Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

18 MAYO

LA LIBERTAD DE SER “YO”

Si nos esmeramos en esta fase de nuestro desarrollo, nos sorprenderemos de los resultados antes de llegar a la mitad del camino. Vamos a conocer una libertad y una felicidad nuevas.

— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 83

Mi primera verdadera libertad es la libertad de no tener que tomar un trago hoy. Si verdaderamente la deseo, practicaré los Doce Pasos, y a través de ellos me llegará la felicidad de esta libertad — algunas veces rápidamente, otras veces lentamente. Otras libertades vendrán después y el hacer un inventario de ellas es en sí una nueva felicidad.

Hoy tengo una nueva libertad, la libertad de ser “yo”. Tengo la libertad de ser el mejor yo que jamás haya sido.

Del libro Reflexiones diarias
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No existe una vida sin arrepentimiento, sin embargo los remordimientos, la culpa, la falta de perdón a mí mismo, el no pedir perdón a los demás se convierten en un lastre muy grande y pesado que interfiere con la felicidad.

“Si nos esmeramos en esta fase de nuestro desarrollo, nos sorprenderemos de los resultados antes de llegar a la mitad del camino. Vamos a conocer una libertad y una felicidad nuevas.” Esta parte del Libro Grande en el Capítulo V, Cómo Trabaja, con relación al Noveno Paso me introduce en las Doce Promesas, y aquí está la Primer Promesa que me invita a probar las medidas que tomaron los primeros cien alcohólicos y que no son otras que los Doce Pasos, y nuevamente la Reflexión del Día me lleva a meditar respecto del perdón que debo recibir de quienes he dañado, puesto que de eso trata el Paso Nueve, reparación de daños. (Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros).

La reparación del daño tiene como fin revertir, en la medida de lo posible, los efectos de mi agresión, de mi ofensa, de mi robo de la tranquilidad, del asesinato de la esperanza, de mi violación de la confianza, de la traición a la lealtad, a la fidelidad, de mi fraude al afecto de los demás, de mi extorsión al amor de mi esposa; en fin a un cúmulo de fallas cometidas; y que busca asegurarme, para mi recuperación, que aplique las medidas necesarias para aminorar los resultados de dichos actos malsanos.

Mi reparación de daños también tiene como fin evitar que yo repita los hechos y situaciones que generaron estas conductas, por eso debo no consumir y seguir los principios espirituales del Programa para estar en estado de sobriedad.

La sugerencia que me hace el Libro Grande es que me limpie, me asee, me cuide, en fin que me esmere en mi mantenimiento y desarrollo espiritual, por eso la necesidad de dar cada uno de los Pasos, y de esta manera al ir avanzando podré ir alcanzando y haciendo realidad las Promesas que, por la experiencia de mis compañeros, se que suceden y me va regalando mi Poder Superior.

No existe una vida sin arrepentimiento, sin embargo los remordimientos, la culpa, la falta de perdón a mí mismo, el no pedir perdón a los demás se convierten en un lastre muy grande y pesado que interfiere con la felicidad que me promete el Programa y me restringe en mi avance espiritual; y cuando estoy dispuesto a perdonar, a hacer reparaciones y pedir sincera, auténtica y honestamente perdón se convirtió en una motivación para seguir adelante en cada uno de los Pasos y en mi Programa de recuperación y me libraron de mis inquietudes, pesares, resentimientos y remordimientos.

Al entrar en recuperación y al caminar, poco a poco para ir lejos, voy logrando ir dejando atrás a la enfermedad de la adicción para recuperarme a mí, y esto que en sentido metafórico me han dicho: “tú eres diferente de tu enfermedad”, “hay que hablarle duro y despiadadamente a la enfermedad no a mí”, “el compañero tiene sus fortalezas y cualidades mas es necesario ser estricto con su enfermedad”.

Ahora soy una persona nueva, que al no consumir tiene la posibilidad de auto-dignificarse, de tener una experiencia espiritual que me convierta en la fe de que un Poder Superior se hace cargo de mi enfermedad, y de esta manera comenzar a respetar al vivir y dejar vivir.
De pronto, sin tener que hacer grandes aspavientos, sin necesitar el reconocimiento de los demás, sin buscar ser el mejor en nada, sin perseguir al lado de la ambición, sin querer imponer y controlar, es que de pronto observo que he adquirido una forma de vivir distinta, benéfica, útil y feliz, de una manera como no la había experimentado.

Mi vida nueva, con libertad y felicidad reales, en mi caso personal, es el resultado de Dios en respuesta a mis acciones y al esmero que pongo en ellas.

Felices 24 horas con la libertad de ser yo.

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