Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

22 MAYO

«PRIMER PASO»

ADMITIMOS… (“Nosotros”, la primera palabra del Primer Paso).

— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 19

Cuando yo bebía lo único en que pensaba era “yo, yo, yo” o “mi, mi, mi”. Tal dolorosa obsesión con uno mismo, tal enfermedad del alma, tal egoísmo espiritual me tenía atado a la botella más de la mitad de mi vida.

La búsqueda de Dios y hacer Su voluntad un día a la vez empezó con la primera expresión del Primer Paso… “Nosotros”. Había poder, fortaleza y seguridad en el plural y para un alcohólico como yo, también había vida. Si yo hubiera tratado de recuperarme solo, probablemente habría muerto. Con Dios y con otro alcohólico tengo un propósito divino en mi vida… Me he convertido en un cauce del amor curativo de Dios.

Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

En mi caso personal, de ninguna forma pude alcanzar y mantener mi sobriedad solo, con mis propios recursos, con mi fuerza de voluntad, echándole ganas.

Cuando las primeras veces leía el enunciado de cada uno de los Doce Pasos, al igual que el Libro Alcohólicos Anónimos, así como el Texto Básico me llamaba la atención que todo se dijera en plural, en un constante utilizar el pronombre “nosotros” expresa o tácitamente; y sin darme cuenta esto me hacía sentir parte de un grupo, conjunto, masa, clan y asociación, y cuando compartíamos nuestras experiencias en la actividad inclusive tenía hasta la sensación de ser parte de una banda o pandilla.

Esta forma tenía un sentido de pertenencia muy imperceptible, aún y cuando hubiera una negación a mi enfermedad de la adicción incluyendo mi negación para formar parte de A.A., pues decía “¡hasta dónde he caído!”, una manera de pensar absurda y de descalificación a lo que ni siquiera me había dado la oportunidad de probar y conocer a diferencia de vivir la locura del consumo, de tener mis emociones disparatadas y mis pensamientos obsesivos y perversos.

Así pude reconocerme en las prácticas, acciones, mañas, costumbres, estilos, rutinas y hábitos que conforman las experiencias de mis compañeros, identificarme en los efectos, resultados, secuelas, implicaciones y consecuencias de la intoxicación y de mi obsesión por consumir; así fui compartiendo mi propio historial y ya no tuve duda alguna de mi pertenencia, al grado de dejar de ser un yo, un tú, un ellos para ser un nosotros.

Nosotros, es algo fundamental para mi propia recuperación, para alcanzar y mantener mi estado de sobriedad pues así se fincó la relación que hizo nacer a A.A. en Akron, Ohio un día de las madres de un mes de mayo de 1935 se reunieron Bill W. y el Dr. Bob, que fincó un enfoque diferente para cuidar la recuperación personal y muy individual.

El Dr. Bob, un médico y un hombre muy religioso, así como un militante de Grupo Oxford, tenía claro que no había curación alguna para su alcoholismo y que un abogado no podría enseñarle nada al respecto para que él se recuperara, entonces para su sorpresa Bill W. le planteó un enfoque diferente al decirle que no buscaba hacer nada por él sino que necesitaba hablar con otro alcohólico “para no beber”, o sea un mensaje muy individualista incluso egoísta pues lo importante se centraba en que Bill W. no consumiera.

Esto sí captó la atención del Dr. Bob y así se percataron que trabajando con otro alcohólico (adicto) es que se puede mantener el estado de sobriedad y ayudar a otro a alcanzarlo.

Cómo dice el Enunciado “Alcohólicos Anónimos es una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo”, entonces esta Fraternidad de la recuperación me une más a Dios, como yo lo concibo, porque al seguir las sugerencias espirituales de los Doce Pasos y de las Doce Tradiciones me pongo en disposición de ser un conducto del Poder Superior y al mismo tiempo reconozco en mis compañeros que son un instrumento de Dios, tal y como me permite hacerlo consciente la Oración del Paso Once (Oración de San Francisco).

En mi caso personal, de ninguna forma pude alcanzar y mantener mi sobriedad solo, con mis propios recursos, con mi fuerza de voluntad, echándole ganas.

La única forma en que he logrado hacerlo es formando parte de un nosotros con mi Poder Superior para que por Su Gracia me mantenga sin consumir, para que Él Se haga cargo de mi adicción, me dé sano juicio y elimine mis defectos de carácter, decidiendo poner mi voluntad y mi vida a Su cuidado; y con el compartimiento con mis compañeros, mi padrino, mi grupo y mi tratamiento continuo me mantenga alerta, con la mente abierta utilizando la oración y la meditación para conocer Su voluntad así como pedir la fortaleza para cumplirla.

Cuando leí nuevamente “Admitimos” me di cuenta que no estaba solo y que habría, por lo menos, otro igual que yo y entonces el gigantesco meteorito de mi culpa se fue pulverizando, pude encontrarme con mis pares, con otros parias de la vida y vislumbré la esperanza de que hay una solución.

Cada vez que voy a una junta no puedo dejar de agradecer ese Quinto Paso de admitir ante mí, ante Dios y ante mis compañeros lo que me sucede porque ellos me regalan su propia experiencia y vivencia, no estoy sólo, nosotros estamos juntos por nuestro bienestar común para mi individual recuperación (Primera Tradición).

Felices 24 horas siendo nosotros cauce del amor curativo de Dios.

error: Content is protected !!