contraargumentar. Por ejemplo: el otro dice «me siento mal» y tú respondes «y yo también».
    – Evitar el «síndrome del experto»: ya tienes las respuestas al problema de la otra persona, antes incluso de que te haya contado la mitad.(psicología-on-line.com).
    • Saber Parafrasear. Este concepto significa verificar o decir con las propias palabras lo que parece que el emisor acaba de decir. Es muy importante en el proceso de escucha ya que ayuda a comprender lo que el otro está diciendo y permite verificar si realmente se está entendiendo y no malinterpretando lo que se dice. Un ejemplo de parafrasear puede ser: “Entonces, según veo, lo que pasaba era que…”, “¿Quieres decir que te sentiste…?”.
    • Emitir palabras de refuerzo o cumplidos. Pueden definirse como verbalizaciones que suponen un halago para la otra persona o refuerzan su discurso al transmitir que uno aprueba, está de acuerdo o comprende lo que se acaba de decir. Algunos ejemplos serían: «Esto es muy divertido»; «Me encanta hablar contigo» o «Debes ser muy bueno jugando al tenis». Otro tipo de frases menos directas sirven también para transmitir el interés por la conversación: «Bien», «umm» o «¡Estupendo!».
    • Saber resumir
    • No hablar del pasado
    • Evitar las generalizaciones
    • Ser específico.
    • Cuidar la comunicación no verbal. Para ello, tendremos en cuenta lo siguiente:
    – La comunicación no verbal debe de ir acorde con la verbal. Decir » ya sabes que te quiero» con cara de fastidio dejará a la otra persona peor que si no se hubiera dicho nada.
    – Contacto visual. Es el porcentaje de tiempo que se está mirando a los ojos de la otra persona. El contacto visual debe ser frecuente, pero no exagerado.
    – Afecto. Es el tono emocional adecuado para la situación en la que se está interactuando. Se basa en índices como el tono de voz, la expresión facial y el volumen de voz (ni muy alto ni muy bajo).
    Tenga presente como se comenta, que no todos los seres humanos somos iguales, por lo tanto no respondemos de igual manera a los mismos estímulos, eso implica que no podemos tratar a todas las personas del mismo modo. Sólo si estamos atentos a las respuestas que generamos y somos lo suficientemente flexibles para modificar nuestro comportamiento cada vez que nos alejamos de la meta podremos aumentar las posibilidades de alcanzarla.
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    CLAVES PARA UNA BUENA Y EFICAZ COMUNICACIÓN
    ¿Haz sentido que los demás no te escuchan, que no te toman tan en serio como quisieras? o ¿Permaneces tan ocupado que a menudo no sabes lo que recién hablaste con tu compañero(a)?
    Comunicar no significa hablar mucho, sino expresarnos como quienes somos, con un lenguaje entendible, sencillo, respetando nuestra personalidad, autenticidad sin imitar a nadie, saber utilizar técnicas de persuasión, entonación de la voz, gesticulación. Cuando nos comunicamos, escuchamos y emitimos una respuesta acorde a nuestros propios sentimientos y pensamientos. Esta conducta responde a nuestros estados internos
    La expresión no es sólo una cuestión de palabras, cuando nos relacionamos con los demás hay otros factores que influyen globalmente en cómo percibimos y cómo somos percibidos.
    En el mundo profesional, académico y en la vida misma se habla de la Comunicación Verbal (lo que decimos) y la Comunicación No Verbal (lo que se transmite más allá de las palabras), en la que influyen aspectos como la postura corporal, los gestos, el tono de nuestra voz, la distancia a la que estamos del interlocutor, etc.
    La entrevista de trabajo es una situación de intercambio de información que busca evaluar una serie de aspectos de uno de los interlocutores. Los profesionales de la selección son expertos en obtener esta información y saben que se puede decir tantas cosas hablando como a través de la Comunicación No Verbal.
    Para aparecer a los ojos del entrevistador como el candidato ideal, debemos cuidar ambos aspectos de nuestra comunicación. Aquí le mostramos algunos consejos para que tenga en cuenta en las entrevistas de trabajo:
    COMUNICACIÓN VERBAL
    Nos relacionamos con la gente a través de la palabra, a lo largo de un día cualquiera emitimos y recibimos miles de mensajes, de modo que una buena capacidad de expresión oral resulta uno de los mejores instrumentos que poseemos para persuadir e influir en los demás.
    El vocabulario es un valor añadido imprescindible, es necesario aumentar constantemente nuestro vocabulario si queremos dar nuestra mejor imagen y aumentar las probabilidades de éxito en una entrevista. Si usamos palabras equivocadas, inapropiadas o confusas, el entrevistador puede pensar que no sabemos hacernos entender o que divagamos porque no conocemos suficiente sobre lo que nos está preguntando.
    COMUNICACIÓN NO VERBAL
    Como ya hemos dicho, el comportamiento no verbal dice tanto de nosotros como las propias palabras. Es un indicador claro de nuestro pensamiento y de nuestro estado de ánimo y, en muchas ocasiones debemos saber controlar este lenguaje, ya que si no lo hacemos, nuestro cuerpo puede contradecir nuestro discurso.
    Mover rítmicamente los pies, tamborilear los dedos de la mano sobre la mesa, mirar fugazmente el reloj, removerse en la silla o carraspear indican impaciencia o nerviosismo.
    Mantener los brazos cruzados indican una actitud defensiva.
    Mirar de reojo, sin sonreír puede señalar reserva, lejanía o duda.
    Unir los pulgares indica confianza en uno mismo.
    Acariciarse la barbilla significa evaluación, actitud crítica
    Mostrar las palmas de las manos expresa sinceridad
    La cabeza inclinada a un lado, y los ojos muy atentos en el interlocutor señalan una escucha activa y atenta
    Como se ve en estos ejemplos, algunos de los cuales seguramente conocemos, existen un gran número de elementos que influyen en una situación de comunicación, y aunque éstas se perciben de forma global, es posible desglosarlas en factores que pueden controlarse y practicar en nuestro beneficio.
    A EVITAR…
    Mover continuamente los pies, frotarse las manos, o jugar con los dedos, cambiar de postura sin parar, no mirar a los ojos del interlocutor o gesticular de forma exagerada.
    A POTENCIAR…
    Adoptar una postura corporal relajada, sentarse cómodamente, mirar a tu interlocutor de frente, sonreír de forma franca, utilizar las manos para acompañar su discurso. Hablar con voz clara y audible, sin vacilaciones ni estridencias y procurar usar un tono cálido y sincero.
    En definitiva, debe transmitir al entrevistador que realmente está interesado por el puesto, pero no sólo desde las palabras, sino desde su actitud; piense que ya es el nuevo colaborador de la empresa, no un candidato más.
    CLAVES PARA DESARROLLAR UNA BUENA COMUNICACIÓN
    Desarrolle interés
    En la gente, en los hechos, en las cosas que nos rodean.
    Desarrolle fascinación
    Ser curioso, prestar atención, ser más cercanos de lo que la gente es, interesarse por los demás, por el bien de la gente.
    Desarrolle sensibilidad
    Que las cosas nos lleguen, aprenda a combatir lo negativo con lo positivo. Nuestras intenciones se interpretan mejor con acciones que con palabras.
    Desarrolle conocimientos
    Formar una biblioteca relacionada con libros relacionados con crecimiento personal, lo que informe respecto a la vida pero sacar conclusiones teniendo en cuenta todos los hechos, escuchando todas las campanas. Nos nutrimos con comida y con palabras, y estas vienen en charlas, lecturas, conversaciones con nosotros mismos, de experiencias.
    Establezca relaciones entre vocabulario y comunicación
    A mejor vocabulario, más fácil comunicarse. A mejor comunicación, mejor receptividad y mejores resultados.
    PASOS PARA LOGRAR UNA BUENA COMUNICACIÓN
    Tenga algo bueno que decir y esté preparado para decirlo bien.
    Dígalo bien (requiere práctica). Decirlo con sinceridad, pensar y querer lo que se dice. Ser breves y decirlo con estilo.
    Intensidad al decirlo, sentimientos fuertes, es la gran diferencia. Las palabras por sí solas producen un cierto efecto, las palabras dichas con convicción logran todo el efecto. «No lo diga si no lo siente».
    Persuasión cuando se comunica.
    Especialmente:
    Serenidad y entusiasmo, pausas, inflexiones de la voz y ritmo.
    Conocimientos y credibilidad.
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    ¿COMO MEJORAR LA COMUNICACION CON LOS DEMAS?
    A veces cuesta comunicarse con los demás de manera respetuosa. Es importante recordar que todos somos distintos, pensamos distinto, y que aun así, puede darse un entendimiento. Veamos algunas pautas para mejorar la comunicación con los demás.
    El estrés, las preocupaciones, las obligaciones y los inevitables temores y frustraciones, a menudo hacen que no logremos conectarnos en forma efectiva con los demás. Esto se hace particularmente evidente en nuestras comunicaciones: sentimos como si hablásemos en idiomas diferentes con nuestros hijos, nuestra pareja, incluso con nuestros amigos cercanos o compañeros de trabajo.
    respetar su punto de vista y no debatir. Claro, tampoco debemos ceder ni dejarnos convencer. Simplemente debemos hacerle saber que no estamos de acuerdo, explicando nuestros motivos e ideales, en forma respetuosa y amable. De este modo, no iniciaremos un debate sino un verdadero diálogo.

    • Una buena técnica para lograr una comunicación efectiva es formular nuestras palabras desde un formato positivo. Debemos, asimismo, procurar mantenernos apacibles y tranquilos, sin dejar que nuestras emociones se entremezclen con el mensaje. Para ello, y especialmente en una charla conflictiva, debemos recordarnos en nuestras mentes que el otro tiene derecho a tener su propia opinión, y que nosotros tenemos -de igual modo- el derecho de opinar por nuestra cuenta, siempre respetándonos.
    • Para una buena comunicación no es bueno ser demasiado empático. Es decir: aceptar y asumir todo lo que nos digan nos hará carecer de opiniones propias, mejor dicho: nos hará parecer como si no tuviésemos una mente propia. Pensemos en que tampoco nos gustaría que la otra persona dijera un gran «sí» a todo lo que decimos, ya que nos parecería que ni siquiera nos estuviera prestando atención.
    • También es necesario que, en la búsqueda de lograr una comunicación efectiva, prestemos atención a lo que nos dicen. Si mientras la otra persona formula sus ideas nosotros pensamos en qué le vamos a responder, no estaremos haciendo un diálogo, sino un mero intercambio de frases inconexas.El secreto de una buena comunicación está, casi siempre, en saber escuchar, interpretar, y responder sólo si el caso lo amerita.

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    La comunicación puede ser verbal o no verbal. Las acciones de comunicación varían y pueden suponer el envío de señales obvias, además de otras sutiles. Estas acciones por lo general no son difíciles de practicar, y a menudo las utilizas inconscientemente a diario. La comunicación efectiva puede llegar a ser más difícil cuando una situación es nueva o está cargada emocionalmente. Esta lista de 10 acciones pueden ayudarte a ser un comunicador más eficaz.
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    comunicacion superficial
    -dar por hecho que los demas saben lo que quiero decir, los demas adivinan lo que yo pienso, exijo que los demas lo sepan sin yo haberlo expresado, exijo que me entiendan y me comprendan sin darme yo a comprender,minimo esfuerzo
    SUPONER
    Cuando el cuerpo grita lo que la boca calla…
    Nuestro cuerpo es sabio y habla.
    Solemos pensar una cosa y decir otra, sentir una cosa y hacer otra, no somos coherentes con nosotros mismos por miedo al rechazo, al abandono, a la crítica, a perder el prestigio, al juicio, etc… y entonces enfermamos.
    El cuerpo grita lo que el alma calla.


    INTRODUCCION
    La palabra, el habla es una de las formas mas antiguas que tiene el ser humano para comunicarse, al hablar expresamos nuestos sentimientos, opiniones, ideas, conocimientos, etc. Tambien al hablar interactuamos con las demas personas, exhibimos diferentes puntos de vista.
    Es imposible decir que el hombre carece de inteligencia cuando por sus propios medios, y esto por la necesidad de sobrevivir en el medio en el que se encuentra logra adaptarse y mediante mecanismos ideados por el, permanece activo en un grupo social.
    Howard Gardner, psicologo estadounidense, estudia si de verdad son inteligencias o capacidades, y si el ser inteligente, solo lo indica tener un coeficiente intelectual elevado o destacarse en diversas areas a la vez, sobre todo si son areas de la ciencia o las matematicas, sin dificultad alguna. Gardner se dio cuenta de que las personas estan acostumbradas a escuchar expresiones como : «no es muy inteligente, pero tiene una maravillosa aptitud para la musica» pero para el en realidad son inteligencias.
    Para el, la inteligencia como la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que son valiosos en uno o mas culturas. Al definir la inteligencia como una capacidad, Gardner la convierte en una destreza que se puede desarrollar. Todos nacemos con unas potencialidades marcadas por la genetica. Pero estas potencialidades se van a desarrollar de una manera o de otra dependiendo del medio ambiente,  nuestras experiencias, la educacion recibida…
    Desenvolvernos en diferentes contextos y por ello es necesario que poseamos habilidades para lograr insertarnos o permanecer en el y sino las poseemos, podemos desarrollarlas no todos tenemos las mismas capacidades de realizar cosas ni para aprender, ni para adaptarnos, puede ser que alguno tengamos la capacidad de movernos y bailar con facilidad, puede ser que a otros se les facilite tocar instrumentos pero puede ser que por el contrario se nos dificulte expresarnos verbalmente.

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