Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
2 MARZO
«LA ESPERANZA»
No te desanimes.
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 60
Hay pocas experiencias que tengan para mí menos valor que la sobriedad lograda con rapidez. Con demasiada frecuencia, las esperanzas poco realistas han acarreado el desaliento, sin mencionar la lástima de mí mismo y el cansancio por haber querido cambiar el mundo antes del sábado que viene. El desaliento es una señal que me advierte la posibilidad de haber pisado el terreno de Dios. La clave de realizar mis posibilidades está en reconocer mis limitaciones y en creer que el tiempo no es una amenaza sino un regalo.
La esperanza es la llave que abre la puerta por la que salimos del desconsuelo. El programa me promete que, si no me echo el primer trago hoy, siempre tendré esperanza.
Habiendo llegado a creer que guardo lo que comparto, cada vez que le doy ánimo a otro se me da ánimo. Unido con otros, por la gracia de Dios y la Comunidad de A.A., voy caminando por el camino del destino feliz.
Que yo siempre tenga presente que el poder que está dentro de mí es muy superior a cualquier temor que se me presente. Que yo siempre tenga paciencia, porque estoy en el buen camino.
Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.
En la recuperación no hay tiempos, no se puede decir en qué momento y por qué lapso debo estar en un paso, practicarlo, vivirlo y pasar a otro.
Al entrar en AA pensaba que era “una tarea para toda la vida dejar de beber”, por eso durante mucho tiempo sentía como si cargara una gran roca a mis espaldas, que no me permitía enderezarme físicamente, mucho menos en mis aspecto emocional, ya que vivía dejando de consumir “a fuerza”, pues lo hacía más con un supuesto “autocontrol” que con una verdadera derrota de impotencia para que mi Poder Superior se encargara de este asunto, pues no había entendido lo que el Libro Azul me invitaba a probar.
Lo que me confortaba es que se mencionaba en cada junta que se compartía la mutua esperanza, y esa sí que la tenía ya que tenía la oportunidad de ver a compañeros que dejaban de consumir, dejaban de sentir esa necesidad de hacerlo, dejaban de tener esa obsesión mental que los llevaba a volver consumir; entonces yo quería correr para poder sentir lo mismo; sin embargo no faltaba quien me recordaba: ¡tómalo con calma!
Yo he podido ver que en la recuperación no hay tiempos, no se puede decir en qué momento y por qué lapso debo estar en un paso, practicarlo, vivirlo y pasar a otro; lo que sí he podido constatar es el hecho de que hay quienes creen haber llegado a la sobriedad (abstinencia y equilibrio emocional) de manera rápida o lenta; y hay quienes todos los días trabajan para que estas veinticuatro horas se pueda estar sobrio (sin consumir, agradecidos y de la mano del Poder Superior).
Así las cosas, yo nunca me he sentido con la capacidad de menospreciar a quienes dicen y están convencidos (por lo menos aparentemente) de haber llegado a la sobriedad, sobre todo en lo que se refiere a no consumir, y otros más osados que pueden “dar la clase” de cómo llegar al equilibrio emocional, al despertar espiritual y poder ser un ejemplo de atracción; así como tampoco sobrevaloro a quienes solamente buscan la sobriedad, un día a la vez, y que por su humildad me muestran un camino de esperanza para progresar espiritualmente y llevar a concretar el Programa, sólo por hoy, en todos los asuntos de su vida.
El Programa es individual e intransferible, y cada quien lo lleva a su capacidad, lo cual me costó trabajo de comprender cuando conocí AA puesto que mi condicionamiento racionalista me pedía que hubiera un “plan de estudios” para saber los tiempos concretos del Libro Grande, de cada uno de los Doce Pasos, y así sucesivamente para “irlos resolviendo” y “pasar el examen”; porque “tenía prisa de estar sobrio verdaderamente y continuar con mi vida”.
El Programa es individual e intransferible, y cada quien lo lleva a su capacidad, lo cual me costó trabajo de comprender cuando conocí AA puesto que mi condicionamiento racionalista me pedía que hubiera un “plan de estudios” para saber los tiempos concretos del Libro Grande, de cada uno de los Doce Pasos, y así sucesivamente para “irlos resolviendo” y “pasar el examen”; porque “tenía prisa de estar sobrio verdaderamente y continuar con mi vida”.
Al aprender a leer el Libro Azul y los Doce Pasos, por párrafos, con calma, reflexionando y meditando en lo profundo de sus enseñanzas, al verlo a la luz de mi historial, al sopesarlo con las tribunas y compartimientos de mis compañeros, al poder estudiarlos con mi padrino, en fin al irlos viviendo en la práctica me di cuenta que había una frase que debía tomar muy en cuenta: ¿estaba dispuesto a hacer cualquier cosa? y obviamente recordé que mi respuesta había sido que sí; y que esta pregunta me la habían hecho insistentemente y había respondido que sí; para que al final me abrieran la mente al decirme “entonces, ¿estás dispuesto a tomártelo con calma?”
En mi caso, el proceso de hacer del Programa un verdadero sistema de vida ha llevado el ritmo que Dios me ha indicado, puesto que aprendí a pedirle que Él se hiciera cargo de mi vida y de mi voluntad para todos mis asuntos, con la finalidad de que de esta forma mi Poder Superior sea quien me vaya mostrando el camino; en realidad sé que debo leer la literatura, estudiar el Programa, pedir sugerencias, hablar en tribuna, dar servicio, hacer unidad en fin estar en recuperación, mas no me preocupo por el tiempo, ya que al irlo haciendo es que adquiero, por cada veinticuatro horas, una sobriedad de buena calidad, que si la hago como un hábito en mi vida será más fácil de experimentar.
Hoy yo no quiero dar la clase a nadie, sino simplemente tener la humildad de llevar este mensaje a los enfermos de adicción y/o de sus emociones negativas, y practicar los principios espirituales de los Doce Pasos en todos mis asuntos, de esta forma por atracción promover este bendito milagro dándole siempre prioridad y preferencia a los principios y no a mi personalidad ni la de nadie.
He aprendido a no desanimarme aunque hay ocasiones en que no puedo evitarlo, y cuando esto pasa acepto la situación y me pongo en condición de volver a hacer oración con confianza y no ser desleal a mi Dios al sentir temor, inseguridad o desánimo, ya que debo tener presente la esperanza de que hay una solución y sí funciona.
Felices 24 horas con esperanza.